CLASES
DOMINANTES, FASCISMO Y LUCHA POPULAR
La divulgación de una enigmática amenaza de agresión
y violencia originada en células fascistas no tiene que
sorprender a nadie, ni pillarnos desprevenidos y menos aún
horrorizarnos. En realidad yo creo que no es un mensaje horrible
como han manifestado algunos un tanto asombrados, simplemente
es la realidad pura, cruda y sin máscara que nos está
dando en la cara. Lo que debemos interpretar es que ya se terminó
el tiempo de andar jugando a la "democracia" y a la
"protesta institucionalizada”, con electorerismos,
referendismos y marchitas.
En este país nos encontramos en otra realidad política
y social muy diferente a la acostumbrada, o a la que vivieron
nuestros padres y abuelos, incluso a la que hemos experimentado
nosotros en épocas recientes. La agudización de
la conflagración política y social, el endurecimiento
la lucha del pueblo costarricense ante la intensificación
del dominio y el intervencionismo imperialista y el desgaste
indiscutible de los mecanismos e instrumentos políticos
usados tradicionalmente por las clases dominantes para sostenerse
en el poder, han precipitado el cambio en las condiciones políticas
del país. Irremediablemente hemos despertado, aunque
no lo quisiéramos, pisando la arena de una nación
enfrascada en la pugna frontal de clases, arrojada al estallido
social, desgarrada por una cruenta lid política.
Estamos asistiendo a un período en el que la burguesía
ha dejado de seguir en el campo del llamado consenso, del modelo
electocrático, de las reformas_ por supuesto_, y ha pasado
a la política del garrote, de la represión abierta,
de la reacción, del despotismo, del fascismo. Ya ha variado
su comportamiento, su estrategia y su táctica adecuándose
a las nuevas circunstancias de la confrontación social,
del antagonismo de clase y ha optado por la fuerza.
El agravamiento de la colisión política y del
conflicto social, el advenimiento de un auge indiscutible del
movimiento popular, tanto en Costa Rica como a nivel latinoamericano,
el retroceso de las sectores de la derecha, la pérdida
de credibilidad de la oligarquía, la bancarrota de la
llamada "democracia representativa" y de la institucionalidad
en su conjunto, el descontento generalizado con los gobiernos
de los partidos de las clases dominantes, el hundimiento del
denominado "bipartidismo"_ el PLUSC_ que tanto daño
ha hecho a nuestro pueblo, el fracaso de los modelos económicos
enquistados a golpe de tambor; a tenor con los intereses del
capital transnacional, la desaparición de propuestas
desde las posiciones de los grupos económicos hegemónicos
y de las fracciones de los potentados.
La identificación que han logrado hacer amplios capas
sociales de las expoliadoras y opresoras medidas impuestas
desde las agencias financieras internacionales, o de los planes
de dominación originados desde los Estados Unidos con
el objeto de recolonizar a nuestras naciones y explotar a
nuestros pueblos como elementos de una estrategia imperialista,
le ha permitido comprender qué es el imperialismo.
Nuestro pueblo ha reconocido donde se encuentran los peligros
para nuestra soberanía, independencia y libertad, pero,
además ha entendido que los gobernantes en nuestras
tierras perpetuados con la fanfarria electorera, son títeres
de Washington, del imperialismo global, son los enemigos domésticos
siervos al servicio de la corporatocracia internacional y
de la macabra sinfonía de genocidio, agresión,
terrorismo y sojuzgación , que desde la Casa Blanca
se ejecuta hacia todos los continentes y también hacia
nuestro territorio.
No obstante, si es cierto que importantes sectores sociales
costarricenses han asimilado esta realidad, que están
viendo tales características en el contexto político
de hoy, lo cual espanta a los grupos dominantes, ha generado
cierto cisma entre la burguesía costarricense, los
ha fracturado como clase de alguna forma, ha propiciado fisuras
y contradicciones internas_ situación que percibimos
cuando hay sectores de la "burguesía nacional"
volcados temporalmente al lado de las fuerzas opuestas y que
confrontan la impostura del rechazado "tlc"_haciendo
más grave el trauma cuando los tenemos enfrentándose
a empresarios, especuladores y traficantes del capital financiero
vinculados al capital transnacional, y lacayos del mismo.
