Política y anarquismo:

Una propuesta para la contemporanizacion del anarquismo

Por: José Julián Llaguno

“El anarquismo se libra del olvido porque habla a la condición humana en todas las épocas” Irving Louis Horowitz

El presente documento no pretende ser un ensayo exhaustivo sobre el anarquismo y sus perspectivas; sino más bien un intento de dar a conocer una perspectiva personal sobre las potencialidades que nos ofrece el anarquismo en el siglo XXI como catalizador e instrumento para la lucha radical. Las ideas aquí presentadas son parte de una serie de reflexiones (personales y grupales) que espero poder resumir de manera acertada con miras a la construcción de un colectivo anarquista que se encargue del estudio, producción y difusión del pensamiento acrata en Costa Rica.

Para esta tarea se puede hacer muchísimas cosas y abordar el tema desde distintas perspectivas, por esta misma razón me limitare a enfocar el problema desde el punto de vista de la política y la teoría contemporánea. Antes de desarrollar el tema quiero detenerme un poco en algunas observaciones y reflexiones que se me han presentado últimamente a la hora de estudiar el pensamiento anarquista. Debemos tener en cuenta que el anarquismo representa el espíritu de la crítica infinita (aunque lastimosamente no siempre se ha llevado a la práctica) y reflexión tanto con miras a la sociedad existente como al interior mismo del movimiento. No podemos pretender criticar a otras tendencias revolucionaras sin dar un vistazo profundo y critico hacia nosotros mismos y nuestro ideario.

La historia de la humanidad nos ha demostrado que el ser humano es altamente indeterminado y que nos encontramos muchas veces frente a un mundo caótico difícil de dominar. Y es dentro de este mismo caos donde surge el orden y defino este concepto como la tendencia general del ser humano para sistematizar y dar coherencia a su pensamiento y al mundo en el que se encuentra inmerso. En la época en que nos encontramos y con todos los avances hechos en todos los campos humanos no podemos pretender repetir los errores y fundamentar nuestras tácticas y estrategias actuales de la misma forma que hicieron tantos luchadores anarquistas en los siglos pasados (esto no quiere decir que debamos renegar del ideario acrata). Con esto quiere decir que es de vital importancia conocer y estudiar la época actual para así poder desarrollar una estrategia radical coherente con la necesidad del cambio social pero también que este arraigada en las características históricas particulares de nuestro medio.

Esta tarea se ha desarrollado siempre a través de la historia, así podemos ver como el anarquismo ha pasado por distintas etapas mutualismo, colectivismo, anarco-comunismo, sindicalismo, etc. Siguiendo esto debemos preguntarnos por las características particulares (neoliberalismo, globalización, conformismo) de nuestro tiempo y las potencialidades y herramientas (Internet, radios libres, piratería) con las que contamos para enfrentar esta coyuntura.

Para esta tarea debemos hacer un esfuerzo grande y dejar de lado los prejuicios y dogmas que muchas veces mantenemos (con esto quiere decir que no podemos caer en el absurdo de pensar que la contemporanización del anarquismo es una tarea por su destrucción o que pretende ser una revisión reaccionaria). Afortunadamente tenemos muchas experiencias positivas alrededor del mundo en este punto (movimientos sociales, movimiento anti-globalización, expresiones contra-culturales, etc.) sin embargo hace falta que nos enfrentemos todavía a la características particulares de nuestro país.

Tomando como base las raíces históricas de las luchas populares en nuestro país podemos encontrar una gran cantidad de elementos importantes para actualizar la lucha radical en los nuevos tiempos. Es importante rescatar los intentos de tantos intelectuales (Omar Dengo, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, etc.) por desarrollar y alimentar la lucha popular en el país, ya fuera desde las aulas o desde el Centro de Estudios Germinal. Un estudio sincero de nuestra historia nos puede ayudar a desarrollar nuestra lucha presente pero siempre bajo la bandera de la reflexividad y autocrítica para romper con todos los mitos del ser costarricense que fueron inculcados por las instituciones liberales (y siguen siéndolo) por tanto tiempo. 

