Pasos para organizar una Asamblea Popular
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La lucha contra el TLC CAEU-RD

TRAS LA SEGUNDA
INDEPENDENCIA
1

Rogelio Cedeño Castro2

I

Las intensas jornadas de lucha  protagonizadas por el pueblo costarricense durante la penúltima semana del mes anterior, en especial las grandes movilizaciones callejeras del lunes 23 y el martes 24 de octubre, acompañadas de otras acciones, marcan un momento central en la batalla decisiva por la segunda independencia que hoy se libra en nuestra patria y en todos los países de la región, aunque con diversos matices. Los escenarios de esta determinación mayoritaria del pueblo costarricense fueron las calles de nuestras ciudades y pueblos, a todo lo largo y a lo ancho del territorio nacional, a pesar de la millonaria campaña de corte totalitario que libran los medios de comunicación en procurar de idiotizar a la población, para –de esta manera- privarla de su sentido crítico y hasta del  más elemental instinto de conservación. Esta lucha en contra de la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre Centro América y los Estados Unidos (TLC CAEU-RD), de resistencia al neocolonialismo aplastante que representa esa iniciativa imperial y por conquistar la verdadera independencia de todo el istmo centroamericano ha comenzado en Costa Rica, el más meridional de los cinco estados que formaron la República Federal de Centroamérica (desde 1824 hasta 1848), al producirse la finalización del dominio colonial español.

Es por ello que estamos en capacidad de afirmar que el éxito que tendrán, durante los próximos meses, las acciones del movimiento popular costarricense en esta lucha será una victoria de todos los pueblos de la América Central, la que habrá que analizar dejando de lado las visiones, basadas solo en la consideración del corto plazo, hacer lo contrario resultaría muy grave en una región que vivió, durante las décadas recién pasadas, uno de los conflictos armados más cruentos y prolongados de la historia latinoamericana3. Se trata del peligroso velo del olvido de las tragedias vividas no hace mucho tiempo atrás, el que podría condenarnos a tener que vivirlas de nuevo si seguimos afincados en esa absurda absolutización del presente, tan característica entre los ideólogos del postmodernismo (neo) liberal.

La vocación pacifista mostrada por el pueblo y la nación costarricense durante toda la segunda mitad del siglo que recién finalizó no excluye, en modo alguno, la resistencia cívica y popular en contra de las maniobras restauradoras de una oligarquía, como la de Costa Rica, que nunca se resignó a la pérdida de algunos de sus privilegios más odiosos, ocurrida a partir de la década de 1940. La existencia de una serie de instituciones muy queridas por el pueblo costarricense, como la expresión de una política que marcó, durante décadas, algunas diferencias esenciales con lo ocurrido en otros países de la región que estuvieron inmersos en el conflicto armado durante varias décadas y han vivido,  desde los inicios de los años noventa, una posguerra que implicó la aplicación de las más violentas políticas de ajuste estructural y de privatización de los servicios esenciales, acompañadas de una notable reducción de la inversión pública en materia de gasto social. Si bien hay un destino común y una serie de coordenadas, que marcan también un conjunto de semejanzas entre los pueblos del istmo, lo cierto es que estas singularidades de lo que podría asumirse, con algunas reservas, como “el modelo costarricense”, son objeto de controversia tanto dentro de las organizaciones populares del país, por estar en el centro de la producción simbólica de los elementos que explican y buscan justificar la dominación oligárquica en el país, como en los medios académicos consagrados a los estudios historiográficos y sociológicos.

II

La potenciación y el crecimiento hasta grados anteriormente insospechados de toda una gama de organizaciones y sectores sociales, que hasta hace pocos años carecían de expresiones orgánicas y de una presencia destacable en la vida pública, constituyen el hecho más significativo de la prolongada batalla cívica que el movimiento popular costarricense ha venido librando en contra de la aprobación y ratificación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Desde comienzos del año 2003, cuando dieron inicio las llamadas rondas de negociación de dicho tratado entre las delegaciones centroamericanas y la de los Estados Unidos, la lucha empezó a exteriorizarse en contra del hermetismo con que aquellas se llevaron a cabo4, impidiendo así que los diferentes sectores afectados pudieran actuar para mitigar o contrarrestar las nefastas consecuencias de lo que ahora se nos quiere imponer, sin posibilidades ciertas de un debate real.