Lo que es mas certero es confirmar como la fracción
de la oligarquía que se ha establecido en el poder,
que ha tomado los mandos del estado a través de inconstitucionalidades,
por medio de las irregularidades y atrocidades "legales"
más nefastas, implantándose en la sillas de
las Entidades Judiciales, del Ejecutivo y del Legislativo
en franco golpe de estado_ llámese técnico,
arbitrario, directo o cruento_ golpe de estado al fin, bajo
el auspicio de las cámaras empresariales, las corporaciones
transnacionales y la Embajada de los Estados Unidos, se ha
dado cuenta y esta totalmente clara de la nueva situación
política reinante.
En tal grado tiene un enfoque meridiano del entarimado social
y político dispuesto y, conforme a los diferenciados
términos operados en el entorno socio-político.
La burguesía ha precisado las modificaciones en la
correlación de fuerzas, en el estado de ánimo
de la población, la toma de conciencia de importantes
sectores populares. Han medido el cambio de conducta del pueblo,
saben que gruesos sectores populares están comprendiendo
sus intereses de clase, políticos y su relación
contrapuesta a las clases dominantes, respecto al gran capital
y a los políticos gobernantes.
Cuando ha observado que miles se han dado cuenta que en suelo
costarricense no somos “igualiticos”, que nos
somos los “mismiticos” cobijados por una sola
bandera como ha dicho la historia oficial, la prensa capitalista,
el patrioterismo ventilado en los discursos de las celebraciones
de la “independencia”, en la demagogia de otras
charadas oficiales y en la verborrea de la farandulera politicastra
de cada cuatro años.
Las cúpulas gobernantes tienen presente que su retórica
trasnochada no puede ocultar ni aliviar el irrebatible drama
y sufrimiento extendido entre el pueblo.
Ese panorama donde hay una clase social de ricos_ una minoría
cada vez más rica, chapoteando en la opulencia económica,
y que centralizan el poder económico y político_
y clases desposeídas, trabajadoras, asalariadas, desocupadas,
discriminadas y excluidas que no tienen ningún poder
de decisión. Cuando se dan perfecta cuenta que buena
parte de de esa masa utilizada por el sistema político
imperante dominado por los plutócratas, que esa “base
social” de manipulados electoralmente, alienados ideológicamente,
enajenados por una “farsa seudo-democrática”
de clientelismo eleccionario es frágil y tiene pies
de barro; por un lado, y por lo tanto la facción oligárquica
imperante ha entrado de alguna forma en pánico, o se
han percatado que ya no les es posible mantenerse en el poder,
perpetuar su dictadura de clase en el marco del régimen
democrático burgués establecido y manejable;
tal y como lo habían logrado sostener hasta hace poco
tiempo.
Efectivamente los grupos políticos en el poder tienen
claro que el modelo político que les había servido
hasta ahora está agotado, cayó en coma, colapsó,
es un ente agonizante como resultado de los mismos manejos
anómalos, mañosos, fraudulentos y arteros efectuados
por las oligarquías a lo largo de toda una era de barbarie,
atrocidad y tropelías políticas. De hecho no
les ha importado maquinar las tretas, engaños y artificios
mas descarados, así como montar los conciliábulos
y confabulaciones más sucias para implantar la satrapía
de “los hermanos Arias”, e inventarse la intriga
más dolosa de la historia contra el pueblo costarricense,
como fue el engendro del “referéndum”.
Esa actitud es muestra evidente de un viraje en la conducta
política de las clases dominantes en general y de los
grupos hegemónicos en particular. No les importa ya
el modelo electoral como mecanismo fundamental para seguir
controlando las riendas del estado, no están interesados
en priorizar el consenso, no acentúan el interés
en la institucionalidad vigente guardando siquiera las apariencias
de imparcialidad, separación o independencia de las
estructuras estatales. Díganse los poderes; Judicial,
Parlamentario, Ejecutivo, los tribunales, cortes, Sala IV,
Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), etc., y mucho menos
la Constitución de la República, creada y modificada
en cualquier caso por la burguesía y conforme a sus
intereses.