Haciendo este pequeño recuento voy a pasar a comentar algunas reflexiones que han surgido en el último año con referencia al anarquismo.  Estudiando  la historia del pensamiento social y la Teoría política contemporánea he encontrado una serie de elementos bastante interesantes que pueden alimentar la reflexión y discusión actual. Lo que en la Ciencia Política se llama teoría posmoderna ha dado un paso gigantesco a la formulación de teorías que tratan de romper con los esquemas pasados y de rescatar un nuevo proyecto de modernidad o ilustración. Desde todas las escuelas se hicieron avances pero voy a mencionar tan solo las que mas llamaron mi atención con miras al desarrollo y teorizacion del anarquismo contemporáneo.

Desde la escuela marxista surgieron algunos aportes como la Escuela de Frankfurt (Marcusse, Adorno), el estructuralismo francés (Poulantzas, Althusser) y el racionalismo alemán (Habermas)  que trataron de reformular las categorías marxistas bajo un esquema menos rígido, en algunos casos surgieron enfoques interesantes que paradójicamente que conforme se hacían mas radicales se alejaban del marxismo para situarse en un  espectro entre el anarquismo y el postmodernismo. Así tenemos el caso de Foucault, Offe, Habermas, Castoriadis y Castells.

Quizás para nuestro interés es de relevancia el análisis del poder de Focault, la teoría de la imaginación (donde encontramos a  Cornelius Castoriadis y Fernando Savater) y al análisis de los movimientos sociales del catalán Manuel Castells. Cuando leemos a estos autores vemos como el espíritu libertario florece desde distintas perspectivas la sociología, la psicología y la ciencia política.

Cuando discutía con otros compañeros sobre estos autores y su relación con el anarquismo veíamos que en muchos casos era bastante estrecha (aunque muchos de los autores nunca se hayan declarado anarquistas) como si el anarquismo fuera un eje transversal por donde recorría el psicoanálisis, las teorías de los movimientos sociales y el análisis del poder. Y en este mismo espectro encontramos críticas contundentes que nos hacen reflexionar (como el análisis del poder de Foucault o el de las instituciones de Castoriadis) sobre muchos conceptos que se han manejado dentro del ideario acrata como el anti-politicismo, el rechazo del poder y la autoridad.

Siguiendo en esta discusión creo que el estudio de estos autores y teorías posmodernas, junto con el estudio profundo del anarquismo puede ayudarnos a crear un nuevo espectro teórico y practico lo suficientemente coherente como para alimentar el pensamiento radical en el siglo XXI.  Para esta labor debemos tratar de unir el análisis académico con la praxis activista creado canales de comunicación importantes como para poder influir en el curso de la historia de nuestro país. Hago la salvedad de que esto no debe llevarse como se llevo en el pasado donde los intelectuales eran la dirección y conciencia del movimiento popular; sino más bien que los académicos (así como los activistas y todos aquellos que quieran un mundo nuevo)  deben combatir al poder desde su propia trinchera utilizando la teoría como caja de herramientas para esta denuncia.

Utilizando la teoría como denuncia permanente del poder y la política (en el sentido de Castoriadis, este autor nos dice que la política es el espacio de reflexión y discusión en que el ser humano se reúne para analizar la forma en que una sociedad o grupo suple sus necesidades, lo que quiere decir que transciende el ámbito del Estado y el gobierno. Aquí podemos incluir al sindicato, la asamblea popular o el municipio autónomo) como reflexión lucida y constante entre los seres humanos podemos ir construyendo espacios autónomos en donde puedan florecer y expandirse los ideales libertarios. 

Cierro este escrito con varias preguntas que creo puede orientarnos en la actualidad ¿Qué significa ser anarquista en el siglo XXI y particularmente en Costa Rica?, ¿Como puede el anarquismo alimentar la lucha radical en los nuevos tiempos? Y ¿Que relación puede construirse entre anarquismo y política (en el sentido antes descrito)?  Termino diciendo que lo antes escritito constituye tan solo un pequeño intento de tratar el tema y que todas las criticas están dirigidas con el mas respetuoso espíritu de critica constructiva.