Pasos para organizar una Asamblea Popular
Pasos para organizar una Asamblea Popular
 

¿Independencia? Del “Patriotismo” de la Oligarquía, a la patria del Pueblo Soberano

De nuevo arribamos al “mes de la patria”, entre el estruendo publicitario de la empresa privada y las necedades agobiantes de las campañas patrioteras oficiales. Ese fanatismo repugnante y odioso promulgado desde las esferas gubernativas. Esa exacerbación de elementos simbólicos relacionados con la “independencia”, ese recordatorio que a la usanza de todos los años, en el mes de setiembre, se realiza al paso inexorable del calendario. Hay una obligación establecida en el almanaque que se debe cumplir por la institucionalidad completa en todo el país. La rutina anual de la efemérides montándose en escuelas, colegios, comandancias, y en todas las entidades públicas, es una carga trazada con indicadores cuantitativos, taxativos, concretos, en los cronogramas y planes de trabajo, como una tarea la cual se cumple con una reincidencia cansina, que con el pasar de los años, decepciona y se desmorona en el declive, en la decadencia.

Las cámaras empresariales, encabezadas por la Cámara Nacional de Radio (CANARA), lanzan una batahola propagandística descomunal dirigida a recalcar el enfoque ideológico de la oligarquía sobre la independencia, la perspectiva de las clases dominantes. Es decir, esa celebración que han trastocado y le han vaciado de cualquier sentido histórico y crítico, para torcerla a su imagen en una cosa rancia y estática a lo largo de 186 años, escrita en basalto, reducida a una visión historicista que complace sus intereses clasistas, y les da tranquilidad política; por un lado. Por otro, el gran capital; nacional y extranjero, utilizan la fecha con fines comerciales, manoseando los símbolos patrios, operando campañas de ventas y cascabeleando el consumismo masivo.

Según los herederos de aquella fracción firmante del escrito de 1821, los privilegiados del Ayuntamiento de Guatemala, fue un mandamiento para la eternidad. Sus conceptos de patria, nacionalidad, orden político, social y económico, hegemonía de clase, estructura de estado, formas de gobierno y modos de producción, serían inamovibles y, a los mismos deberíamos someternos por siempre. Como si aquel manifiesto que nos separaba del imperio español, hecho por los criollos burgueses; descendientes de la nobleza colonialista, no respondiese a circunstancias coyunturales marcadas por las premuras de los sectores gobernantes, temerosos de que el pueblo centroamericano tomara las riendas de los acontecimientos. Desde ese mismo momento la independencia tiene un matiz y una naturaleza cambiante, tanto desde el punto de vista de los grupos sociales en lucha, como desde la posibilidad de obtener la soberanía legítima, y construir un proyecto de patria.

Patria para la oligarquía es aquella enclaustrada en los límites del ejercicio de un poder desde sus posiciones, y el marco jurídico para perpetuarlo, donde sus privilegios económicos y el control de los medios de producción le permitan el manejo de los destinos de la nación. Para ello, han articulado una ideología nacional que hace tabla rasa de todos y todas las habitantes como “iguales”, ante la ley, compactándonos de arriba hacia abajo como pueblo, sin distingo alguno de la realidad social con las diferencias y desigualdades de clase, las injusticias sociales, la explotación y dominio de unas clases por otras, queriendo establecer como verdad única y definitiva, que estamos regidos por la línea del progreso y, el rumbo civilizador de una casta ungida por la providencia, de la cual hoy la burguesía es la llamada a conducir sempiternamente la vida republicana.

Los políticos, ministros, diputados, regidores, presidentes y funcionarios de la burocracia gubernamental, regodeándose al lado de empresarios, banqueros y terratenientes, fieles a su concepción de nacionalidad y “patriotismo” continúan condicionando la independencia y la soberanía nacional, a los modelos económicos y las estrategias coloniales e imperialistas de las potencias centrales, con el subterfugio, del vínculo necesario y la inserción en el mercado mundial. Sus pomposos discursos y solemnes actos septembrinos se convierten en aberrantes demostraciones de su hipocresía y falsedad.

Con el disfraz ideológico de la “democracia representativa” que les da el “mandato ciudadano”, y el fingimiento de reflejar los intereses comunes de la nación, desquiciaron las creaciones y proyectos nacientes que asentaban las bases de un posible desarrollo económico, a mediados del siglo XIX. Los oligarcas empecinados en afirmar su señorío y, el despegue de un capitalismo dependiente, asesinaron a Juan Rafael Mora y al General Cañas junto a muchos de sus correligionarios y combatientes por la afirmación de la soberanía patria, en la Campaña libertadora de 1856. La búsqueda de vías para exportaciones e importaciones y, la superación el atraso, se esgrimieron como tapujos para adquirir préstamos en la Banca inglesa, se implantó una economía de enclave, se le abrieron los pórticos a compañías de capital extranjero, en resumen, la burguesía costarricense maquillada con los mejunjes del patrioterismo y entre harapos de nacionalidad, fue malogrando la incipiente independencia.

