Grupo Nación
en crisis y despide cien trabajadores
Redacción, (elpais.cr)
- El poderoso Grupo Nación, que hasta hace pocos
años controlaba el mercado de los medios de comunicación
escritos en Costa Rica, entró en crisis y comenzó
a enfrentarla con el despido de 16 de sus periodistas
y de 80 trabajadores de diversas dependencias.
Además, cierran el suplemento Zurqui, incorpora
Ancora y Compras al cuerpo del periódico y el
semanario Vuelta en U solo estará presente en
Internet, mientras el recorte de personal se debe a
"reorganización de personal" y no se
piensan llenar las plazas vacantes, según fuentes
extraoficiales de Grupo Nación.
Las bajas ventas de periódicos y publicidad
se registran con la caída libre de sus dos principales
medios impresos, La Nación y Al Día, a
causa del boicot de sus lectores de clase media, promocionado
por académicos, profesionales, dirigentes sindicales,
empresarios patrióticos y políticos, entre
otros.
El Movimiento Patriótico Nacional, que se opone
al Tratado de Libre Comercio (TLC), con los Estados
Unidos, que obtuvo alrededor de 700 mil votos, perdió
la credibilidad con la que pudo contar Grupo Nación
en otras épocas, previas al referéndum
del 7 de octubre del 2007, de ahí la campaña
para dejar de consumir o desayunar con La Nación
y Al Día.
TLC y boicot
En fechas anteriores al referéndum del 7 de
octubre del 2007, La Nación imprimía un
número cercano a los 130 mil ejemplares, pero
posteriormente cayó estrepitosamente a unos 96
mil en enero del 2008, y este mes de enero del 2009
se coloca en alrededor de 76 mil ejemplares impresos
por día. El diario Al Día cayó
en ese mismo período de 70 mil ejemplares a menos
de 30 mil.
Posterior al 7 de octubre, inició el descontento
de los lectores a causa de la manipulación de
encuestas, información y el respaldo de esos
medios a las amenazas de empresarios y políticos
afines al Gobierno que afirmaban que si el Tratado de
Libre Comercio (TLC), con los Estados Unidos, no era
aprobado cerrarían sus empresas y emigrarían
hacia otros países centroamericanos, que ya habían
aprobado el Convenio Comercial.
Según cálculos de estudiosos de los medios
de comunicación en Costa Rica, la campaña
de boicot causó en los primeros meses, después
del referéndum, una baja de unos 30 mil suscriptores
o clientes diarios que dejaron de comprar La Nación,
igual que Al Día.
A inicios de diciembre del 2007, en un fin de semana,
en todo el país se ejecutó una campaña
de "pintas" o "grafitis" que decían
"La Nazi-ón Miente", "Ni la Patria
se vende Ni se compra La Nazion", que aún
se pueden leer en muros, paredes, tapias y hasta en
calcomanías pegadas en vehículos particulares.
Esta campaña de boicot, que siguió creciendo,
cambió el rumbo de las flechas de los gráficos
de ventas, que antes subía y ahora apuntan hacia
abajo, sin que se vislumbre un repunte a causa de la
crisis económica del sistema capitalista neoliberal,
que ha defendido el Grupo Nación.
Al disminuir el número de lectores, tanto en
los ingresos por publicidad como ventas al pregón,
no se descarta la posibilidad de que la colocación
de las acciones en la Bolsa Nacional de Valores muestre
de inmediato una tendencia sostenida hacia la baja,
que ya se registra desde en los últimos meses.
De acuerdo con publicistas consultados, "era de
esperar que Grupo Nación empezara a mostrar fatiga
por la disminución de sus ingresos, ya que aunque
había bajado el número de lectores no
bajaban las tarifas, y por ende la publicidad es más
cara, ya que llega a menos gente".
"Esta situación provocó que muchos
anunciantes emigraran hacia otros medios como televisión
por cable, correos masivos por internet, radio e incluso
a pagar anuncios en vallas a la vera de las carreteras
de nuestro país", explicó uno de
los publicistas consultados.
