Pasos para organizar una Asamblea Popular
Pasos para organizar una Asamblea Popular
 

LUCHA SOCIAL EN LA COSTA RICA DE HOY
OSCURANTISMO O TRANSFROMACIÓN

La reflexión, el debate y la elaboración son fundamento y factor de avance hacia la unidad, construcción de propuesta estratégica y táctica, y la definición colectiva de las formas y métodos de lucha. Pero, indiscutiblemente se requiere de una actitud franca, transparente y madura para analizar el proceso; tanto coyuntural como estructuralmente. Para modelar un documento de tesis sobre las vías hacia la transformación social se demanda razonamiento frío, empatía y corazón caliente y así, aportar a una plataforma nacional de lucha y una concepción de sociedad. A la vez, implica humildad más valentía para aplicar la autocrítica y un espíritu critico, en una dinámica de trabajo basada, invariablemente, en la inteligencia colectiva.

En esa dirección la experiencia y el aprendizaje de los errores y aciertos debe ser una piedra de toque. Entre tanto el pensamiento e ideario en sus diversas expresiones; surgido de las más azarosas batallas del pueblo costarricense, latinoamericano y mundial por sus derechos y emancipación, tiene que ser esa esencia y elemento crucial para orientarse, aclarar el panorama, leer la realidad y tomar las decisiones apropiadas para estar a la altura del reto que los tiempos exigen.

Categóricamente digo que nos remitamos a la historia reciente y lejana, su devenir inexorable, debe alumbrarnos el camino. Debemos comprender los acontecimientos, los fenómenos y los procesos de la conflagración social, debemos observar e identificar las fuerzas sociales en conflicto. Profundizar en la naturaleza de las confrontaciones y los antagonismos de clase, en cada colisión por los derechos fundamentales de la población, en cada choque político nacional o en cada conflagración continental o universal.

El análisis concienzudo, mesurado y agudo de los hechos; de sus causas y consecuencias, siempre es un buen consejero. Un vistazo de los sectores sociales, capas de la población, clases y fracciones de clase enfrentados y coaligados es una variable ineludible a la hora del análisis y la obtención de resultados y conclusiones. Las condiciones sociales, económicas, políticas, militares, la conciencia social y política de las masas y el estado de ánimo de las mismas, son factores sustanciales y médula que debe estar en el núcleo de la apreciación de la situación.

Una aproximación y estudio a fondo de las fuerzas propias, los aliados, los sectores a neutralizar; el acercamiento para visualizar el enemigo y al enemigo probable es clave. En el foco a la hora de forjar una buena estrategia y una táctica correspondiente y congruente con aquella; está efectivamente ese reconocimiento del escenario, una valoración objetiva de las actuaciones y comportamiento del movimiento de lucha, de los alcances y cumplimiento de objetivos, una interiorización de las enseñanzas históricas; sobre todo, aprender de los tropiezos recientes, tener un diagnóstico de las fuerzas propias y un enfoque agudo de la correlación de fuerzas es parte del ABC de nuestro quehacer.

Mucho se ha dicho del tema de la unidad, sin embargo, la unidad no puede quedarse en un rimbombante discurso, ya que la unidad no es unidad por la unidad o un recurso retórico para ganar terreno en una red de organizaciones. O para aprovechar un momento de confusión o vacilación en el movimiento social o en una discusión hacia la formación de una coalición de lucha social o política. Indefectiblemente, no puede convertirse en argucia demagógica para bombardear una verdadera unidad y usarse como cortapisa para sabotear la unidad del movimiento popular y la confluencia de las fuerzas necesarias para derrotar a la oligarquía dominante, al oscurantismo capitalista, los planes colonialistas y la lucha revolucionaria por la liberación de nuestro pueblo y el salto a una nueva sociedad.

Para entender el camino a la unidad es necesario conocer la inevitable diversidad social, política, filosófica e ideológica existente en la palestra de una realidad complicada. En la actualidad el terreno de la batalla social y política se ve entreverado y es en ese contexto donde tiene que articularse la unidad. Par avanzar a la unidad debe tenerse en cuenta la complejidad de las posiciones y perspectivas políticas e ideológicas. Además, las distintas visiones del proceso y las diferentes concepciones de la realidad. En esa línea de enfoque la constante es la identificación de puntos de vista, planteamientos e ideas coincidentes o convergentes; por pequeñas o difusas que sean.

Considero que el desafío mayor para avanzar, construir y proponer un camino viable de unidad, la única alternativa de alianzas sólidas y duraderas que tenemos para derrotar a las castas políticas empotradas en el estado, la institucionalidad viciada y corrompida, a los mercaderes de soberanía, a los negociantes de derechos inalienables, al capital transnacional y al imperialismo fraticida, es reconocer a todas las partes, grupos, colectivos, agrupaciones políticas, frentes de lucha y tejidos populares que están en la liza y se han jugado el pellejo en la lid.

Debemos tener la valentía y la humildad para aceptar y admitir el aporte, la validez y la vigencia de las distintas posiciones, valoraciones y planteamientos. Estamos en la obligación de quitarnos las caretas, desprendernos de toda vanidad, de falsas valoraciones, e inmodestias y obviar las descalificaciones, los tapujos, las presunciones y alardes de superioridad y, los estigmas personales. Hay que evitar a toda costa la subestimación o el rencor hacia sectores organizados, gremios o colectivos populares; que de una u otra manera están en el mismo terreno de los combates sociales, ante el enemigo común.