El pueblo costarricense ha venido aprendiendo con el pasar de las décadas que, la independencia y la soberanía cierta, es un ideal, un propósito, un afán, un anhelo, por el que debemos seguir bregando y, tenemos ofrendar dedicación, pundonor, y si es necesario sacrificio y sangre. Porque ante tanto escarnio y entreguismo, tanta befa y corrupción, de las clases dominantes, los sectores populares y las fuerzas sociales más nobles, han tenido que ir haciendo el relevo con la antorcha de la libertad en la mano. Se ha resistido de muchas formas, e innumerables veces restituido el ejemplo de las columnas combativas que rechazaron la invasión de los filibusteros, avanzadilla del proto-imperialismo norteamericano.

La historia es generosa con ejemplos de coraje, honestidad y beligerancia, tal es el caso de las jornadas por la nacionalización de sectores estratégicos de la actividad económica, como la producción de energía eléctrica, las huelgas bananeras defendiendo los derechos de los trabajadores ante la United Fruit Company (UFCO), las luchas campesinas para recuperar tierras incultas y acaparadas por empresas transnacionales, las batallas frente los intentos por entregar a consorcios extranjeros las riquezas del suelo, subsuelo, biodiversidad y mares patrimoniales. Cuando el pueblo en las montañas, en los bananales, en los ferrocarriles, en las calles y en los campos, derrotó a “Mamita Yunai”, a la Standard Fruit, a la Osa Forestal, a la Stone Forestal, etc. Mas recientemente en los combates callejeros contra el Combo-ICE, RITEVE, la defensa de paperos, cebolleros, arroceros y agricultores en general.

También hemos visto al estudiantado universitario y la intelectualidad desplegar intensas acciones antiimperialistas, de solidaridad y por la autodeterminación de los pueblos. Los y las estudiantes de secundaria se han sumado a la resistencia y, a la denuncia de la afrenta de las cúpulas gobernantes, negándose en múltiples ocasiones a desfilar en los eventos oficiales de evocación del sainete patriotero de los 15 de Setiembre. Rechazando ese bufo del “izquier-dos-tres-cuatro-izquier…”, al son de tambores, fanfarrias bulliciosas y tanto guirigay, que repite el denuesto de esa comedia “patriótica” anual, y el terco e impertinente ensayo de enajenación de las masas.

La mezquina y unilateral invención oligárquica de patria, sellada en el imaginario popular como una nacionalidad de orígenes bucólicos e idílicos, donde labradores; nobles, plebeyos y clérigos, convivían subsistiendo en el diario arar y cultivo de la huerta con el sudor de su frente, se descompone en una sórdida práctica política económica y social, y se desvanece en un patriotismo etéreo, que se usa como verborrea en la arenga y desparpajo ideológico para la manipulación, el control y la alienación de la ciudadanía. De tal manera, agravian la inteligencia de nuestro pueblo al insistir en esa visión de patria plana, estéril, inmutable, al hablar de país como un saco donde todos somos “hermaniticos”, obviando las desigualdades, la injusticia social, las disparidades económicas, las inequidad en la distribución de la riqueza, la explotación del trabajo por el capital, la diversas formas de expoliación, discriminación, y atropello de la dignidad y la vida, que se han consumado, conforme esa nefasta oligarquía se fue empotrando en el poder, hasta desvirtuar la independencia y, convertirse en siervos menguados del neo-colonialismo, gesticulando excusas para preservar su hegemonía.

En su devaneo por nublar la conciencia popular, por mantener ese conformismo patriótico, por continuar adulterando el significado de la independencia, se atreven incluso a suprimir y censurar himnos, canciones y otras expresiones de alto contenido simbólico, y de firme significado para el pueblo. Es el caso del Himno al 15 de Septiembre, el cual con su mensaje de profunda beligerancia, manteniendo en alzada la voz de lucha contra opresores, serviles e invasores, es sin duda, para el orden establecido, un llamado constante a la rebelión, que martilla incitando a los sectores más despiertos, por lo cual lo han ido excluyendo de las celebraciones oficiales. Los valientes estudiantes de segunda enseñanza que protestan dignamente enunciando sus críticos puntos de vista, son amenazados con expulsiones, sanciones aplicados con amonestaciones, o números en rojo en las notas de conducta. Se les amedrenta con las garras del terror agazapadas en las medidas restrictivas despachadas por las autoridades del Ministerio de Educación, y las direcciones de los colegios.

