Pasos para organizar una Asamblea Popular
Pasos para organizar una Asamblea Popular
 

17/12/09

Y, ¿todavía nos piden que votemos?


“Yo digo trivialidades.  Pero del mismo modo que todo soldado muerto a tiros representa la eterna repetición de un error, también la verdad será repetida siempre de mil maneras.”

Hermann Hesse


Si una persona le pone verdadera atención a los “telenoticieros” en las mañanas, con todas sus historias de desgracias humanas, accidentales unas, desesperadas otras, intencionadas otras, creo que no saldría a la calle nunca más.  Se compraría una ak 47 o cualquier otra ametralladora, que según un exdiputado es una arma de defensa personal, se atrincheraría en su casa (estando ya la casa rodeada de muros, de verjas, de alambres navaja, de cables electrificados, de alarmas que se activan con un pedo del vecino o de la vecina) y no saldría nunca más de las trincheras, digo de las casas, ¿o celdas?.  Es espeluznante el desfile de fechorías que cometen tanto delincuentes, como miembros de las fuerzas policiales del país, todos los días, más las tragedias provocadas accidentalmente.  Me decía una sicóloga amiga, si querés cuidar tu salud mental no veas los telenoticieros, ni comprés los periódicos.   Por tanto, concluí que, uno debe concentrar la atención en los programas imbéciles que siguen a los telenoticieros en las mañanas y en los programas de chismes que inundan las transmisiones televisivas, para sobrevivir al mundo de las noticias.  El mundo de la fantasía idiota, de las inextricables y complicas vidas de los ricos y las ricas famosas, es mejor que una inyección de calmantes.  Todo se te olvida, hasta se te olvida que el Estado, garante del orden, no te garantiza nada, que hasta los garantes del poder te dejan desnudo y hambriento con la aprobación de sus leyes, que solo favorecen a los ricos.  El periodicucho llamado diario extra, que juega de “progre”, abriendo sus páginas a ciertos elementos que juegan de oposición al “neoliberalismo”, es de los peores mecanismos de envenenamiento social, inoculando terror todos los días con sus títulos sensacionalistas, con sus fotografías macabras.  Por algo es la porquería en papel más vendida en el país, después del papel higiénico.  Con esa campaña de terrorismo social cotidiano, intentan reforzar la creencia en la gente más indefensa, la necesidad del Estado como aparato represivo, con el argumento imbécil, de que si así estamos con el Estado, ¿cómo estaríamos sin Estado?  Pues, señores y señoras, hermanos y hermanas, lamento contradecirlos, pero estaríamos mejor.  La descomposición social (el caos, el desorden) que se vive a diario en esta zoociedad, ¿suciedad?, es fruto del Estado y del sistema que ese Estado defiende, reproduce y protege, el capitalismo (no esa majadería del “neoliberalismo”, de los falsos opositores, como si existiera o fuera posible, un “capitalismo benigno”).  La descomposición social tiene dos expresiones más fuertes que la acción del hampa a pequeña escala, la corrupción burocrática y la especulación financiera.  La acción de los pequeños delincuentes, de los traficantes de drogas al detalle, de los policías mal renumerados, no es nada, frente a la corrupción burocrática y la especulación financiera.  Cualquier persona, con dos dedos de frente, decía un viejo amigo mío, debería preguntarse, por qué los grandes medios de (in)comunicación social, e incluso hasta los pequeños, no dedican una mayor cantidad de sus espacios a la investigación de la actividad delictiva de los capos de la banca privada (punta del iceberg denunciada por un conspicuo asesor de la banca capitalista).  La especulación financiera, el control de los vaivenes del cambio del dólar, implica el enriquecimiento permanente de cuatro banqueros mafiosos privados.  ¡Ah, pero a los medios les interesa más anunciar con bombos y platillos, que la banda de la familia Pérez, que vendía piedra a la salida del colegio nocturno del Bajo La Hondura de Purires, fue detenida con cincuenta mil colones producto de la venta!  En lugar de decirnos cuantos miles de millones de colones se roban en un día los banqueros, con los vaivenes de la tasa de cambio del colón respecto al dólar, o con las operaciones especulativas en las bolsas de valores.  ¿Qué raro?, es noticia una persona que asesina a otra, pero, no cuándo los diputados y las diputadas, o los ministros y las ministras, con el presidente, condenan a muerte de hambre a miles de personas, con sus políticas y leyes para mantener el funcionamiento de este sistema de injusticia.  Y lo peor, el silencio de los y las periodistas “investigadoras”.  El verdadero daño a la sociedad proviene de la corrupción burocrática y de la especulación financiera, que están protegidas y son realizadas, por el Estado, pero sobre esto no se habla, pero sí, de los daños provocados por los delincuentes y los policías delincuentes, de poca monta.  La lista de actos de corrupción estatal es tan extensa y abarca a tantas instituciones, que es cuento de nunca acabar.  La corrupción estatal no es una anomalía, una rareza, una excepción, que es la idea que nos quieren vender los grandes medios de (in)comunicación, como la nazión y canalsiete, con sus grandes “despliegues” de “periodismo investigativo”.  La corrupción estatal, la corrupción burocrática, es el funcionamiento normal del Estado, pero esta realidad, jamás la van a reconocer esos medios, ni los opositores legalistas y electorales al partido en el gobierno, que en realidad no son opositores al poder.  Porque ahí dejarían sin fundamento al dios que le rezan  todos los días, al Estado y al mercado (como en ciertas mitologías, aquí dos es uno, el dios bifronte).  Digo, tanta hablada, tanta parla, que se echan todos y todas las fulanas de la política y de la prensa, contra el anarquismo: que utopía, que sueño irrealizable, que tonteras, que vagabunderías de vagabundos y vagabundas, que excusa para embriagarse y drogarse, etcétera, etcétera, y me pregunto viendo el desfile de los actos de corruptela estatal, solo en este pequeño territorio, sin mencionar siquiera los que ocurren, todos los días, en otras latitudes.  ¿Es el Estado necesario?  ¿Sirve para algo el Estado?  ¿No es más bien el Estado el sinónimo de caos y confusión, como dice Gori, en la cita que encabeza mi artículo “Nada es para siempre”?  Los mismos representantes del Estado reconocen su incapacidad de enfrentar, por ejemplo, la lucha contra el narcotráfico, negocio que continúa creciendo día a día.