Entre tanto, el despido masivo, por primera vez en
un medio de comunicación de Costa Rica, considerado
"grande y poderoso", más la baja de
las ventas al pregón y por suscripciones, "de
hecho afectará la colocación de acciones
en la Bolsa de Valores", consideró uno de
los accionistas consultados sobre la debacle del Grupo
Nación.
Sin embargo, dijo desconocer los efectos de la campaña
del boicot y manifestó que se debe a la crisis
económica internacional que ya está afectando
a Costa Rica y a muchas empresas, "y Grupo Nación
no es la excepción".
Por otra parte, a mediados del 2008 un informe especial
del director del Diario Nación a la Junta Directiva
de la Corporación advertía de la falta
de credibilidad del medio y la caída en las ventas.
Como un esfuerzo para enderezar la debacle económica,
la línea editorial e informativa apuntó
por alejarse de la alianza forjada con el Gobierno de
Oscar Arias, por la aprobación del TLC, así
como su respaldo durante la campaña electoral
del 2006.
Así las cosas, iniciaron denuncias por supuestas
irregularidades en los manejos de fondos públicos,
como el pago de asesorías a funcionarios y colaboradores
privados de la actual administración.
A pesar del esfuerzo, la rectificación no caló
entre la población consumidora de medios escritos
y ahora con el despido de trabajadores y periodistas,
no se descarta que la guillotina alcance al editorialista
Julio Rodríguez, ideólogo de La Nación
por muchos años, y a directores de ambos medios
de comunicación.
"De todo esto se vislumbras más problemas
para el Grupo Nación y no se descarta la posibilidad
de más despidos selectivos por la errónea
política editorial e informativa en torno al
TLC", dijo un analista de Diario La Nación
a este medio.
Trabajadores
Entre tanto, poco después de las seis de la
tarde de este miércoles, los periodistas de Al
Día abandonaron cabizbajos sus puestos de redacción,
"sin saber si mañana (hoy) tendremos trabajo",
dijo uno de los comunicadores.
Relató que la decisión de los despidos
fue tomada esta semana en Junta Directiva, "posiblemente
por las bajas ventas que enfrenta el Grupo Nación
desde el año pasado".
Indicó que los jerarcas de la empresa llamaron
al Director Edgar Fonseca, quien se encontraba de vacaciones,
para participar en una reunión Corporativa, y
así estuvo el martes en diversas reuniones.
Posteriormente, este miércoles se mantuvo alejado
de la oficina, llegó hasta las seis de la tarde,
no saludó ni habló con los redactores
y llamó a reunión a los jefes de todos
los departamentos hasta poco después de las ocho
de la noche.
"Para este jueves esperamos una comunicación
oficial de quiénes siguen o quiénes se
van. Esto es como estar en el limbo y se trabaja con
desgano", precisó uno de los redactores
consultados.
Campaña de La Nación a favor
del TLC, editorial acusador
"Rechazar el TLC implicará un salto
al vacío y un serio retroceso", (editorial
de La Nación el jueves 4 de setiembre del 2007).
Porque queremos un país democrático,
justo, próspero, integrado al mundo, con mejores
oportunidades y mayores recursos para mejorar en educación,
salud y otros ámbitos sociales, nos dirigimos
a ustedes, lectoras y lectores, con un claro pedido:
decir SÍ en el referendo del próximo domingo.
Nunca La Nación ha instado a votar en algún
sentido durante los procesos electorales. Nuestra posición
siempre ha sido defender principios y proponer ideas,
no impulsar candidatos; menos, darles apoyo directo.
Pero este referendo es muy distinto. Porque nos obliga
a decidir sobre el futuro de nuestro país.