Al contrario de la idea que los medios de comunicación, propiedad de un grupo de familias de la oligarquía5, han querido vender al conjunto de la población costarricense, en el caso de la resistencia cívica y popular contra el TLC no nos encontramos sólo ante un movimiento social que responde, de manera única, a los intereses de un grupo de organizaciones sindicales de los trabajadores del sector público, sino que trata de un abanico de fuerzas sociales muy vasto y variado del cual participa, de manera creciente, un gran sector de la población que tradicionalmente ha carecido de tradiciones organizativas y, por consiguiente, de la fuerza que otorgan a sus protagonistas: entre ellos están los campesinos –en especial los pequeños y medianos productores agropecuarios, quienes antes de las políticas de ajuste estructural se dedicaban a la producción de alimentos-, las amas de casa de las zonas urbanas y rurales, los jóvenes a quienes castigan con más furia el desempleo y el subempleo, los estudiantes de secundaria y los universitarios que ven cada vez reducidas sus posibilidades de acceder a una educación pública de calidad, los ambientalistas -provenientes tanto de los medios académicos como del corazón mismo de la vida rural-, como también los cooperativistas y toda una gama de organizaciones comunales que conforman –por así decirlo- la columna vertebral del movimiento popular de Costa Rica, al lado de los trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y las organizaciones magisteriales, conformadas principalmente por los profesores de primaria y secundaria del país. Estos dos grupos de trabajadores tienen una gran tradición combativa y su presencia en el conjunto de la sociedad costarricense está dotada de una gran carga simbólica: El colorido y la mística de sus manifestaciones públicas resulta ser un fenómeno singular, al mismo tiempo que va de la mano con el heroísmo y la determinación que caracteriza muchas de sus acciones. De esta manera, las huelgas magisteriales y las de los trabajadores del sector de electricidad y de telecomunicaciones han sido las más firmes y combativas de las últimas décadas, tanto por su duración como por la claridad y la determinación para alcanzar las metas propuestas6. Hoy, al lado de los estudiantes de secundaria y universitarios constituyen una fuerza decisiva en la lucha contra el TLC con los Estados Unidos, dentro de la concreción de un cuadro muy complejo y diverso de acciones de resistencia que habrán de intensificarse en los próximos meses, una vez que el trámite legislativo avance planteando nuevos desafíos, los que llevarán necesariamente a la asunción de nuevas tomas de posición, a las que habrán de corresponder asimismo nuevas y variadas formas de acción-reacción, en lo que constituye un contrapunto dialéctico entre la escena parlamentaria y la que corresponde a la lucha en las calles7 .

La importancia estratégica de las organizaciones sindicales de los trabajadores del gobierno central y de otras instituciones estatales se debe también al hecho de que, en un país tan singular como Costa Rica, a pesar del pretendido discurso democrático e igualitario ante la ley que se maneja, en especial acerca de una presunta ciudadanía para todos, los trabajadores de la empresa privada no tienen derecho a la libre sindicalización, por lo cual –en la práctica- son  ciudadanos de segunda clase. Es decir que aunque ese supuesto derecho esté consagrado en la Constitución Política y en el Código de Trabajo, en realidad sucede exactamente lo contrario y basta con que un grupo de trabajadores intente siquiera la conformación de un sindicato para que sean despedidos de inmediato.

Es por ello que estamos en capacidad de afirmar que, nuestro país es uno de los que más irrespeta y hace nulas las libertades y el derecho de organización sindical en todo el continente, razón por la cual la mayor parte de los trabajadores sindicalizados en Costa Rica se reclutan entre quienes laboran en el sector público. Sin duda que la democracia representativa que tanto alaban algunos está basada en la existencia de trabajadores, que como los del sector privado, apenas superan la condición de esclavos. Se trata de una democracia “moderna” con sus periecos e ilotas, a semejanza de la Atenas y la Esparta de la antigüedad helénica.