Voy a hacer una lista, a pura memoria, desde que tengo conciencia de mi existencia en este mundo, de los actos de corrupción del Estado, en este territorio.  Me contaba mi extinto padre, persona con la cual nunca tuve ninguna afinidad política, que después del polvorín del 48, el recién creado pln, se dedicó a la corruptela a todo meter, ejemplos: la banca nacionalizada se convirtió en botín político, para darle “crédito” a los amigos del general vencedor, el contrabando fue legalizado para un grupo de amigos del citado (como un famoso almacén que prosperó en los alrededores del parque central de Cartago)  Sobre este último, tengo una anécdota (ya la edad lo hace a uno anecdotario por naturaleza),  cuando estaba en la escuela conocí y enfrenté a un líder matón de la misma, apodado igual que yo, el Macho, solo que con otro apellido.   El Macho que enfrenté en la escuela, cuando nadie se atrevía a hacerlo, llegó, con el paso de los años, a ocupar un puesto importante en la guardia de asistencia rural.  Desde ese puesto, me contaría, luego, la historia de uno de los hermanos de dicho almacén.  Siendo el Macho, oficial de la guardia mencionada, detuvo un furgón, cargado de contrabando (mercancías ingresadas al país sin pagar los aranceles aduaneros debidos, explicación para los y las jóvenes), a la altura de Macho Gabb (como dicen los locutores de la vuelta en bici a costa rica), allí subiendo al o bajando del, Cerro de La Muerte.  Una hora después, apareció Víctor, uno de los hermanos propietarios del almacén de marras, con un carné de oficial voluntario de la policía, exigiendo la devolución del furgón, pues era de su propiedad.  Por supuesto, le fue devuelto de inmediato.  Hermanos y hermanas, broders an sisters, esto no es un cuento, es la realidad cotidiana de este territorio y de todos los territorios controlados por los Estados.  Pero, sigamos con la historia de la corrupción, que es lo mismo que la historia del Estado. Con Figueres Ferrer, el general victorioso, que al triunfar nos abolió el ejército, como nos cuenta la leyenda, se inició una larga historia de corrupción.  La misma historia de la abolición del ejército es una farsa, pues Tacones la proclamó para no cumplir la palabra empeñada con la Legión del Caribe, que lo obligaba a apoyar las luchas contra las demás dictaduras de la región.  Consciente, como dice Foucault, de que la red del poder tiene dos vías importantes para su imposición: la educación o el ejército, aquí se escogió el ejército de maestros, como proclamaba ingenuamente el poeta Isaac Felipe Azofeifa.  Lástima, porque como ya lo dije antes, a un militar se le enfrenta con una piedra, pero, ¿a un maestro?  Y ambos cumplen la misma función. Bueno, tratemos de concentrarnos y no seguir ese estilo Machado de Assis que heredé.  Con Figueres Ferrer en el poder continuaron las historias de corrupción: Dr. Teja, Clovis Macalpin, Robert L. Vesco.  En diversas épocas y de múltiples maneras el constructor de la segunda república, afinó el sistema de la corrupción burocrática, burlándose incluso de quienes, desde la prensa, “trataban” de destapar los negociazos desde el Estado.  Recuerdo, cuando estudié en la universidad nacional, que pretendí a una joven poetisa, quien, sin yo preguntarle, me contó sobre el “trabajo” de su papá.  El señor era amigo de importante figuras de los gobiernos liberacionistas, quienes estaban bien informados sobre los proyectos de carreteras que se aprobarían, entonces, el señor compraba tierras, a precios ridículos, por donde pasarían esas carreteras, y luego se las revendía al Estado como si contuviesen una montaña de oro, cuando lo “expropiaban”, por “utilidad pública”.  Lo mismo ocurrió, cuando empezó el proyecto carretero más prolongado históricamente, la faraónica costanera sur, faraónica por la duración y por los recursos que se robaron en esa construcción.  Todos los políticos compraron tierras por donde pasaría, aunque fuera muchos años después, la famosa costanera.  Y no me lo contaron, fui un enamorado de Uvita de Osa, cuando aún no había carretera para llegar hasta ahí.  Aquí, el lema, la información es poder, ha sido el lema del sistema de corrupción burocrática desde siempre.  Y ni hablemos del viejo “isco” como le decían los viejos campesinos, al instituto de tierras y colonización (itco) actualmente, instituto de desarrollo agrario (ida).  Ahí están, en el olvido, todos los expedientes, las historias de corrupción y tráfico descarado de tierras, aprovechándose de las necesidades – siempre insatisfechas – de los y las campesinas por su derecho a trabajar la tierra y no para un patrón.  Ni hablemos de los planos catastrados de las compañías bananeras en el Caribe y en el Pacífico Sur, que un viejo topógrafo amigo, les decía, los planos de goma de mascar, se estiran y se encojen al gusto de las bananeras.  Todo este país, del norte al sur, del este al oeste, ha sido pasto de la corrupción.  No creo que exista un rincón en donde no haya dejado su marca.  Incluso en la “lejana” Talamanca, en donde fueron empujados a vivir los primeros habitantes de esta tierra.  Los indígenas de esta costa rica (rica pa los blancos), han  sido víctimas eternas de la corrupción estatal y privada.  De todo han hecho un negocio, todos los políticos y las políticas de este territorio mal denominado.  De las municipalidades, de los permisos, de los ministerios, de las becas,  de los programas para “combatir” la miseria.  Un empleado del banco central fue detenido por la interpol, en Madrid, porque se alzó con los billetes de deshecho del banco, o sea los billetes destinados a la basura.  Pero, a ningún presidente de dicho banco lo han detenido, ni siquiera por unos minutos, por asaltar brutal y masivamente la riqueza producida socialmente, a través de sus  políticas de devaluaciones y sobrevaluaciones del dólar.  El señor detenido en Madrid, es un simple y vulgar descuidero, comparado con los presidentes del banco central.  ¿Sigo?  ¿Con los banqueros?  ¿Sabían ustedes que uno de los dirigentes de la banda que robaba las informaciones de las tarjetas de crédito, era directivo de un banco privado?  Es más, no sé por qué estoy hablando en pasado.  ¿Sabía usted que no fue descubierto, aún cuando le robó la información a la tarjeta del capitalista dueño de la “librería” universal y le hizo unas “inversiones” en Guatemala, con su tarjeta?  Es una historia larguísima, porque, como lo he dicho, la corrupción no es una forma anormal de funcionamiento del Estado, es su funcionamiento normal.  Todas y todos, hemos sido testigos de hecho o de oídas de la corruptela.  ¿Quién no ha sido testigo de cómo las instituciones le roban las pensiones de toda clase (invalidez, viudez, jubilación) a la gente pobre?  ¿O cómo se otorgan pensiones de privilegio a unos cuantos y unas cuantas que de la política han hecho oficio?   ¿Cuántos y cuántas no han sido nombrados diputados(as), ministros(as), gerentes, presidentes ejecutivos(as), directores(as), magistrados(as) y otros puestos, para que su pensión fuera mayor de lo normal, siendo personas absolutamente incapaces para esos puestos, solo con el objetivo de una pensión mayor que la del resto de los mortales?   Todos y todas conocemos de estos hechos en nuestros lugares de residencia, de trabajo, de estudio.  Yo no descubro el agua tibia, la corrupción nació con el Estado, vive y se desarrolla con el Estado.  Una patente de licores, cuando era sacada a remate por una municipalidad, valía, cualquier carajada, ¿cuánto vale ahora, en manos de un particular, que le sigue pagando una suma ridícula a la ridícula municipalidad que se la regaló?  Todo es chorizo, desde siempre ha sido chorizo.  Las concesiones de taxis, de autobuses, de carreteras.  ¿Quién ha investigado realmente a las empresas “constructoras” de carreteras, que han cobrado al Estado a precio de superautopistas, callejuelas pavimentadas, que al primer aguacero se llenan de huecos?  Este ha sido de los robos más cuantiosos de la historia de esta costa pobre, solo rica para los y las corruptas.  ¿Puede alguna persona afirmar que no conoce de algún acto de corrupción estatal?  Como dice la gente, no se lo roban a uno para no mantenerlo.  Y ahí ha seguido el asunto, hasta nuestra época, Figueres Olsen y sus cómplices, aprobando contratos de “cogeneración” eléctrica con el ice, que obliga a esa institución a pagarles la electricidad al precio que ellos decidan.  Arias y sus contratos con el alcohol, para recope y la fábrica nacional de guaro.  Ahí sigue la lista, jamás exhaustiva de corrupción burocrática.  Y aún así, tienen la desfachatez de salir a pedirnos el voto.


