Dos
malas noticias ambientales
Hemos recibido dos malas noticias ambientales: una sucedió
en tierra; la otra en el mar. La primera afecta a organismos
productores, hábitat a su vez de muy diversas especies
de plantas y animales; la otra, afecta a un depredador insigne
que contribuye grandemente a mantener el equilibrio ambiental
que a su vez sustenta la productividad de diversos ecosistemas
marinos.
Nos referimos por un lado, a la noticia, terrible noticia,
de que se han envenenado, cual si fueren perros rabiosos,
unos 400 árboles en el cantón de Osa, distrito
de Bahía Ballena (La Nación,22.1.08). Después
de taladrar sus cortezas y otros tejidos secundarios, les
introdujeron volúmenes desconocidos de un veneno que
en pocos días acabarán con ellos. Método
usado años atrás para eliminar algunos de los
árboles que "estorbaban" en las aceras, el
acceso a las zonas de estacionamiento de ciertos negocios
comerciales ubicados en el Paseo Colón.
Aunque para algunos el daño infringido se puede medir
en cientos de miles de pulgadas de madera y en los millones
de colones que se recaudarían con su venta, llamamos
la atención en el sentido de que al destrozar cada
uno de esos árboles, se está acabando también
con infinidad de relaciones ecológicas en las que participan
microorganismos e invertebrados que interactúan con
aves, mamíferos y otros vertebrados y organismos productores
de gran riqueza natural.
El daño, pues, es irreparable e imperdonable, por
lo que no se puede aceptar la posibilidad de que los responsables
pudieren quedar impunes del ecocidio.
La otra noticia tiene que ver con la cruel práctica
del desaleteo de tiburones. Pese al compromiso público
del señor viceministro del Minae, don Jorge Rodríguez,
de que se procedería a prohibir la exportación
de aletas de tiburón, en vista del fracaso a que eventualmente
ha conducido el muy limitado control que se puede ejercer
sobre las descargas de los tiburones en los muelles del país,
no ha sido así.
A pesar de la oposición del Incopesca y al desdén
de los grupos que se dicen contrarios al inhumano desaleteo,
se tenía confianza en que el gobierno atendería
las razones expuestas por varios medios y procedería
conforme a ellas.
Pero hasta ahora no ha sido así, por lo que se siguen
exportando aletas y sigue Costa Rica sin poder recuperar el
prestigio manchado por el documental "Sharkwater"
(Tiburones), como nación cómplice del exterminio
y maltrato de tan importantes organismos marinos.
En fin, se trata de dos noticias del campo ambiental que
no han de dejarse pasar inadvertidamente. Es nuestra responsabilidad
ciudadana señalarlas con la esperanza de que muy pronto
se evidencien las acciones pertinentes de parte del Estado
costarricense. Frente al envenenamiento del bosque en Osa
se esperan acciones punitivas de inmediata aplicación
y divulgación; frente al desaleteo, la publicación
de las normas legales que impidan la exportación de
aletas y otras partes de tiburón.
Freddy Pacheco
Catedrático UNA
23 de enero del 2008
frepaleon@gmail.com
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