III

Las características de los movimientos sociales de la posguerra fría aparecen, con contornos nítidos, en el caso costarricense que nos ocupa. A la gran diversidad ideológica en el sentido doctrinario se une la radicalidad de los movimientos sociales específicos y sectoriales que ya no responden a las orientaciones de los partidos políticos, una forma organizativa que ha entrado en una profunda crisis no sólo en América Latina sino a escala planetaria.

Dentro del movimiento cívico de resistencia a la aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y por conquistar la segunda independencia de los pueblos de la región encontramos toda una gama de posiciones que van desde el anarquismo, pasando por las distintas vertientes del marxismo y del humanismo en lo que a la izquierda se refiere, sin excluir aquellas expresiones de los cristianos de izquierda, tanto de tradición católica como de tradición protestante. A lo anterior se une también un amplio abanico de posiciones de centroizquierda, cuyo surgimiento e importancia creciente guardan una estrecha relación con la agonía vivida, durante la última década, por el Partido Liberación Nacional, que hasta los años ochenta, se definía como socialdemócrata y ejecutor de políticas keynesianas, proclives a la consolidación de un estado benefactor o providencia. La derechización creciente de la mayor parte de su cúpula, especialmente a partir del ascenso de Oscar Arias Sánchez a la presidencia de la República, a partir de 1986, llevó al partido político más importante de la historia republicana de Costa Rica durante el último medio siglo, no sólo a perder su rumbo ideológico sino también a situarse al borde del abismo, en el que ahora se encuentra situado, antes de emprender la vertiginosa caída final. El surgimiento del Partido Acción Ciudadana (PAC), a partir de las elecciones del año 2002, conformado en buena medida por dirigentes socialdemócratas, provenientes del Partido Liberación Nacional a cuya dirigencia actual reclaman el abandono de lo que consideran principios irrenunciables de esa corriente, ha marcado un desplazamiento hacia una posición de centroizquierda, en ocasiones débilmente esbozada. El PAC y su grupo parlamentario (17 de diputados de una Asamblea Legislativa conformada por 57), constituyen un elemento decisivo dentro de las fuerzas parlamentarias que se oponen a la ratificación legislativa del TLC con los Estados Unidos, a los que suman los diputados José Merino del Río y Oscar López que representan a fuerzas políticas de una dimensión menor, aunque con un gran peso que trasciende su individualidad, dada la beligerancia con que han asumido su participación en esta lucha y las vinculaciones que mantienen con el movimiento social.

Costa Rica es el único país de la región en donde se ha discutido de verdad el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos, lo cual ya es un hecho notable. A la gran cantidad de artículos publicados, a las conferencias y debates públicos llevados a cabo en todo el territorio nacional se unen varios libros publicados, los que contienen una serie de análisis rigurosos sobre diversos aspectos de un tema tan complejo como el de los contenidos de un documento de más de tres mil páginas que, además está redactado en un lenguaje técnico bastante hermético y en una versión castellana que, a la larga podría presentar serios problemas de interpretación por las diferencias culturales y lingüísticas entre la mayoría de los “socios” y el país hegemónico.

Entre los libros y artículos ya publicados sobre el TLC con los Estados Unidos, destaca la extensa producción del economista y actual decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, el doctor Henry Mora Jiménez, con sus obras polémicas sobe el tema que han alcanzado gran difusión local y regional, por sus decisivos aportes para encausar el debate están las “101 razones para oponerse al tratado de libre comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos8que marcó la pauta de la reflexión colectiva que se ha venido haciendo sobre el temay más recientemente, Los doce ensayos sobre la dignidad nacional, la soberanía y el derecho al desarrollo(NO AL TLC)9en donde el autorreflexiona, en extenso y de manera pormenorizada, acerca de las razones políticas y filosóficas más profundas para oponerse al pretendido acuerdo comercial con los Estados Unidos. Además destaca los graves problemas de orden jurídico y constitucional del documento, como asimismo sus implicaciones para la soberanía nacional. Es una invitación a continuar siendo una nación soberana y a renunciar a cualquier acción liberticida, tal y como las que contiene el TLC, evitando para ello que se modifique la Constitución Política a espaldas de la ciudadanía costarricense.