Bueno, pero hagamos un poco de teorización seria y general, para tratar de impresionar a los seudointelectuales de las torres de marfil.  El capitalismo actual, desde fines del siglo pasado, tiene como característica esencial la crisis permanente.  Dos aspectos relevantes de esta crisis estructural de esta fase del capitalismo “postmoderno”, que, más bien, deberíamos llamar capitalismo en descomposición, olvidan u ocultan los economistas neoliberales y neomarxistas: la entronización de la especulación financiera en toda relación económica y el clímax de la corrupción burocrática.  Estos dos aspectos básicos del funcionamiento de la economía, prácticamente no son mencionados en ningún análisis del capitalismo, por cuanto contradicen los postulados de las higiénicas concepciones teóricas de la economía, que los profesores de economía de todas las universidades predican en sus higiénicas cátedras.  Pero, la realidad es que los fenómenos descritos por el burgués Marx como “acumulación originaria o primitiva de capital”, consistentes en saqueo, piratería, robo, genocidio, y toda clase de tropelías criminales para acumular capital; no fueron ni un pecado original del capitalismo, ni una manifestación primitiva del interés del capitalista, sino que constituyen, parte integral del funcionamiento de este sistema económico, con sus nombres modernos: especulación financiera y corrupción burocrática, monstruo bifronte nacido de una sola raíz, el capitalismo.  La corrupción burocrática no es un fenómeno aislado de algunos individuos pertenecientes a  grandes organizaciones públicas o privadas, sino que constituye la forma normal de funcionamiento de la burocracia desde su origen.  Y además, ambos aspectos mantienen una interrelación profunda.  El problema para las corrientes económicas tradicionales sobre estos dos aspectos básicos del capitalismo actual, es que cuestiona de raíz sus concepciones y sus conclusiones sobre la economía y la sociedad.  De allí que continuamente hasta el día de hoy han pretendido darle un carácter circunstancial y no estructural a estos dos fenómenos.