Los grupos de la oligarquía que en la actualidad están alojados en las estructuras del estado, ya no sólo, aceptan dócilmente los esquemas económicos prescritos mecánica y autoritariamente por las agencias financieras internacionales, disimulados con programas de desarrollo nacional, además ceden al chantaje y reptan bajo las patas de los “centauros” tiránicos de la metrópoli imperialista, asintiendo a sus dictados abiertamente, sumisamente y, sin el menor reparo en tantear un cuestionamiento, o una asimilación con envoltura nacional.

Precisamente el acto más despreciable y penoso, lo tenemos en la firma y ratificación del documento mal conocido como “Tratado de Libre Comercio” practicada por Abel Pacheco, Oscar Arias, y posteriormente por emisarios con esquela de negociadores. Ante ese paquete del capital transnacional los enviados del gobierno, y pagados por la hacienda pública, de la forma más imperdonable, hicieron genuflexión, se sometieron ciegamente, y descollaron en el disparate, apostándolo y entregándolo todo, incluso sectores económicos, patrimonio nacional y riquezas naturales, que no estaban incluidas en el edicto de Washington; para asombro de los victimarios neo-colonialistas.

Estamos ante los acontecimientos más inverosímiles de sometimiento, ante los desmanes de una pandilla de corruptos vende-patria que a cambio de unas cuantas monedas, de las migajas desprendidas de los cofres de las corporaciones transnacionales, han subscrito una rendición con consecuencias inadmisibles para la nación costarricense. En su insensatez pretenden legitimar ese decreto de dominio económico, político y militar, enmascarándolo con trámites legislativos, ejecutivos y electorales. Pero, no pueden limpiarlo de sus inconstitucionalidades, no tienen argumentos para justificarlo, es un mecanismo totalitario revestido con esmaltes de colores, cuentas de vidrio, cantos de sirena y luces centelleantes, para encandilar a la población, no logran sostenerlo, a pesar de su presentación como “libre comercio”; que no es otra cosa que la envoltura que esconde la pesadilla de dominación colonial, miseria y muerte.

La nueva dictadura que estamos sobrellevando los y las costarricenses, en los tiempos que corren, punta de lanza de los capitalistas especuladores, traficantes y mercaderes de la soberanía, en todos sus alcances, marioneta de la embajada de los Estados Unidos, y pieza útil de la estrategia de los círculos monopólicos del capitalismo internacional; que en los {ambitos académicos llaman mundialización, está empeñada; con un fanatismo desquiciado, en precipitar a nuestra república a un curso de anexión forzada y reducir a nuestro pueblo a la esclavitud moderna. La arbitrariedad de los “hermanos Arias” en su barbarie sectaria, maniobran como dementes, para arrastrarnos conforme a sus planes a las condiciones de la ley de la selva, a la bestialidad del imperialismo global.

En su delirio cotidiano por realizar sus planes absurdos, por hacer efectivas sus ambiciones, servir domésticamente a las órdenes de su patrón; el bufón de las de los plutócratas y ejecutivos de la corporatocracia gringa, e inquilino de la Casa Blanca, se hunden en una ciénaga de mentiras cada vez más putrefacta, incurren en trampas y engaños ignominiosos, abusan de la inteligencia, la cordura y el estoicismo del pueblo, con sus desenfrenadas y torpes campañas de propaganda demagógica. Su ofuscación ha llegado a tal grado que soliviantan a las masas con mensajes como: “por la patria, TLC si”.

Sin embargo, con el pasar de las semanas, cada día, a cada hora, han violentado tanto el sentido común y la ecuanimidad de la ciudadanía, han tergiversado tanto la realidad, han generado tanta irracionalidad, han tramado tanto fraude, han provocado tanta ira, que entierran sus opciones con paladas de excremento cada vez mayores. Cavan una tumba de la que no podrán volver jamás, y han sepultado para siempre con sus propias y sucias manos, a ese adefesio siniestro mal llamado “tlc” y, su galimatías liberticida y patriotero.

Oscar Barrantes Rodríguez
Miembro:
Asamblea del Pueblo
Comité Cívico de Occidente
San Ramón-Costa Rica
Setiembre de 2007

 

 

inicio
Archivo
Galerķa
Enlaces
Contacto
 
 
email: info@asambleadelpueblocr.org  I  Asamblea del Pueblo  I  San José, Costa Rica
Este sitio web está bajo los términos de licencia de Atribución-No Comercial-Compartir Obras Derivadas Igual 3.0 Unported
Creative Commons License