EL
COMITÉ CÍVICO DE OCCIDENTE FRENTE A LOS RESULTADOS
DEL “REFERÉNDUM”
El pueblo costarricense ha sido testigo nuevamente de un
acto malicioso consumado en cada una de las patrañas
que se ejecutaron a lo largo de todo el desenvolvimiento del
“referéndum”, fraguado por los grupos gobernantes
como un ardid para solucionar el problema del trámite,
legalización y ratificación, del inadmisible
“Tratado de Libre Comercio”.
Desde que se propuso la realización de un referéndum
para resolver la cuestión de aprobar o desaprobar el
mal llamado “TLC”, el Comité Cívico
de Occidente se pronunció alertando sobre los peligros
que se escondían en una propuesta que en apariencia
constituía una opción atinada, porque encausaba
una “salida democrática” recurriendo a
la “consulta popular”, en la cual la ciudadanía
tendría la posibilidad de decidir libremente, votando
SÏ o NO al “TLC”.
Lo acaecido desde la convocatoria al “referéndum”,
promovida por el Tribunal Supremo de Elecciones(TSE), que
se arroga la potestad de aceptar la solicitud hecha por el
Gobierno de facto de los hermanos Arias, y respaldada por
la Asamblea Legislativa, hasta el 7 de octubre, día
de los comicios, fue un concierto lúgubre de abusos,
manipulaciones y trucos, sacados del recetario de los políticos
oligárquicos , jerarcas del estado, de los mercaderes
de las cámaras empresariales, en conciliábulo
con la Embajada de Los Estados Unidos y las corporaciones
transnacionales, con el objetivo de embaucar a la ciudadanía
con mentiras, falsas promesas y la retórica nefasta
con que los poderosos han engatusado a la ciudadanía,
utilizando los mecanismos electorales.
En vista del drama vivido, de la afrenta sufrida por la nación
con el montaje de ese absurdo e infame “referéndum”,
y a partir de los fraudulentos resultados del mismo, consideramos:
Que el Comité Cívico de Occidente desde que
se anunció el referéndum, se opuso a este debido
a que era una medida extemporánea, dado que la oligarquía
y el capital transnacional venían festinando la imposición
del “TLC” como un lineamiento inflexible ordenado
por el régimen tiránico de Washington, y sobre
el cual nunca, a lo largo de cuatro años, le pidieron
opinión al pueblo de Costa Rica.
Que el Comité Cívico de Occidente denunció
ese referéndum como una treta para darle legitimación
a un paquete anexionista, inscrito dentro de los planes de
dominio y colonización de la política imperial
de los EE.UU., que se ha venido perpetrando a espaldas del
pueblo, que atenta contra los intereses nacionales, que violenta
la soberanía nacional, que es una zarpazo a la dignidad
del pueblo costarricense, y por ende, nuestra obligación
indiscutible es su rechazo total y categórico.
Que denunciamos ese referéndum como una jugada para
sustraer al movimiento social de la movilización, de
la acción independiente, de las calles, donde este
había dado muestras de fortalecerse en cada golpe asestado
a los sectores vende-patria promotores del “tratado”;
donde se estaba venciendo a los neoliberales, a las cámaras
empresariales y al gobierno, cómplices de las transnacionales
y de los gringos. Estábamos convencidos que con el
torrente humano que protestó en San José el
26 de febrero de los corrientes, se evidenció que los
teníamos derrotados.
Que advertimos sobre ese “referéndum” como
una estratagema táctica para trasladar la lid sobre
el “TLC” al terreno electoral donde los sectores
dominantes tienen pleno control, superioridad y manejo de
órganos, instituciones, medios y recursos con los que
podrían establecer las condiciones de la contienda,
marcando una absoluta ventaja a su favor en todo el proceso;
que tal y como sucedió, fue amañado, arbitrario,
desequilibrado y desigual; pero, presentado por su abrumadora
campaña propagandística como democrático,
participativo y cuyos resultados debían de respetarse
como una ratificación popular y mayoritaria.
Que en su momento acordamos oponernos a ese “referéndum”,
no prestarnos a la manipulación ni caer en la trampa
legalista, no subordinarnos a la obediencia del orden establecido,
no morder el anzuelo de la astucia urdida por el totalitarismo;
porque el desenlace de la supuesta “consulta popular”
sería, como ocurrió, un escandaloso y burdo
fraude. No obstante, reafirmamos nuestra disposición
a seguir dando la batalla cotidiana contra el siniestro “TLC”,
mancomunando y coordinando tareas y actividades con todas
las agrupaciones, frentes de lucha y movimientos patrióticos.
Que no estábamos dispuestos a avalar un “referéndum”
que fue sesgado desde el comienzo, ya que no se hizo a tiempo,
no fue solicitado por petición popular, no sometió
a votación el paquete inmodificable, sempiterno e incondicional
dictado por la Casa Blanca; sino el dictamen de mayoría
de la Comisión de asuntos Internacionales del Parlamento,
lleva a tramite comicial un asunto que violenta tajantemente
la Constitución Política, los derechos conquistados
por el pueblo, y la legislación nacional, convirtiéndose
en un proceso inconstitucional.