            La especulación financiera y comercial, en épocas “normales” del sistema capitalista industrial y tecnológico, no fue un fenómeno determinante sobre la marcha del mismo, se trataba de una actividad marginal en cierto sentido, ya que los esfuerzos del capitalista por aumentar sus ganancias, se concentraba en lo que Marx denominó acumulación de capital, es decir, el aumento de la productividad, que en el capitalismo tardío se expresó como revolución tecnológica permanente.  Pero, en época del capitalismo como crisis permanente o capitalismo en descomposición, la especulación envuelve todas las relaciones económicas: financieras, comerciales, industriales, agrícolas; tanto en su fase de producción como en el consumo.  Todo el sistema económico gira alrededor de acciones especulativas, haciendo real la denominación de Paul Lafargue (yerno de Marx) de que nuestra época se denominará la edad de la falsificación, por el carácter de su producción.  ¿Cuál es el elemento más visible del capitalismo en descomposición?  Todos responden apresuradamente: la inflación, pero la inflación no es más que el aspecto más llamativo y externo de la especulación económica y financiera.  Esta es la causa básica de que, en la crisis perpetua, los ricos se hagan más ricos y los pobres más pobres, es decir, que las crisis siempre sean contra los pobres y contra los capitalistas poco diestros en la especulación o que son destrozados por los efectos de la globalización.  Crisis para los pobres y doble ganancia para el capital especulativo: la normal y la especulativa.  Solo sobreviven  las empresas que especulan con éxito, no importa el tamaño o la actividad.  Con la especulación financiera las empresas logran acumular el ahorro social a nivel privado y para su funcionamiento productivo lo hacen con dicho ahorro social manejado por los bancos (pensiones, ahorro, seguros, y otros).  De allí que, si la empresa es de alta rentabilidad las ganancias se mantienen privatizadas, pero si la empresa deja pérdidas, estas inmediatamente se socializan.  Es así como se explica el comportamiento de  los capitalistas frente a las empresas estatales, si son poco rentables se mantiene su carácter público, pero si son de alta rentabilidad se procura su privatización.  También se explica así porqué si una empresa privada o pública de alta inversión fracasa, el Estado corre inmediatamente a hacerse cargo de sus pérdidas, es decir, se produce la socialización de dichas pérdidas.  No es el Estado quien las asume, es la sociedad.  Nada nuevo bajo el sol: las ganancias son privadas y las pérdidas sociales.  En estas condiciones el Estado únicamente debe intervenir en la economía cuando así lo decidan los capitalistas y dirigir la especulación en el mercado financiero y comercial.  Pero, aquí se desnuda la relación íntima entre especulación financiera y corrupción burocrática, ambas se desarrollan y expanden, por su apoyo mutuo.  De allí el comportamiento transexual de los ricos y las ricas, hoy gerente de una empresa, mañana ministro o ministra de Estado, hoy diputado o diputada, mañana agresora de los habitantes.  Es más, se produce el descaro de ser ministro o ministra de obras públicas, mientras la empresa o las empresas, de la familia, necesita alguna obra de infraestructura demasiado costosa para ser asumida por sus bolsillos.