Asimismo, se esta expresando un golpe de timón en
su estrategia y táctica de la burguesía como
habíamos sugerido más arriba. Los sectores anclados
en el poder en su afán por mantenerlo a cualquier costo,
están prácticamente reptando a los pies del
imperialismo, con lo que asumen un papel repugnante de renunciar
a la elaboración de propuestas y programas propios
de gestión gubernamental; como lo hicieron en el pasado
todavía no tan lejano algunos gobiernos, y aceptar
con una sumisión que raya en la mengua más grotesca,
las ordenes de los “señores del imperio”
tratando de imponer sus planes coloniales, anexionistas y
esclavizantes.
No tengamos la menor duda sobre el cambio de la situación
política en Costa Rica, se ha suscitado una variación
substancial, probablemente radical y medular en las condiciones
políticas que a su vez modifican dramáticamente
las características de la lucha social y la confrontación
política en nuestro país y, para el pueblo costarricense.
Hemos discurrido por el intersticio de cambios que posiblemente
no esperábamos tan repentinamente, sin embargo, estamos
en esa palestra hoy y debemos afrontarla con fortaleza, decoro,
valentía, sagacidad y sabiduría.
Los sectores usurpadores de las instituciones del estado,
los sectores del capital financiero peleles del neocolonialismo
y del orden fascista desatado por el mundo por el régimen
asesino alojado en la Casa Blanca, han escogido un tanto desesperados
el método de gobernar por la vía de la violencia,
de facto, mediante la arbitrariedad a todo nivel, en todas
las formas, desde todos las estructuras estatales, desde la
gran empresa privada, desde la prensa a su servicio, desde
sus agrupaciones políticas-partidarias, desde los cuerpos
de seguridad, desde sus fuerzas armadas, desde aparatos represivos,
desde sus asociaciones legales y abiertas, o desde sus grupos
secretos, clandestinos o encubiertos. Es de tal forma que,
no van tener compasión ni piedad con las organizaciones
revolucionarias, con el movimiento social, con las agrupaciones
populares, con el pueblo honesto, sencillo y humilde, con
los sectores patrióticos y antiimperialistas.
Debemos comprender esta realidad rigurosa, inexorable y que
tenía que llegar en algún momento. Ese momento
se apresuró y lo tenemos de frente, nos está
golpeando en el rostro y tenemos que afrontarlo, sortearlo
y soportarlo en su nítida dimensión. La derecha
recalcitrante, inflamada de prepotencia y arrogancia por algunos
factores y circunstancias coyunturales en las que se escudan,
esa caterva de fanáticos, perversos y ridículos
chicos del capital está muy equivocada si piensan que
pueden intimidarnos, asustarnos y aterrorizarnos. Podrían
logra algo con algunas personas recientemente incorporadas
a Comités Patrióticos u otros colectivos sociales,
pero, sus provocaciones, maniobras y ardides fachosos no calarán
jamás entre la inmensa mayoría de luchadores
y luchadoras, no podrán impresionar al pueblo combativo
y mucho menos a los revolucionarios y revolucionarias con
experiencia, curtidos en tantas batallas ejemplares.
Podemos afirmar con la razón de la verdad histórica,
la pasión y el amor del sentir revolucionario, que
el coraje, la constancia, la iniciativa y la determinación
popular barrerá la jactancia militaroide, arrollará
a los “gorilas” fanfarrones salidos de los centros
de entrenamiento de la “Escuela de las Américas”
y de otras academias castrenses, vencerá a los fatuos
matones y torturadores entrenados por asesores militares yanquis
y ex paramilitares colombianos, y aplastará a esa peste
fascista que gesticula con torpeza y balbucea necedades.
Estamos en la obligación de continuar preparándonos
para las acciones y las movilizaciones que se avecinan, la
actitud oportuna, comprometida y consecuente es estar a la
altura de la confrontación en las nuevas circunstancias,
en el terreno, las formas, y las condiciones que los sesgos
verificados en la contienda social, antiimperialista, por
la soberanía nacional, por la dignidad del pueblo de
costarricense, y por la transformación política
exigen de nosotros, es decir, con la disposición, la
determinación, la tenacidad y el arrojo, que los presentes
desafíos de la lucha nos imponen.
Oscar Barrantes Rodríguez
Miembro:
Comité Cívico de Occidente
Asamblea del Pueblo
San Ramón-Costa Rica
Noviembre de 2007.
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