La izquierda y la sociedad del espectáculo
Capítulo Costa Rica en elecciones
Desde el siglo XVIII se ha anunciado la crisis y desaparición del capitalismo industrial, sin embargo, nos encontramos en el siglo XXI y este no parece aún estar en ninguna fase terminal. Este sistema ha probado poseer una capacidad asombrosa de “transformación” y de sobrevivencia. A tal punto, que algunos teóricos sociales han hablado del fin de la historia, del fin de la modernidad, con la globalización de sistema mencionado. El desencanto producido con el derrumbe del “socialismo real”, en realidad, sociedades que nunca lograron escapar del marco del sistema capitalista; produjo el derrotismo en las filas de lo que se denominaba la izquierda, haciendo irrupción esa dramática idea de que la “democracia liberal” y el “libre mercado”, son insustituibles.
Esta reflexión me hace traer a colación dos pensamientos, dispares en apariencia, que surgieron a finales del siglo XX. Uno de Octavio Paz, el gran poeta mexicano, que señalaba en uno de sus últimos libros: “Esta es una de las glorias más ciertas de la burguesía, la clase social que tomó el poder con el arma del pensamiento crítico y que no ha dejado de usarlo para analizarse a sí misma y a sus obras.” Otro de Ernesto Che Guevara, el último de los grandes rebeldes: “(...) el imperialismo al contrario de algunos progresistas, sí aprende con sus errores.” Pensamientos descarnados y clarividentes, que nos ayudan a comprender la coyuntura política de este país.
Creo que las clases populares de este país, han estado sufriendo los más terribles golpes en los últimos años, por ejemplo, el desmantelamiento del “estado social de derecho”, la disminución permanente de la capacidad adquisitiva, la generalización de la corrupción burocrática. Situación que se convierte en una bomba de tiempo para las clases dominantes y que ya ha provocado explosiones alarmantes (última huelga del magisterio, la lucha callejera contra el “combo”, la movilización contra “riteve” y demás acciones populares regionales, locales y sectoriales). Esto significó para los sectores dominantes una revisión del curso por donde se estaba yendo el país y el diseño de una estrategia para su “renovación”.
La crisis del sistema capitalista, no deberíamos olvidarlo nunca, es la crisis para los pobres, nunca para las clases poseedoras (nacionales o transnacionales), y constituye la forma normal de funcionamiento de este sistema, dichos reacomodos producen ajustes sociales y económicos importantes, pero, ya no son el preludio de la agonía del sistema. A través de estas “crisis” el sistema se remoza, a costa de las clases populares y de los sectores burgueses más atrasados, solamente. Dentro de este marco, las clases dominantes de este país, como buenos jugadores de ajedrez, comenzaron a analizar las jugadas posibles para mantenerse en el poder sin graves contratiempos.
Descubrieron, mucho antes que la denominada izquierda, que el sistema bipartidista había llegado a su fin, así que comenzaron a preparar el cambio. Se produjo una alianza “inesperada”, promovida por el capital financiero: Óscar Arias (ex presidente del Partido Liberación Nacional) y los dueños de La Nación (“opositores” históricos de Liberación), alianza que constituye el entierro de lujo del sistema bipartidista, del PLUSC. Sin embargo, el punto de quiebra llega luego; en una movida “genial”, dicha alianza decide enviar a la cárcel a los corruptos menos despabilados. Así como se comportan en lo económico, así también en lo político, se sacrifica a los menos eficientes. Para salvarse como clases dominantes, decidieron sacrificar a algunos de sus miembros, los que habían demostrado ser los más ineptos para robar. Como diría el ex legislador encarcelado, con toda candidez: “No sabía que eso era un delito”. La jugada era delicada, pues podía tener consecuencias no deseables, así que todo lo armaron desde arriba, desde instancias “respetables”: la gran prensa, el ministerio público. El circo fue espectacular, con ex presidentes en “perreras” y otros shows adicionales.