Que no podíamos aceptar un acto electoral que a todas
luces había salido de la confabulación de de
diferentes fracciones políticas y grupos de las clases
dominantes. Así como se realizaría en un franco
contubernio entre las diferentes entidades del aparato del
Estado, (Poder Legislativo, Ejecutivo, Judicial, TSE, Sala
IV, Tribunales.) Lo anterior se demostró en la negativa
del TSE a recibir y tramitar documentos solicitando un proceso
electoral equitativo, una reglamentación transparente,
suspensión del trámite parlamentario de las
agendas de instrumentación del “TLC”, y
la exigencia a la Asamblea Legislativa para que efectuara
la consulta obligatoria de constitucionalidad del “tratado”.
Resolvemos:
Declarar nuestro repudio al “referéndum”
de marras como un acto viciado de nulidad de principio a fin,
por significar una burla más al pueblo humilde y honrado,
por constituir un ultraje a la honestidad ciudadana, por convertirse
en una extorsión a la inteligencia, y un agravio a
la conciencia del pueblo costarricense.
Desconocemos los resultados del “referéndum”
por estar manchados por la iniquidad, el abuso, el cinismo
y la corrupción. Denunciamos el “referéndum”
como fraude repugnante y una humillación a la integridad
nacional. Lo anterior, tanto por el atropello de las pautas
reglamentarias, como por la insolencia y la vulgaridad de
los hechos arbitrios durante la campaña; por el terrorismo
de estado y empresarial ejercido sobre masas de trabajadores;
por el uso de la maquinaria del estado a todo nivel por parte
del gobierno, aprovechándose del hambre y la miseria
de miles de costarricenses a los cuales compraron con billetes,
y promesas; por la intimidación y el chantaje a miles
de trabajadores con la falsedad de que sin “TLC”
no habría trabajo en Costa Rica, como por el uso de
todas las tretas imaginables para manosear los datos de la
votación durante los comicios, y posteriormente manipulando
el cómputo de los números parciales o totales
de los resultados.
Manifestar nuestra repulsa determinante a la prensa capitalista,
a las compañías encuestadoras, a corporaciones
publicitarias, a politólogos y consultores por efectuar
un ejercicio inmoral y corrompido de sus actividades profesionales,
poniéndose al servicio del capital transnacional, de
la dictadura de los Arias, y plasmar una actitud parcializada
encubriendo una cínica campaña propagandística
en páginas, espacios televisivos y radiales, pautas
publicitarias, encuestas, etc., y promoviendo la tendencia
en pro del “TLC” como información general
e imparcial.
Expresar nuestro rechazo a todo intento por aceptar los resultados
del “referéndum” como una ratificación
o aprobación del mal llamado “TLC”. Ese
acto deplorable, sucio, irracional y retorcido, ese remedo
de “referéndum”, no puede aceptarse como
válido, porque fue una engañifa, fue inconstitucional,
antijurídico, viciado de nulidad en todos sus alcances,
y ante todo, no refleja la opinión y la decisión
del pueblo costarricense, del valor y el decoro del pueblo
labriego.
Hacer un llamado a todos esos contingentes patrióticos
articulados y fogueados en ardua actividad a lo largo y a
lo ancho del territorio nacional, para que se integren al
lado de las estructuras del movimiento popular, con el objeto
de fortalecer el tejido social de lucha y rearticular una
resistencia aún más combativa y robusta; asumiendo
con más bríos, entusiasmo y abnegación
el combate que nos ha enlazado en todo momento por la derrota
total y definitiva del “TLC”, la agenda de instrumentación
y todos los planes de dominio del neofilibusterismo.
Alentar a todas las fuerzas populares a llevar a nuevas planos
la lucha del pueblo, a reagruparnos con humildad, ecuanimidad,
valentía y madurez; a mantener en alto las banderas
patrióticas, antiimperialistas y en defensa de la soberanía
nacional. Es necesario recusar la prepotencia institucional
después de este capítulo sombrío donde
la institucionalidad costarricense se hunde aún más
en la ignominia, evidenciando la falta de independencia de
poderes, su desprecio a la imparcialidad, honestidad y rectitud,
demostrando que el sistema electoral, judicial, los poderes
legislativo y ejecutivo de este país se desbarrancaron,
entraron en bancarrota y trazaron senda al patíbulo;
Por lo que, el camino definitivo que le queda al pueblo para
defender sus derechos, pelear por sus demandas y decidir el
futuro de la sociedad es, irrefutablemente, la movilización,
la protesta social y la democracia de las calles.
Exhortar a los diversos sectores populares organizados a
confluir alrededor de una plataforma común de lucha,
a construir la dirección del movimiento popular desde
las bases, desde los frentes regionales, desde abajo, a fortalecer
la unidad en la acción, a superar los tropiezos, a
saber levantarnos de las caídas con hidalguía,
a condenar la blandenguería, la traición, la
concertación de cúpulas y espetarles en la cara
a los políticos, burócratas, apátridas,
renegados, especuladores, oportunistas, plutócratas
e invasores ¡nunca más! en las calles los enterraremos
a todos.
COMITÉ CÍVICO DE OCCIDENTE
SAN RAMÓN – COSTA RICA
OCTUBRE DE 2007.
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