Perro viejo ladra sentado
En cualquier análisis de coyuntura que se pretenda medianamente serio, me parece que se deben señalar dos hechos importantes, que establecen con claridad, el relanzamiento del movimiento social, a pesar de “su propia dirigencia”, conciliadora y desmovilizadora. Primero: la manifestación del jueves 17 de noviembre del año pasado en San José, que escapó a los cálculos más optimistas de sus propios organizadores. Segundo: la voluntad popular expresada contra la candidatura de Arias y contra el mal llamado “tlc”, el 5 de febrero pasado, expresada en la votación contra Arias y en el abstencionismo. Estamos en medio, entonces, de una oportunidad histórica para el movimiento social costarricense de jugar un papel en las decisiones sobre el futuro de esta sociedad. Sin embargo, esta oportunidad se encuentra seriamente amenazada por la “dirigencia” tradicional, que de nuevo vuelve a las eternas maniobras del divisionismo. Cumpliendo su papel de capataces de las clases dominantes dentro del movimiento social, se dedican a minar todo intento de unidad del movimiento social. Cuando con gran esfuerzo se fue constituyendo la Coordinadora Nacional de Lucha contra el “TLC”, que logró convocar a la marcha del 17 de noviembre, empezaron las “movidas” y los sainetes para intentar dividirla o para restarle protagonismo. Así se vieron las intenciones del llamado “movimiento cívico nacional”, convocando a una protesta en enero contra la revisión técnica, que se redujo a un mitín de algunos candidatos a diputados. Ahora, amenazando peligrosamente el movimiento social en su conjunto, dos actitudes oportunistas y traidoras salen al escenario: por un lado, los “dirigentes” del movimiento social que se aliaron con el candidato Solís, pretenden frenar toda protesta contra el “plan fiscal”, ya aprobado en primer debate; y por otra parte, otros de esos “dirigentes”, lanzan incendiarias proclamas de confrontación social ante la eventual declaratoria de Arias como presidente. La jugada de las clases dominantes funcionó, lo que quedaba de la izquierda en este país, se fue al PAC, para así ser mediatizada y puesta al servicio del “nuevo” bipartidismo que pretende establecer el clan Arias-La Nación; y la otra parte se diluyó en la insignificancia electoral. Todo el descontento social que se está acumulando, año tras año en este país, por las pestes del alto costo de la vida, la corrupción política y demás tragedias que afectan a nuestro pueblo; las clases dominantes han tratado de controlarlo con este tipo de maniobras. Por ejemplo, ese discurso incendiario de ciertos “dirigentes sindicales”, sobre la ilegitimidad de las elecciones y la confrontación social, es el mismo que hace rato vienen esgrimiendo sectores de la derecha más reaccionaria, como Luis Alberto Monge (quien tiene nexos profundos con la reacción de Miami y Venezuela), Beto Cañas y otros; y no hacen ningún esfuerzo por distanciarse de estos asumiendo una agenda nacional de lucha, como si lo ha estado planteando reiteradamente la Asamblea del Pueblo. Esta “dirigencia” sindical, verdadera burocracia sindical, que goza de privilegios como “voceros autorizados” del movimiento popular, autorizados por las clases hegemónicas, pues, como dice uno de esos “dirigentes”: es que la prensa siempre anda detrás de nosotros; deben ser desterrados de una vez y por todas del movimiento social. Asamblea del Pueblo ha estado insistiendo desde el Manifiesto Popular de San Ramón, en la necesidad de constituir un movimiento social de nuevo tipo, de bases, autogestionario, de acción directa, plural, que impida el despliegue de más políticas neoliberales en este país, que tiene a nuestro pueblo sumido en la pobreza y la ignorancia. Estos “dirigentes” con esas poses demagógicas, echando arengas incendiarias, se parecen al perro viejo que ladra sentado, para dar la impresión de que todavía está cumpliendo con su deber.
Las últimas elecciones en Costa Rica han marcado el inicio de una serie de transformaciones en el panorama político, lo cual significa una oportunidad histórica para la reconstrucción del movimiento social y para repensar las nuevas izquierdas. El alto abstencionismo y la alta votación contra la corrupción estatal y el proyecto neoliberal representado por la candidatura de Arias, es la expresión clara del descontento de la mayoría de la población y la urgencia de nuevas alternativas sociales y políticas contra el neoliberalismo. Debemos empezar, de inmediato, a hacer un análisis sereno de lo que ha sido el movimiento contra el mal llamado tratado de libre comercio y su impacto en la vida política de Costa Rica. La mayoría de la población de este país, que a su vez son los sectores sociales más afectados por el desarrollo de las políticas neoliberales, están señalando la necesidad de un modelo de desarrollo, que no ha existido hasta ahora, en donde se privilegie el respeto a los derechos y las necesidades de esa mayoría. Ante esta coyuntura, de tanto peligro para el movimiento social, creo que se hace necesario convocar urgentemente a constituir una Coordinadora Nacional de la Asamblea del Pueblo, que haga contrapeso a las maniobras divisionistas de ciertos “dirigentes”, que solo sirven a los intereses de las clases hegemónicas.
Por un movimiento social de bases, autogestionario y de lucha permanente.
Jorge Castillo Arias
San Ramón, febrero de 2006.
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