De tal manera fueron construyendo el “nuevo” escenario de la democracia liberal (electoral). Previa aparición de dos “alternativas” al bipartidismo: el movimiento liberticida (desgajado de las fuerzas fundacionales de la unidad) y el partido acción ciudadana (unidad de un sector desgajado de liberación y de la “izquierda” derrotada, o, ¿será más bien, derrumbada?) Presentándose, a su vez, dos fenómenos nuevos: la segunda ronda en unas elecciones y el crecimiento importante del abstencionismo.
Sin perder la iniciativa nunca, el capital financiero (hegemonizando a las clases dominantes), preparó entonces las siguientes elecciones. Jugada que no ha sido enturbiada siquiera por el tema del “tlc”. Catorce candidatos a presidente y otra cantidad de partidos provinciales y cantonales. La mesa servida, para enfrentar un posible resurgimiento del movimiento social popular, que no se produce por el derrotismo que ha difundido la “gran prensa” entre la gente (la globalización como inevitable, el predominio USA como voluntad divina, en fin, la resignación, el nada se puede hacer frente a fuerzas todopoderosas) y la contribución decidida de los dirigentes sindicales traidores con la parálisis como forma de manifestación (en el caso de los educadores, “los 200 días”; en el caso del Ice y de otros sindicatos institucionales e institucionalizados, “solo si nos tocan”).
Pero, la jugada magistral está por venir. Toda la atención respecto a las próximas elecciones se enfoca en quien va a quedar de presidente, según los grandes medios de comunicación. Y en la trampa caen embobados hasta los supervivientes de la “izquierda”. Que si Óscar gana, que si hay segunda ronda, que si será contra Otón o le quitamos la n. Olvidándose, los inocentes(¿?), de que el poder legislativo se elige en una sola ronda y que en esa ronda la derecha asume el control mayoritario del mismo. La matemática no falla, solo la “izquierda”. Sumen los diputados de liberación, de unidad, del movimiento liberticida, de alvarez desanti, de echandi, de los gemelos heredianos, de renovación; señores, la derecha controlará el poder legislativo, probablemente con más de 38 diputados.
Mientras, en la “otra” acera, que ya no se distingue muy bien cuál es cuál. La mal denominada izquierda, ciega y errática, envenenada por la vanidad de sus seudo líderes, se presenta dividida. En un momento, que el tema del “tlc” exige de manera inequívoca la unidad, para intentar reinventar el movimiento social. Pues, no, se presenta disgregada, fortaleciendo la jugada de su enemigo. ¿Será el enemigo realmente? En el caso de las dirigencias sindicales traidoras y del naranjazo, pareciera más bien maniobra orquestada. Pareciera que la jugada fue genial. En el peor de los casos, para el capital financiero y sus expresiones políticas, si resultara electo Otón Solís (quien no representa ninguna alternativa real de cambio social), este quedará debidamente amarrado por un poder legislativo copado por aquel, y todas sus pretensiones demagógicas quedarán en el papel, como siempre; como con cualquier político, diría nuestro pueblo.
Lo sorprendente es la actitud de la denominada “izquierda” electoral, sirviendo a las clases dominantes de actores secundarios en el sainete preparado. Yo no sé si creer que tienen algún problema de desarrollo intelectual o si están contentos trabajando en el papel que les asignaron. Y lo peor, es que no van a recibir nada a cambio (probablemente no saquen ningún diputado), con excepciones, de quienes sí están trabajando para el poder disfrazados de rojos.
Este análisis, únicamente lo ha realizado un sector de la Asamblea del Pueblo y algunos colectivos anarquistas, es decir, la izquierda no electoral, en otras palabras, lo que queda de la izquierda. El resto es parte del espectáculo. Señores y señoras, y ahora con Ustedes el mago más grande del mundo: el burgués.
Jorge Castillo Arias
San Ramón, diciembre, 2005
|