SER
O NO SER, RESISTIR O COLABORAR
Hemos venido denunciando desde el ascenso al poder de los
hermanos Arias, el proceso de instauración de un régimen
político fascista, travestido con los retazos de la
finada "democracia" liberal; el fundamento de esta
tesis, también continuamente planteado, es que la culminación
del proceso de neoliberalización de la economía,
requiere un gobierno autoritario y totalitario. Sabemos que
el primer experimento realizado en América Latina con
el modelo neoliberal, fue Chile y se realizó a través
de la sangrienta dictadura de Pinochet. No olvidemos que esta
satrapía no fue solamente una dictadura militar, sino
el primer régimen que impuso el modelo de los "Chicago
boys", a sangre y fuego. La condenatoria a un importante
sector de la población a la exclusión, a la
marginación, solo es posible con un régimen
represivo y autoritario.
La dictadura fascista de los hermanos Arias se apresta a
dar otro zarpazo con la denominada "ley anti-terrorista".
Hemos dicho que frente al fascismo, la única respuesta
es la resistencia. Dijimos que el mal denominado tratado de
libre comercio era un asunto táctico, que se debía
preparar la resistencia permanente. Pocos han atendido nuestro
llamado de alerta. Pero lo más alarmante es que, como
en todo régimen fascista, este ha generado un sector
colaboracionista; este sector esta compuesto por personajes
que se dicen a sí mismos "enemigos" del régimen,
pero colaboran activamente con él. Aquí todos
los que están de cabeza preparándose para las
elecciones del 2010, son solamente colaboracionistas, puesto
que están dándole credibilidad y legitimidad
a la máscara "democrática" de la dictadura.
Participar en elecciones bajo este régimen es simplemente,
colaboración. Peor aún, aparecen ahora los colaboracionistas
delatores, que son aquellos y aquellas personajes, que, diciéndose
opositores, aparecen en todos los medios posibles, denunciando
a quienes llamamos a la resistencia y a la desobediencia civil.
Y más aún, pidiendo nuestra exclusión
de "sus marchas", de "sus tarimazos".
En Francia, bajo la ocupación de los nazis, los colaboracionistas
formaban su propia policía "francesa", para
intentar aniquilar a la resistencia. En Costa Rica, los colaboracionistas
quieren organizar un grupo de choque que nos impida, a los
partidarios de la resistencia, acercarnos a "sus"
manifestaciones pacíficas y sujetas a las reglas del
poder.
Es grave y es necesario denunciarlo, porque solo les falta
ya ir directamente con la policía a dar los nombres
de quienes resistimos. Los colaboracionistas comenzaron a
actuar desde el momento en que los hermanos Arias tomaron
el poder, aquel fatídico 8 de mayo, cuando nos condujeron
al callejón sin salida frente al ICE, bien lejos del
Estadio Nacional, para no interrumpir la tranquilidad del
"traspaso" de poder. Luego, cuando la resistencia
se acercó al Estadio, por el sur, los colaboracionistas
explotaron en indignación los días siguientes,
delatándonos con la policía. Uno de los más
conspicuos colaboracionistas salió diciendo que quienes
expresamos nuestra protesta al costado suroeste del Estadio
Nacional, éramos los anarquistas, los de la asamblea
del pueblo y la gente de San Ramón: solo le faltó
darle los números de cédula a la policía.
Ahora, con la protesta combativa realizada el primero de
mayo pasado contra el régimen, vuelven de nuevo los
colaboracionistas a la carga. Es indignante ese papel de engañar
a la gente víctima del terrorismo estatal (el neoliberalismo
no es más que terror económico) haciéndose
pasar por opositor a la dictadura, cuando en realidad son
piezas de aquella. Decía Herbert Marcuse, el gran inspirador
del mayo 68 francés, rebelión que hoy cumple
40 años: "En una sociedad represiva, los mismos
movimientos progresistas corren el riesgo de pervertirse y
de pasarse al extremo contrario, en la medida en que acepten
las reglas del juego y por ello hay que estar alerta contra
la red de complicidades en que es posible caer, como cayeron
antes que ellos muchos rebeldes, transformados en pacíficos
pensionistas del régimen que rechazaban." Los
colaboracionistas son eso, pacíficos pensionistas del
régimen que dicen rechazar, por eso exigen el respeto
de las reglas del juego establecidas por el régimen.
Pero, un final feliz, en Francia, la resistencia triunfó
y el fascismo fue derrotado. Continuemos resistiendo.
Firma: La resistencia y no les daremos
gusto entregándonos, a quienes nos están pidiendo
nombres.
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