También queremos destacar, entre otras publicaciones, la obra colectiva Tratado de Libre Comercio ”Estados Unidos-Centroamérica-República Dominicana, Estrategia de tierra arrasada, editada por los economistas María Eugenia Trejos París y Mario Fernández Arias en su condición de coautores, junto con otros integrantes del grupo Costa Rica Solidaria, entre los figuran ingenieros eléctricos y sociólogos ambientalistas, quienes han realizado una destacada labor en el análisis y en la divulgación de los problemas planteados por el tratado en cada sector de actividad10.

Otro importante volumen sobre el tema fue publicado por el Grupo Editorial del Encuentro Popular de Costa Rica, dentro de su Colección Universitaria, bajo el título de  Reflexiones entorno al Tratado de Libre Comercio RAZONES PARA EL RECHAZO11. Además se han c presentado importantes estudios de tipo jurídico que contribuyen a entender, con más claridad, las graves implicaciones que el acuerdo para la soberanía nacional y el ordenamiento jurídico del país, entre ellos los del abogado y asesor parlamentario Milton Ruiz Guzmán12.

Por otra parte, resulta necesario destacar un hecho de singular importancia:  Costa Rica es el único país de la región en el cual sectores, cada vez más visibles del empresariado se han convencido de las graves amenazas que representa el TLC con los Estados Unidos. Sobre todo, y de manera especial, para el futuro de sus actividades, al crearse un marco jurídico supranacional en exclusivo beneficio de las transnacionales, lo que hace totalmente ilusa cualquier pretensión de competir en esas condiciones y borraría del mapa a muchas pequeñas y medianas empresas (PYMES), cuya participación en la generación del empleo ha sido –y continúa siendo- mucho más importante que la proporcionada por la Inversión Extranjera Directa(IED)13. Este y otros elementos son los que revelan la enormidad del conflicto social en nuestro país y por qué se encuentra situado en el ojo de la tormenta.

IV

Las disputas el orden lo simbólico, en especial acerca del sentido que asumen la patria y la nación han venido cobrando una fuerza creciente durante los últimos años. Todo esto debido al hecho de que mientras el movimiento popular y sus diversas organizaciones se han consagrado, de una manera resuelta y decidida, a la defensa de las instituciones más importantes del país, los sectores oligárquicos y el puñado de tecnócratas que los rodean consideran más importante la apertura comercial y los vínculos que ellos puedan establecer, de manera directa, con el capital transnacional.

La idea y la vivencia de la nación parecen tomar caminos separados y antagónicos para los diferentes actores sociales, pues para las clases dominantes de Centroamérica –en esto la de Costa Rica no es la excepción- la nación y la patria no pasan de ser la expresión de algunos rituales, cada vez más vacíos, a los que no hay más remedio que tolerar para complacer al populacho, pero privándolos incluso hasta del mínimo sentido, al declarar que las fiestas religiosas o cívicas, cuando deben celebrarse a media semana, sean trasladadas para los días lunes, para conciliar con los intereses de las empresas maquiladoras, propiedad de empresas transnacionales instaladas en el país. De esta manera, el 15 de septiembre está dejando de ser la fecha en que debe celebrarse la independencia de los pueblos de Centroamérica del dominio colonial español, para pasar a unos rituales abstractos que se llevarían a cabo, en la mayoría de los casos, los días lunes.

La lucha contra la aprobación del llamado “combo energético” con la que se pretendía desmembrar y privatizar, bajo las figuras de modernización o de capitalización, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), una de las instituciones más importantes en materia de servicios de electricidad y telecomunicaciones de toda América Latina, expresó la voluntad de la gran mayoría de la población de defender una idea y una vivencia de patria y de nación más reales e inclusivas.