            La revaloración de la especulación económica y de la corrupción burocrática, en el análisis del sistema en su crisis actual, permitiría una visión más precisa sobre su funcionamiento normal.  Asimismo esta revaloración aclararía fenómenos analizados pésimamente (de manera interesada por supuesto) por los economistas: caídas de las bolsas, devaluaciones monetarias, protección comercial y arancelaria y otros.  Esto es de importancia decisiva no como una simple preocupación intelectual, sino que se constituye en una herramienta para el combate contra este sistema.  La corrupción burocrática (estatal y privada) es consustancial al surgimiento de la organización burocrática sea estatal o privada.  La corrupción es consustancial al surgimiento del Estado, la organización política de las clases poseedoras.  No se trata de que un funcionario estatal o de una burocracia privada  se corrompa, no es un problema de las personas que conforman estas estructuras organizativas, en este caso se trata de un problema consustancial a este tipo de organización.  Este fenómeno, al igual que con la especulación financiera, se “invisibiliza” en el funcionamiento normal del sistema capitalista, pero adquiere su relevancia en esta época de crisis del capitalismo en descomposición.  No es el problema del pago moderado por algún favor que no afecta ningún aspecto esencial de la prestación de servicios públicos, corrupción campechana si se quiere, que simplemente producía un ingreso extra al funcionario, especie de salario extra, pero salario al fin, o sea dinero para consumir.  Ahora, en el clímax de la corrupción burocrática, este fenómeno adquiere sus verdaderas dimensiones, ahora no se produce un salario extra, sino que se produce ganancias, capital para invertir.  De allí que la expresión externa más notable de este fenómeno es el intercambio frecuente de ejecutivos de las grandes empresas financieras en puestos de mando del gobierno (ministros, presidencias ejecutivas y otros).  Se multiplican los vínculos entre el sector privado y el estatal de la economía.  Capitalistas que por diversas razones tienen problemas financieros, entran al Estado a recuperarse de los mismos, se trata entonces verdaderamente de enriquecimiento, ya no es un ingreso salarial extra, sino recuperación de ganancias.  Solo fijémonos en los últimos gobiernos asaltantes de este país y de países vecinos y de más allá.  Es que el asunto no es solo de este minúsculo territorio, estamos hablando de un sistema globalizado, el capitalismo.  Un sistema globalizado desde que Colón se largó a buscar otra ruta para Oriente.

