Los vende patria festinarán el “TLC” en la Asamblea Legislativa, el pueblo los derrotará en la calle.
En la Asamblea Nacional de Nicaragua se repite, como ya se había hecho en los congresos de Guatemala, El Salvador y Honduras, un nuevo acto de lo absurdo, cuando los grupos oligárquicos nicaragüenses asestan el tiro de gracia a la constitucionalidad, al “ratificar”oficialmente ese dictado de Washington denominado “TLC”.
Efectivamente, es un acontecimiento insensato, demencial, de vergonzante sometimiento, de perverso vasallismo, con el que esos personajes putrefactos, salidos del pantano de la demagogia, el electorerismo manipulador y la corrupción; es decir, los grupos políticos gobernantes y diputados legalizan o más bien, le dan la bendición oficial a una imposición imperialista. Es sabido que el mal llamado “TLC”, es un paquete hermético cargado de siniestros secretos para el pueblo, de fatídicas sorpresas para la soberanía, gestionado unilateralmente por la ingerencia neocolonialista y concertado como “tratado” por una banda de cómplices, sumisos, a sabiendas que solo tiene obligaciones para las naciones centroamericanas. Montaron una pantomima de negociación siguiendo las órdenes del amo del norte, el único beneficiado, por esa flagrante arbitrariedad de un texto incomprensible, inmodificable, ajustado a los intereses de una sola parte y la más fuerte. Por lo que nunca, en realidad, fue discutido; en ningún momento hubo aportación de la otra parte (Centroamérica), la más frágil.
En este marco, jamás puede hablarse de un acuerdo y menos aún de tratado, y ante todo, cuando mucho menos se le consultó a los pueblos. De toda forma, no se puede hablar de aprobar algo que en ningún momento se somete al debate, que se “prohíbe” cambiar, que no se puede tocar, ni siquiera para quitar puntos o comas. Convirtiéndose a todas luces en un suceso bochornoso, en un atropello monstruoso a consumar por un séquito de monigotes delirantes, comprados por unos dólares más, o por testaferros siervos menguados acostumbrados a besarle las botas al invasor. Estos, los reducidos grupos usurpadores del poder (capitalistas y políticos), en repugnante conciliábulo en las alturas, perpetran este acto inmoral, conjurando la más rastrera aberración.
Sin embargo, no hay razón para alarmas ni para la precipitación, ni sorprendernos, ya que la conducta de las calañas oligárquicas que gobiernan en Centroamérica es de sobra conocida y al igual que se comportaron los plutócratas añejos y los potentados “sandinistas” en Nicaragua, van a proceder los sectores dominantes de Costa Rica, postrados al látigo imperial y comprados con migajas, y a quienes por décadas han aplicado la ley del garrote y la zanahoria. De hecho ya han actuado en consecuencia y pusieron el canalla acto de esclavización(“TLC”) en la Asamblea Legislativa.
Tampoco estamos en posición de justificarnos, con lamentos por lo no realizado o buscando responsables en otro lado, de nada vale ahora derramar lágrimas de cocodrilo. El pueblo costarricense se encuentra ante la disyuntiva más crítica desde 1856, cuando la soberanía y la dignidad nacional se tambalean en el filo de la navaja como nunca antes.
Las fuerzas que jamás bajamos la guardia, mantuvimos la actividad de organización, agitación y movilización, como una labor ininterrumpida, articulando al pueblo desde donde trabaja, estudia o vive, respondiendo con nuestro compromiso de resistencia y conforme a nuestra responsabilidad de lucha patriótica. Tenemos seguridad que en Nicaragua, como en los otros pueblos del istmo, sabrán enfrentar las imposiciones y derrotar al “TLC”. El desafío es de trascendencia histórica, la obligación es pasar a una escalada decisiva de acciones, interpretando con racionalidad y pasión cada momento. La determinación, la beligerancia, la valentía y el decoro, caracterizará decisivamente la actuación de los contingentes patrióticos, avanzaremos con una ofensiva tenaz, incontrastable, profunda, con la que innegablemente destrozaremos la nueva invasión filibustera, representada por la nefasta arbitrariedad unilateral, reflejo de la estrategia de dominación imperialista y expresada en el grotesco “TLC”. Aplastaremos a los inescrupulosos neoliberales, hincaremos a las clases dominantes y políticos gobernantes, lacayos, entreguistas y peleles al servicio de los intereses depredadores del capital transnacional.
Las cámaras empresariales, el sector económico facilitador de los consorcios norteamericanos y la reacción, siguiendo las órdenes imperialistas, han maniobrado para auspiciar la legislativa bendición del “TLC”, a golpe de tambor. Ya estudiaron el terreno, tomaron todas las medidas y definieron las variantes posibles, para dar el golpe de mano y aunque tienen todo preparado para dispensar el trámite parlamentario, los enemigos del pueblo no tienen por qué tomarnos de sorpresa. Es claro que están al acecho, esperando el momento oportuno a que termine el período lectivo en escuelas y colegios, a que finalicen las clases en las universidades, y nos descuidemos en medio de las fiestas de diciembre y enero. Tengamos plena seguridad que están apostando a ese juego.
Por lo tanto, aún en esas conocidas circunstancias debemos mantener en alzada el proceso movilizador. Tenemos que, por el contrario, sostener, agilizar y afinar, los mecanismos para estructurar y articular, las organizaciones, los colectivos, comités, frentes y grupos de lucha, acelerar la acumulación de fuerzas, así como continuar reagrupándonos para seguir escalonando las acciones y organizando la protesta popular generalizada. En ningún modo se debe bajar la tensión, hacer concesiones en el terreno del “lobby” legislativo, y caer en la celada del manipuleo parlamentario, lo cual sería un suicidio. Solo el camino de la movilización frontal del pueblo y la toma contundente de las calles es garantía de victoria popular.
Solo el pueblo salva al pueblo.
La democracia se construye en las calles.
Óscar Barrantes Rodríguez
Asamblea del Pueblo
Comité Cívico de Occidente
Colectivos de Resistencia y Acción Popular
Noviembre, 2005
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