Si bien es cierto que esa patria es una idea y una representación simbólica que ha venido formando parte del imaginario de las clases dominantes, a partir del momento en que la burguesía liberal de la última parte del siglo XIX, decidió construir una nación singular una vez que se produjo el fracaso de la República Federal de Centroamérica. El mito de la homogeneidad racial fue uno de esos elementos y ha sido una de las dificultades más grandes para construir una nación más inclusiva en el terreno de lo simbólico.

La derrota de los medios de comunicación y del gobierno del presidente Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002) en sus intensiones de fragmentar, y liquidar posteriormente, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) produjo –como hemos venido indicando- un renacimiento y una identificación creciente del movimiento social con una idea de patria y de nación14, por cierto muy discutible, pero que ya ha sido abandonada por las clases dominantes, mucho más identificables a partir su acendrada vocación mayamera, como proyecto de presente y futuro.

Las próximas jornadas de resistencia cívica verán una intensificación de esta contradicción y una irritación creciente de las fuerzas de la reacción, para quienes estas actitudes patrióticas y “nacionalistas” de los sectores populares resultan anacrónicas y constituyen un obstáculo para su ferviente deseo de incorporarse a las grandes oportunidades que ofrece la mundialización (neo) liberal. Para ello están dispuestos, una vez consumado el acto liberticida de la aprobación legislativa del TLC, a esperar con gozo la “certificación” del gobierno de los Estados Unidos para que podamos ser sus socios, lo que significa entregar en los hechos lo que poco de auténtica soberanía nacional que pueda quedar en ese momento.

V

Las muestras de autoritarismo creciente en el seno de la nueva administración del presidente Oscar Arias, Premio Nobel de la Paz de 1987, a la que se ha tratado de maquillar en otras latitudes de América Latina con un ropaje “progresista”, la están conduciendo por los senderos de la penalización de la protesta social ya iniciada durante el gobierno anterior, el del doctor Abel Pacheco (2002-2006).

Lo anterior implica la imposición de penas de varios años de cárcel a quienes realicen bloqueos de carreteras y caminos vecinales, como parte de las acciones de protesta de los movimientos sociales. No hay nada más reaccionario que la obsesión de los gobiernos burgueses por mantener fluido el tránsito  de los caminos mientras niegan a la población hasta sus derechos más elementales, al parecer es la única ley que les interesa respetar.

La más que dudosa legitimidad del actual gobierno, expresada en unos apretados resultados electorales y en una gran cantidad de irregularidades que tuvieron lugar durante el proceso de la votación, del pasado mes de febrero, no ha sido razón suficiente para entablar un diálogo con la gran mayoría de la población que viene expresando, de manera creciente, un rechazo categórico a las políticas neoliberales. El problema reside en que la nueva administración fue pensada como la última carta de una oligarquía que hasta el momento, caso único en América Latina, no ha podido llevar a cabo la privatización de los servicios públicos y la destrucción de los programas sociales, ocurrida en el resto de los países de la región durante la década pasada.

Mientras tanto el presidente se hace rodear de una gran cantidad de policías uniformados y de agentes de civil, lo que va en contra de las tradiciones republicanas de Costa Rica y sólo indica el gran temor frente a la gran mayoría de la población que acrecienta su rechazo a sus políticas de entrega de la soberanía nacional y en beneficio del capital transnacional. Durante la celebración de la independencia nacional, efectuada en la ciudad de Cartago –capital de la provincia de Costarrica durante la dominación colonial española- las fuerzas policiales reprimieron, con particular saña la protesta estudiantil y popular en contra del TLC y en defensa de la integridad de la patria.

Por otra parte, la concepción de la democracia que manejan los epígonos de la administración Arias Sánchez no puede ser ya más autoritaria, pues se reduce a la no tan ingenua creencia de que los votantes les dieron un cheque en blanco para hacer lo que les diera la gana. Esto se puso de manifiesto durante las jornadas de protesta cívica contra el TLC con los Estados Unidos, del lunes 23 y martes 24 de octubre recién pasados, cuando los diputados del Partido Acción Ciudadana anunciaron su determinación de incorporarse a las manifestaciones de protesta que tuvieron lugar durante esos días15.