            Como señalé antes, estos dos fenómenos van de la mano, la modalidad más terrible, por sus efectos entre las clases desposeídas, de la corrupción y la especulación, se refiere al aumento de la deuda interna y externa de un Estado, que concluye en una inflación constante.  Cambiando las condiciones políticas, económicas y sociales, pues como se ve, empezamos con el robo de fondos públicos, el saqueo de bancos, de programas sociales, la concesión de contratos públicos a cambio de regalías, y llegamos hasta la determinación de las políticas económicas y financieras del Estado por parte del Fondo Monetario Internacional y la banca privada internacional y nacional de cada Estado.  La especulación financiera y la corrupción son, entonces, dos aspectos esenciales del mismo sistema, del capitalismo en descomposición, porque retrata más exactamente su deplorable funcionamiento y sus nefastas consecuencias a nivel local y mundial.  Pero, aún así, nos vienen a pedir el voto en las próximas elecciones.  Por favor, ninguno de los “señores” o “señoras” candidatas, dicen nada contra la especulación financiera y la corrupción burocrática, porque todos están untados, todos son cómplices, ninguna se libra de haber gozado de sus efectos erotizantes, el erotismo del poder.  Ninguno se compromete a destruir este sistema construido solo para favorecer a los ricos y a las ricas, a lo sumo las “opciones antineoliberales”, nos ofrecen un imposible “capitalismo benevolente”, repartidor de limosnas al mejor estilo de Bolívar II en Venezuela, con un utópico “Estado social de derecha”.  Pretenden que cerremos los ojos a la vida cotidiana actual, retratada inversamente por los telenoticieros, y sigamos creyendo que el Estado es el orden, la armonía, el representante del bien común, de los intereses generales.  Disculpen, caballeros y caballeras del poder, pero el Estado solo es la causa del desorden, del caos, actual.  La inseguridad solo es producto del Estado y del capitalismo.  La papeleta electoral nos ofrece las alternativas de izquierda, centro y derecha, la anarquía lucha por una sociedad que haga imposible el delito por razones económicas, el derecho penal y penitenciario.  La seguridad es posible cuando las comunidades vuelvan a ser comunidades, cuando nos volvamos a comportar como hermanos y hermanas, cuando el Estado y el capitalismo, enemigos de la comunidad, sean desterrados de una vez y para siempre.  La seguridad es posible cuando la sociedad civil y la sociedad política vuelvan a ser una unidad, la sociedad organizada sin Estado.  Los pobres, que siguen siendo mayoría, en Venezuela, Brasil, Nicaragua, Chile, Bolivia, El Salvador, Ecuador, Uruguay, Argentina, son tan pobres y tan mayoritarios, como los de los países gobernados por la derecha: Estados Unidos de América, México, Colombia, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Perú.  Ninguna diferencia, todos violadores insignes de los derechos humanos, violadores insignes de la naturaleza.  No es posible hacer ninguna diferencia por el discurso oficial de los gobernantes de turno, los pobres no comemos discursos, no nos curamos con discursos, no recibimos una educación de calidad con discursos, no tenemos una vida digna y libre con discursos.  ¿Cuál diferencia que el criminal que nos asalta, viola y asesina desde el Estado, sea de derecha, centro o de izquierda?  Oigan y un comentario final, ¿cómo pretenden atraer botantes (¿o serán votantes?), con esta campaña que parece hecha y dirigida a imbéciles, a tarados mentales (con disculpas para las personas discapacitadas)?  Por eso, votar no es pura vida, como dice el tribunal solo estiércol (tse) en su propaganda, votar es pura vara.  Políticos y política, recuerden Argentina (Que se vayan todos y todas), recuerden a Berlusconi, dejen de provocar a la gente.

Jorge Castillo Arias

Cabo Velas, diciembre 2009.

 

 

 

 

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