Pasos para organizar una Asamblea Popular
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Los Chiles, un ejemplo de resistencia al “tlc”

A las mujeres campesinas de Los Chiles

La resistencia al mal llamado “tlc” debe darse desde las comunidades (desde la base) y en nuestra vida cotidiana, pues es la única garantía de una resistencia permanente, incluso si ese acuerdo criminal recibe la aprobación del parlamento burgués (asamblea legislativa).  Cualquier otra propuesta no es más que una engaño de quienes pretenden darle un respiro a este agotado sistema.  La realidad, como lo dice un campesino del otro país, de Los Chiles, es que el “tlc” lo hemos estado viviendo desde hace años; nos hicieron consumidores, dice, dejamos de producir.  Entonces, ahí está la respuesta:  debemos volver a producir y dejar de consumir productos importados y de las transnacionales.  Y allá, en lo profundo del otro país, que los “vallecentralistas” no quieren ver, se está produciendo la transformación, allí se están construyendo laboratorios para producir champú, fábricas de ropa, apiladoras de arroz, se desarrollan proyectos de agricultura orgánica, de turismo autóctono, todo bajo formas asociativas y comunales.  Porque la resistencia al “tlc”, es la resistencia a las políticas neoliberales que intentan, desde hace varias décadas, destruir al campesinado, para dejar nuestros campos en manos de las transnacionales, porque son estas quienes cubren las tierras de piña, banano, naranjales y de proyectos turísticos que ponen en peligro el agua y la biodiversidad.  El llamado a la desobediencia civil debe ser la consigna:  negativa al consumo de los productos de las transnacionales.

Quienes desde el movimiento social hacen llamados a la defensa de las instituciones públicas, a la defensa de un inexistente “Estado social de derecho”, son quienes siempre han defendido la concertación, quienes siempre se han puesto adelante para contener al pueblo y sus demandas, no para avanzar en la transformación de la sociedad.  Quienes dentro del movimiento de lucha contra el mal llamado “tlc” apuestan a la vía parlamentaria, a la movilización controlada, al diálogo con el poder, son los enemigos de cualquier cambio social importante.  Son los aristócratas sindicales, quienes desde sus posiciones privilegiadas, negocian y venden, las necesidades y los derechos de los trabajadores, con los patrones y el Estado.  Son los aspirantes a cargos públicos, que inspirados por los ejemplos que pululan en Sudamérica, se presentan ante la clase dominante, como los nuevos administradores del Estado.  Para estos sectores, la aprobación o no del mal llamado “tlc”, en realidad no tiene ninguna importancia, si no lo que puedan obtener de su imagen de “oposición” al mismo.  Por eso los grandes medios de prensa, controlados por el gran capital financiero, continuamente los presentan como los “líderes” del movimiento social en este país.  Cúpulas asociadas al poder que a la hora de las verdades, siempre traicionan la voluntad del movimiento social.  Por eso, ya es momento de empezar a hablar claro:  con esta “dirigencia” no es posible la unidad en la acción, porque en cualquier momento apuñalan por la espalda.  Ellos son parte integral de este sistema.  Las ventajas y los privilegios que este sistema les otorga, los convierte en defensores del mismo, por eso les aterroriza que el movimiento se les vaya de las manos.

Por eso, quienes seguimos creyendo en la utopía (aquello que hoy no es, pero que haremos con la colaboración de todas y de todos) debemos ser claros, la lucha contra el mal llamado “tlc”, es la lucha contra las políticas neoliberales, contra todos los políticos corruptos y contra el Estado centralizado y corrupto.  La resistencia debe ser organizada desde las bases, en las comunidades, en los lugares de trabajo y de estudio.  La resistencia debe ser integrada a nuestra vida cotidiana, a nuestras costumbres, rechazando las formas de consumo que nos ha enseñado la publicidad.  En este sentido, debemos impulsar la creación de medios de comunicación comunitarios, periódicos y radioemisoras, que difundan los modelos alternativos de producción y convivencia, en resistencia al modelo neoliberal que solo produce pobreza y delincuencia.  Los  y las habitantes del otro país, como la gente de Los Chiles, conoce la realidad del neoliberalismo en carne propia:  como las obligaron a dejar de producir alimentos (frijoles, maíz, arroz y otros) y las obligaron a convertirse en pararrayos en las piñeras de las transnacionales (lo dijo un campesino en Los Chiles) y en consumidores.  Y también, estos campesinos y campesinas saben como se resiste a las políticas que pretenden su exterminio, la resistencia está en formas asociativas y autogestionarias de producción, en el consumo de lo que se produce, en volver a la vida en comunidad, destruida por el Estado y los partidos políticos.

Las personas solo debemos volver a creer en nosotros mismos, en nuestras propias capacidades, rechazar la intermediación de los políticos y de los dirigentes de escritorio, para resolver los problemas sociales y renovar formas de convivencia pacíficas y en armonía con la naturaleza.  Porque aquí están en juego los diezmados recursos naturales de este territorio, que deben ser utilizados de manera racional y no por los dictados del mercado insaciable.  Como bien lo decía Gandhi, la tierra tiene los recursos para satisfacer las necesidades de todos los seres humanos, pero no para satisfacer la avaricia de los ricos.  La resistencia al “tlc”, es la resistencia al modelo explotador y empobrecedor de la globalización, dictado por el matón universal, los Estados Unidos, que aquí ejecutan los gobernantes de turno.

Las mujeres y los hombres de Los Chiles, nos dan un ejemplo a seguir en esta lucha, no los discursos vacíos y demagógicos de los políticos y de los burócratas sindicales.  La resistencia al “tlc” es desde las comunidades y en la vida cotidiana, no en las proclamas incendiarias de quienes pretenden la toma del poder.  Desde arriba no podemos obtener ni derechos ni justicia.  Los de arriba lo tienen todo, lo comen todo, lo toman todo y nos hacen vivir en la pobreza y el dolor.  Cada día para nosotros es día de sufrimiento.  ¿Por qué hemos de dejarnos tratar así?  Escupamos su poder, somos todos contra ellos, tenemos los mismos miembros, la misma estatura, somos cien contra uno.  Defendámonos contra los de arriba, mantengámonos unidos y nadie podrá tener poder sobre nosotros.  Desde arriba ninguna solución nos ha llegado, desde arriba no llega más que miseria e ignorancia; empecemos desde abajo, en lucha diaria contra un sistema educativo que nos tiene paralizados por el miedo y la pasividad.  Como dice un participante en el documental nicaragüense contra el “tlc”, creo que el tlc va a ser aprobado en el parlamento, porque los partidos que allí están, tienen los mismos intereses.  No nos dejemos engañar por las poses “oposicionistas” de algunos diputados, porque en el momento decisivo, estos van a permitir la votación y no escucharán la voz del pueblo, como siempre lo han hecho.

 

Jorge Castillo Arias
San Ramón de Alajuela
Setiembre, 2006.

 

 

 

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