No escogeremos gobernante por los próximos
cuatro años. Optaremos por algo mucho más
serio. Decidiremos entre dos rutas. Una es decir NO,
dar un salto al vacío, poner el carro de nuestro
de desarrollo en marcha atrás, dar un cheque
en blanco a una serie de dirigentes poco responsables,
y arriesgar nuestra gobernabilidad, nuestra estabilidad
y la capacidad de mantener nuestras instituciones. Otra
es decir SÍ y reforzar nuestras condiciones para
consolidar el presente y generar un mejor futuro, apegados
a la paz, la estabilidad y las instituciones de la democracia;
respetuosos de los avances que hemos logrado y sabedores
de que, para que nuestros hijos tengan una mejor vida,
debemos abrir mayores opciones de producción,
educación y empleos de calidad. Esta es nuestra
decisión. Esperamos que también sea la
suya.
Cadena de falacias.- Durante la campaña
con vistas al referendo, los dirigentes del NO han bombardeado
al país con un conjunto de falsedades que muestran
un enorme irrespeto por nuestra inteligencia como pueblo.
Han mentido al decir que la Caja Costarricense de Seguro
Social está en peligro, cuando lo cierto es que,
gracias a las inversiones y los empleos que generará
el TLC, será más sólida y podrá
ofrecer mejores servicios. Han mentido al decir que
peligra la educación pública, cuando la
verdad es que el TLC excluye por completo ese tema y,
más bien, nos permitirá disponer de mayores
instrumentos para mejorar su extensión y calidad.
Y han mentido al decir que el TLC perjudica el ambiente,
cuando lo cierto es lo contrario: el país mantiene
total capacidad para tomar decisiones en este campo
y, más importante aún, para exigir a los
vecinos centroamericanos que cumplan sus compromisos.
Todas estas falacias y muchas más sin relación
con el comercio han sido despejadas por la Sala IV,
cuando declaró constitucional la totalidad del
Tratado. Pero, con total irrespeto por la verdad, los
dirigentes del NO han insistido en ellas.
En el aspecto comercial, la mayor falacia ha sido
insistir en que "este" TLC se puede renegociar,
y que no peligra el ingreso preferencial que Estados
Unidos otorga a nuestros productos mediante la Iniciativa
de la Cuenca del Caribe (ICC). La verdad es muy distinta.
No existe posibilidad política alguna de renegociar
el TLC; y si, por algún azar del destino, hubiera
una renegociación, el país, solo frente
al gigante, debería aceptar una serie de imposiciones
lesivas a nuestros intereses, cosa que no se dio en
este Tratado. Por otra parte, la ICC sí está
en serio riesgo porque es temporal y unilateral. Por
esto, si rechazamos el TLC, las consecuencias serían
catastróficas. No podríamos competir con
Centroamérica, perderíamos atractivo para
muchas inversiones, y, como resultado, padeceríamos
recesión y desempleo. Todos sufriríamos
las consecuencias, pero, en especial, los más
pobres y las instituciones sociales.
Pero lo más ofensivo en la cadena de manipulación
desplegada por los dirigentes del NO ha sido tratar
de convertir la religión en un instrumento para
infundir temor entre los más humildes. Por desgracia,
algunos sacerdotes y hasta obispos eméritos han
sido cómplices activos de este grave montaje,
con una actitud contraria a la mano generosa, inclusiva
y de verdades que implican las enseñanzas de
Jesús, y con grave daño para la propia
Iglesia.
Instrumento de desarrollo.- No podemos decir que
el TLC es perfecto; tampoco, que nos garantiza el desarrollo,
que depende de un conjunto de factores, la mayoría
nacionales. Pero sí podemos asegurar, con apego
a la realidad y a la experiencia, que el TLC es un instrumento
indispensable para que los costarricenses mejoremos
nuestras condiciones de vida.
El TLC da seguridad jurídica absoluta para
el ingreso inmediato a Estados Unidos, libres de impuestos,
del 99% de nuestros productos.
El TLC mantiene incólumes a nuestras instituciones
jurídicas y sociales; más aún,
dotará a estas últimas de más recursos
para cumplir sus importantes tareas. El TLC permitirá
reforzar nuestra soberanía frente a Estados Unidos
y Centroamérica; servirá de escalón
para un próximo acuerdo con Europa; nos permitirá
competir en igualdad de condiciones con nuestros vecinos;
mejorará la calidad del empleo; ampliará
la gama de opciones para nuestros jóvenes y permitirá
a los hogares adquirir una serie de productos a mejores
precios. Sin TLC cerraremos pesadas puertas al progreso,
y volverlas a abrir será sumamente difícil
y lento.