Es por todas estas consideraciones que afirmamos que la crisis que vive la noción de democracia en toda América Latina, una de las más graves desde la segunda mitad de los años sesenta, cuando el profesor y expresidente dominicano, Juan Bosch hablaba de la crisis de la democracia en América Latina, reflejada en la República Dominicana16, ha llegado a su punto más alto: Es algo que se expresa en las prácticas fraudulentas que no aseguran siquiera el conteo correcto de los votos en muchos países, tal y como aconteció recientemente en Costa Rica y en México; en la criminalización de la protesta social y la negativa a tener en cuenta las opiniones de la población en asuntos decisivos hasta para su supervivencia como son los que se refieren a la educación, la salud y sobre todo, a una más adecuada distribución de la riqueza en una región en donde resulta obscena e impresentable la riqueza de unos pocos, en especial si la contrastamos con la aplastante miseria en que continúan viviendo las grandes mayorías de América Latina. Es por estas razones que nos asisten que, en esta batalla decisiva vamos tras la conquista de la segunda independencia y estamos seguros que el pueblo de Costa Rica sabrá estar a la altura de las circunstancias… NO AL TLC con los Estados Unidos.

San José de Costa Rica, noviembre de 2006.


 

1. Ponencia preparada para ser presentada en el Primer Encuentro Internacional de organizaciones y Círculos Bolivarianos, a efectuarse en San Felipe Yaracuy Venezuela, durante los días 9, 10 y 11 de noviembre de 2006.

2. Sociólogo costarricense. Actualmente se desempeña como profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad Nacional de Costa Rica UNA y participa en el grupo de investigadores del proyecto de “Análisis de Coyuntura de la Sociedad Costarricense” de la Facultad de Ciencias Sociales de dicha universidad, auspiciado por las escuelas de sociología, economía y relaciones internacionales. El profesor Cedeño ha sido fundador de organizaciones magisteriales y dirigente del Sindicato Patriótico de la Educación SINPAE 7 DE AGOSTO.

3. Recomendamos al respecto la lectura de nuestro texto LA DESMOVILIZACIÓN MILITAR EN CENTROAMÉRICA, escrito por el autor de estas líneas entre los años de 1997 y 2005, que aún se encuentra inédito. Se trata de un esfuerzo por reflexionar sobre las consecuencias sociales y económicas de la posguerra en el istmo durante la década de los noventa y por comprender la naturaleza de este conflicto bélico tan prolongado, cuyos orígenes responden a problemas de la naturaleza histórica de la dominación y no simplemente al conflicto Este-Oeste que caracterizó el período de la llamada guerra fría..

4. Se alegó en aquel momento, por parte de los funcionarios del Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica, la existencia de una especie de cláusula de confidencialidad que impedía revelar los alcances de lo que se estaba negociando con los funcionarios de la Secretaría de Comercio Exterior de los Estados Unidos.

5. En especial el diario La Nación, conspicuo miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la mayor parte de los medios audiovisuales, entre los que destacan los noticieros de las televisoras del Canal 7 y del Canal 6 (REPRETEL) que han librado una histérica campaña contra el movimiento popular costarricense. El noticiero de la televisora REPETREL trató, en todo momento, de restar importancia a las grandes movilizaciones llevadas cabo durante las jornadas de protesta de los días lunes 23 y martes 24 de octubre recién pasados.

6. Ver al respecto  Rogelio Cedeño “La huelga magisterial de julio-agosto de 1995: los trabajadores en lucha contra la exclusión y el hambre” revista ABRA de Ciencias Sociales n° 21-22, Facultad de Ciencias Sociales UNA, Heredia Costa Rica, segundo semestre 1995.

7. El TLC con los Estados Unidos o CAFTA por sus siglas en inglés se encuentra en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa de Costa Rica y el Poder Ejecutivo quiere que quede dictaminado el día 12 de diciembre próximo, para que pase a ser conocido de inmediato por el plenario legislativo. El escenario óptimo para la administración del presidente neoliberal Oscar Arias Sánchez es su aprobación antes de las fiestas de Navidad. Sin embargo, la realidad tanto en la arena parlamentaria como en la de la barricada callejera está aún muy lejos de haber sido dilucidada, a pesar de la prepotencia con que vienen actuando los sectores dominantes.