En distintos momentos, en estos años controversiales de jornadas combativas en las calles, plazas y carreteras, en el campo y en la ciudad; en las redes, frentes populares o coordinadoras de lucha, lo hemos dicho, engarcemos el esfuerzo alrededor de acciones y luchas concretas, concentremos sentimientos y raciocinio para llevar adelanta una unidad en la acción. Estamos hablando con precisión; unidad en la acción no unidad orgánica. Hagamos un esfuerzo por aceptar esa señal; en mi opinión es un asunto de voluntad política.

Ahora, tenemos que resolver otro aspecto insoslayable que tiene que ver con las apetencias o ambiciones personales; tanto la comodidad monetaria, el lucro, como las perniciosas ansiedades político electorales. En primer término nadie puede entrar en un espacio de convergencia adoptando conductas hegemónicas, prepotentes, arrogándose el papel de dirigente, o un liderazgo artificial. En segundo lugar tampoco sería plausible la actitud de quién llegara adueñándose de la mesa o como poseedor de la verdad absoluta; y en época de cantos de sirena eleccionarios, disputando ventajas, puestos de cúpula o candidaturas.

Para caminar en un proceso unitario auténtico, sincero y con horizonte, todas las fuerzas; grandes o pequeñas, nuevas o tradicionales, sindicales o comunitarias, campesinas o estudiantiles, femeninas o juveniles, agrarias o urbanas, políticas o gremiales, obreras o de capas medias, partidos o movimientos tienen que erradicar de su agenda y sus pretensiones declararse el centro, o en los inmaculados, los ungidos o los elegidos. Todas las partes debemos tener consistencia en la práctica, coherencia ideológica; e insisto desprendimiento y convicción para saber que estamos al mismo nivel, respetándonos como actores sociales, como factores con sus virtudes y defectos, como integrantes de un quehacer social, político e histórico. Compenetrarse y estar en plena disposición para entregarse a la faena, con el alma diáfana, y con iniciativa poner su grano de arena en procura de los objetivos comunes de lucha.

Podemos construir unidad, propuesta, movimiento y una coalición transformadora de la sociedad costarricense y sumarnos a los vientos de cambio que soplan en el continente, si lanzamos al cajón de la basura la arrogancia, la mezquindad y la petulancia que tanto daño nos ha hecho por décadas. Estamos en capacidad de abocarnos a la obra de modelar la unidad en la acción, de vigorizar las fuerzas del cambio, de formular la concepción de sociedad a la que aspiramos y de estructurar los contingentes de lucha; por ahora dispersos y fragmentados.

No obstante, el golpe de timón está en emprender la labor desde abajo, desde la periferia, en un mismo plano de posibilidades, como un esfuerzo colectivo y asumiendo las tareas con disciplina, dedicación y mística. El método asambleario podría convertirse en un canal adecuado; la Asamblea del Pueblo lo ha propuesto, tengámoslo en cuenta.

El itinerario es complejo, pero, es factible encontrar la salida del túnel, reitero es con una dosis de valentía, honestidad, humildad y voluntad política que hallaremos las claves para descifrar el nudo gordiano de la actual situación política y social de Costa Rica. Creamos alguna vez en nuestra propia honradez, vitalidad, lucidez y lealtad para caminar por terreno firme hacia el logro de los anhelos libertarios por los que estamos combatiendo y que de alguna manera nos cohesiona.

Si en alguna encrucijada de la ruta nos encontramos, nos hace coincidir y que por lo tanto nos identificara; más allá de las diferencias o roces, aceptémosle la palabra a las circunstancias, tomémonos del brazo y caminemos juntos, unidos y con la frente erguida. Seamos, ciertamente, fieles alguna vez a nuestros principios y nociones; que tanto estimamos y pregonamos, démosle una oportunidad trascendental al pueblo costarricense, tengamos la sapiencia, la cordura y la sensibilidad para lograr un acierto histórico.

Reiteramos, las discrepancias e incompatibilidades teóricas, conceptuales o filosóficas las podemos y las debemos poner sobre el mantel del intercambio, el cuestionamiento y el ejercicio intelectual; es ineludible, pertinente y razonable. En los tiempos que corren es loable también, enriquecer los enunciados y preceptos doctrinarios, teóricos e ideológicos, pero, rumiándolos y discutiéndolos; en particular aquellos discordantes, guardando los preceptos de autonomía e independencia de pensamiento, a las cuales tenemos derecho de por sí toda la gama organizacional del entorno. Sopesemos las características del momento, intentémoslo, demostremos sabiduría, discernimiento y sensatez de una vez por todas y, de esa forma contribuyamos a realizar los propósitos del conglomerado de lucha y los sueños de nuestro pueblo.

 

Oscar Barrantes Rodríguez
Miembro:
Asamblea del Pueblo
Comité Cívico de Occidente
Círculo Bolivariano Yamileth López
San Ramón-Costa Rica
Septiembre 18 de 2008

 

 

 

 

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