Por todo lo anterior, lectoras y lectores, los
instamos a acudir este domingo a las urnas. Y los instamos
a que, en la soledad del recinto electoral, piensen
en el futuro, en la democracia, en la paz, en la estabilidad,
en nuestros hijos y en el país, y voten SÍ".
Sumar
A tono con el editorial, el Jefe de Información
de La Nación, Armando Mayorga, escribió
ese mismo día la columna "Miedo al NO, sí":
"No hay plan B. Si el domingo ganara el NO, el
país quedará con una mano atrás
y otra adelante pues las opciones de exportar hacia
Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se
irán cerrando.
Si triunfa el NO, la decisión más prudente
para cualquier inversionista o productor es irse a otro
país centroamericano, a Dominicana, a Chile,
México...
Desde esas y otras naciones con TLC, sus productos
sí tendrán garantizado el acceso a EE.
UU., exentos de impuestos. Desde aquí, dependerán
de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, con los
días contados.
Al perder competitividad, nuestra economía comenzará
a enfermarse, la producción decrecerá,
las empresas deberán cortar puestos y miles de
miles pagaremos las consecuencias.
Los empleados públicos probablemente no verán
sus puestos en riesgo. Sí peligramos los trabajadores
de la empresa privada pues, si la economía entra
en recesión, los patronos deberán recortar
gastos y salarios.
Antenoche, la vicepresidenta Laura Chinchilla decía
en un debate que el plan B del Gobierno, en caso de
ganar el NO, es "salir corriendo" a Estados
Unidos –y luego al istmo– a rogar clemencia
para que la Iniciativa siga más tiempo…
¿Serán permisivos los centroamericanos
con nosotros? ¿Aceptarán que, por ser
tan "pura vida" , los ticos sigamos disfrutando
de exenciones sin sacrificar nada, como sí lo
hicieron ellos cuando negociaron sus TLC? ¡Solo
en sueños!
En los del NO, el plan B, precisamente, es de soñadores.
En los debates, ninguno de sus expositores pudo precisar
idea alguna para evitar la fuga de empresas a otros
países y, menos, acciones para dinamizar la producción.
En cambio, hablaron de un futuro de "oportunidades",
"dignidad", de "patriotismo", "igualdad"…
Palabrería política.
A los costarricenses no nos queda más opción
que aprobar el TLC. No es la panacea, pero sí
abre oportunidades para que el país siga siendo
competitivo.
Si en un futuro no nos gusta, hay posibilidad de salirse.
Por el contrario, si triunfa el NO, negociar un nuevo
TLC llevaría años, si es que EE. UU. y
los países centroamericanos aceptan, pero, con
los demócratas a las puertas del poder y el celo
de los Gobiernos del istmo, será imposible.
Está claro que en la decisión del domingo
pesa el miedo. Tengo miedo al NO porque, de ganar, nadie
me ha dicho cómo seguiré cumpliendo mis
compromisos familiares, pagando mis deudas... Tengo
miedo al NO, sí".
Consecuencias
Ese llamado del editorialista del Grupo Nación
y del Jefe de Información, así como la
combatividad de Al Día contra el Movimiento Patriótico,
a la vez que fijaron el rumbo del denominado "fraude
mediático" para imponer el TLC, le ha abierto
un camino hacia el debilitamiento económico de
los dos principales medios impresos de la Corporación,
pero también los dejó sin credibilidad
ante los lectores que ya no desayunan con los dos diarios.
"Hoy con TLC y crisis económica para una
empresa en la que su futuro depende de la credibilidad,
será difícil recuperar el terreno perdido,
máxime si no cuenta con la simpatía de
la mitad de la población costarricense",
dijo el analista de La Nación a este medio.
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