8. Publicado en una segunda edición por la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), Heredia Costa Rica, primera edición en EUNA 2004. El texto se ha agotado en varias oportunidades, por lo que se han hecho sucesivas reimpresiones.

9. Editado recientemente por el Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) bajo el título de DOCE ENSAYOS POR LA DIGNIDAD NACIONAL, LA SOBERANÍA Y EL DERECHO AL DESARROLLO (NO AL TLC)   DEI  San José Costa Rica 2006.

10. Esta obra ha sido editada recientemente por la EUNED (Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica), bajo los auspicios del Grupo Pensamiento Solidario del que forman parte los autores y compiladores ya citados, lo mismo que otros autores como Mario Devandas Brenes, Gerardo Fumero Paniagua, Silvia Rodríguez Cervantes y  José María Villalta Flores-Estrada. Además colaboraron en calidad de invitados Amaru Barahona Portocarrero,  Mario Francisco López Corrales y Gerardo Cerdas Vega.

11. Encuentro Popular de Costa Rica  REFLEXIONES EN TORNO AL TRATADO DE LIBRE COMERCIO. RAZONES PARA EL RECHAZO   San José Costa Rica 2004.

12. Quien ha indicado que la ratificación parlamentaria del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos requiere, al menos, del voto de 45 de los 57 diputados que integran la Asamblea Legislativa de Costa Rica. El poder ejecutivo pretende que la aprobación del acuerdo se haga con una mayoría simple de 29 diputados.

13. “En el caso de los sectores de manufactura, se estima que IED dedicada a la exportación y localizada en zonas francas, generó entre 1986 y el año 2000 alrededor de 35.000 empleos que representaron el 2,5 por ciento del total de la fuerza laboral…Esta cifra es baja si se compara con el dinamismo de otros sectores de la economía local, como en el caso del sector de servicios financieros, transporte y telecomunicaciones que en conjunto lograron crear 39.000 nuevas plazas de empleo entre 1986 y 2000” (Documento EL INFORME DE LOS NOTABLES publicado por la EUNED 2005 p.p. 53-54).

14. Ver al respecto  nuestro texto inédito EL CISMA RELATIVO EN EL AÑO 2000. LA INTERPRETACIÓN DEL COMBO ENERGÉTICO en el cual hemos analizado las características del movimiento social y la presencia de los diversos actores sociales en las acciones de lucha más decisivas.

15. “Consultada sobre la posición que asumirá la fracción de Liberación Nacional ante las manifestaciones, la diputada Mayi Antillón, líder de esa bancada, reiteró el llamado a desconocer lo que calificó como incitaciones a la rebelión…Les pido a los costarricenses que no caigan en este cuestionamiento de la institucionalidad del país. Los llamados son una provocación a cercenar el estado de derecho. Como diputada electa democráticamente no puedo permitir el llamado para que las cosas se resuelvan en las calles, porque es un irrespeto. Si algún partido político se confunde y acompaña a esos grupos, estaría avalando el llamado a cuestionar el estado de derecho y se estaría cuestionando su propia representación en esta asamblea legislativa”, enfatizó (Diario La Extra San José Costa Rica sábado 21 de octubre de 2006). Sin duda la tentación totalitaria del cesarismo republicano, propio de la nueva gestión del presidente Arias Sánchez quede aquí evidenciada.

16. A raíz del desembarco de 4000 infantes de marina de los Estados Unidos, en abril de 1965, para abortar la revolución constitucionalista en Santo Domingo e impedir el retorno del profesor Juan Bosch, presidente constitucional electo en diciembre de 1962 y derrocado en septiembre de 1963, por los militares trujillistas. Los Estados Unidos ayudaron a implantar un régimen de terror en la República Dominicana durante los años siguientes.

 

 

 

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