UN INSTRUMENTO DE
COLONIAJE Y ESCLAVIZACIÓN
Uno de “los hermanos Arias” _ el de anteojos que se mueve detrás de la silla mayor como sombra funesta que controla la fuerza de la oscuridad, el que manipula los hilos de los monigotes en la Asamblea Legislativa, el que maniquea a los fantoches en ministerios, cortes, departamentos, comisiones y organismos del régimen establecido, el que mueve las piezas en la mesa de operaciones en la “Sala de Crisis”, el que ordena a los tenebrosos cuerpos secretos de la policía política o judicial _ , pues con frialdad de cirujano de las tinieblas, con el desprecio del usurero clásico, con la impavidez del verdugo, como un carnicero experto en cortes e incisiones exactas, ha definido el lúgubre “tlc”, como un instrumento que devela las “oportunidades históricas para el desarrollo de Costa Rica.”.
Todavía más, con palabras categóricas propias del utilitarismo cientificista esquematiza, y con mecánica robótica recorta los contornos de ese artificio, ensamblado por los especialistas en el montaje de las estrategias de dominación del imperialismo; con tal medida, que deja explícita su naturaleza, como engranaje y compendio de reglas, pautas, leyes, indicaciones y mecanismos para injertar, introducir e impostar la metamorfosis esperada y premeditada, necesarias para viabilizar la modificación del ordenamiento jurídico y político, y el enclavamiento de un modelo de coloniaje y anexionismo.
Abiertamente alude a las agendas de implementación como las partes o factores de complemento que contemplan el contenido de los temas, áreas y ámbitos que reflejan los intereses fundamentales del capital transnacional, y están acorde con el expansionismo global de Washington. Por lo tanto “el gobierno y los Poderes de la República deben agilizar las medidas pertinentes, para cumplir con ese compromiso de la forma mas rápida posible, lo cual no tendría” _continúa_ “implicación fundamental alguna sobre la vida nacional”; según ellos, ninguna otra cosa más que “propiciar el progreso, el desarrollo y la superación de la pobreza”, que siempre han prometido en su buhonero palabreo.
Cuando hablan de ese artilugio apodado “tratado de libre comercio” los distintos personajes de los grupos gobernantes empeñados en forzar esta trampa; a contrapelo de las conveniencias del pueblo costarricense, se han referido en todo momento a una estrategia contemplada en el librillo de recetas del imperialismo para la injerencia, el control y el saqueo de la economía de las diferentes regiones del planeta, en el marco de la llamada mundialización. Ni más ni menos ese instrumento del que estamos hablando adquiere; cual batuta moldeada en los ignotos vacios de un “agujero negro”, una potencia maléfica que en manos licenciosas desencadenaría las calamidades mas dolorosas que se pueden abatir sobre un pueblo. A sus pases se derramarían sobre el firmamento nacional los presagios más trágicos, como espetados por las entrañas macabras del averno.
Es el instrumento inapelable, tallado en roca, eterno, sellado con sangre en sus orígenes infernales y conforme a los objetivos para los cuales fue concebido. Es decir, monta una coraza de mandatos y pautas irreductibles que regirán la vida económica, social y política inmediata y futura de nuestra nación. Pone a disposición de las compañías trasnacionales, de sus negocios y de los planes geopolíticos de Estados Unidos, nuestras necesidades de consumo, nuestra población económicamente activa; como oferta de fuerza de trabajo barata y abundante, además de nuestras riquezas naturales, y con ello destroza nuestro derecho a la soberanía productiva, especialmente de los bienes de consumo básico, agro-alimenticios, textiles y construcción, entre otros.
Aparece como fenómeno misterioso, hermético, intempestivo cubriéndolo todo, atemorizando a “elites” y “vulgo”, cual quimera aparatosa diseñada en tenebrosas dimensiones y manipulada por el poderoso capital globalizado, que alardeando de brujo maligno, amaga y gesticula con ávida desesperación y concupiscencia, ambicioso, voraz y narcotizado en su trajín hasta la degeneración , el vértigo y la pesadilla. Es como las tablas de piedra donde vienen cincelados los mandamientos del dios imperialismo. Es el instrumento para inhabilitar la Constitución política, para eliminar la legislación nacional, para hacer desaparecer la gestión municipal, para desgarrar la institucionalidad costarricense, para anular los derechos laborales, sociales, civiles y políticos.
Por supuesto, es un instrumento político muy bien ingeniado por la pragmática tecnocracia pagada por la oligarquía financiero- militarista multinacional, traficante y especuladora, armado por los tecnócratas al servicio de la dictadura mundial y sus planes opresores. Es el instrumento para confirmar la rendición de una república y de una nación , es decir, para ejecutar la campaña de recolonización emprendida por el imperante fascismo washingtoniano. Es el instrumento para imponer los intereses del capital transnacional, es aplicar las medidas de los organismos económicos, financieros y políticos internacionales controlados por la corporatocracia rampante, las cuales regirían en adelante nuestros destinos. Es un monumento al absurdo aceptado por las rastreras cúpulas gobernantes, una repugnante capitulación de los grupos hegemónicos nacionales, ante los edictos de los emperadores del norte.
Claro está es el instrumento del complot para la destrucción de la soberanía, de la independencia, de la autoctonía, del derecho a la autodeterminación y del derecho de todo pueblo a la subsistencia. Es la tramoya, el guión de la componenda, de la intentona invasora más cruel y despreciable de la historia. Es la negación de nuestro estado-nación, es la negación de nuestro pueblo, es el trampolín para dar un salto mortal al vació y a la desaparición de nuestro ser nacional, de nuestra existencia como costarricenses y latinoamericanos. Por esa razón inmensa, por esa verdad monumental, estamos ante el desafío impostergable de hacer todo a nuestro alcance para enterrar “ese instrumento”, encarnado en el adefesio mal llamado “tlc”. Llegamos a la encrucijada; o nos doblegan junto a las traidoras clases dominantes hegemonizadas por “los hermanos Arias” y su pandilla de mercaderes, o los barremos junto a los agresores y su programa de coloniaje y esclavización , con la fuerza implacable del pueblo organizado. blandiendo patriotismo, espíritu emancipador, justicia popular y empuñando todos los medios y herramientas disponibles. .
Oscar Barrantes Rodríguez
Miembro: Asamblea del Pueblo y
Comité Cívico de Occidente
San Ramón-Costa Rica, Marzo de 2007.
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