Pasos para organizar una Asamblea Popular
Pasos para organizar una Asamblea Popular
 

EL GRAN ESPEJO ROTO O LA REALIDAD SOCIAL DISTORSIONADA POR LAS EMPRESAS ECUESTADORAS.

Texto de la lección inaugural presentada por el profesor Rogelio Cedeño Castro a los estudiantes del curso de Teoría Sociológica Contemporánea el día viernes 3 de febrero de 2006.

La confianza ciega en los procedimientos del mundo de la ciencia y sus cultivadores nos ha llevado hacia un peligroso callejón que esperamos que si tenga salida, como una condición indispensable para que la humanidad pueda volver a plantearse metas acordes con la continuidad misma de la vida en el planeta tierra.

En fechas tan tempranas, como el año de 1750, ya Juan Jacobo Rousseau había hablado con vehemencia, en su Discurso sobre las ciencias y las artes, acerca de los peligros planteados al ser humano a partir del cultivo de las ciencias y las artes, convirtiéndose así en un gran hereje en los inicios del proyecto de la ilustración.

La fe ciega en el progreso científico, asumida como un nuevo dogma religioso, terminó por apoderarse de los pensamientos de las mentes más inquietas durante el siglo XIX y buena parte del XX1. Resultó muy difícil que se pudiera poner oído a lo dicho por algunas de las mentes más lúcidas –y por lo tanto necesariamente disidentes- que advirtieron sobre los peligros de la cosificación del ser humano. Es decir, su reducción a la condición de un simple objeto o pieza de un gigantesco mecanismo destructor, como acertadamente la denominó el escritor argentino Ernesto Sábato en su obra Hombres y Engranajes2 publicada en 1951.

Las pretensiones y las expectativas de los cultivadores de las distintas disciplinas científicas siempre han estado cifradas en alcanzar la capacidad de predecir el futuro de la especie humana o simplemente de algunos eventos que ocurren regularmente en la naturaleza o en la vida social.

El uso y abuso de las encuestas de opinión acerca de los más variados temas o escogencias en la vida social constituye un buen ejemplo de lo que hemos venido afirmando, tal y como lo demuestran algunos resultados electorales recientes en varias partes del planeta. Así ocurrió en Alemania, con motivo de las elecciones generales del año anterior, cuando la prensa conservadora y las empresas encuestadoras otorgaban diez puntos de ventaja a la señora Ángela Merkel, candidata de la derechista Democracia Cristiana  sobre Gerard Schröder candidato del Partido Socialdemócrata (SPD) y hasta entonces canciller (en ese país jefe de gobierno). Lo que sucedió fue que ambos candidatos obtuvieron una votación similar (alrededor del 35%), con menos de un punto a favor de la primera. Los diez puntos de diferencia no aparecieron por ninguna parte.

Las grandes empresas mediáticas alemanas en conjunto con las que se dedican a la realización de encuestas convirtieron sus sueños y aspiraciones políticas en la única realidad posible –y que por lo tanto debe ser acatada-. Sin embargo, la terca realidad los condujo a lo que Nicolás de Maquiavelo llamaba “la verdad efectiva de la cosa”.

I

A través del control mediático y con audaces e inescrupulosas maniobras de mercadeo y comercialización llevadas a cabo, por parte de un grupo de empresas dedicadas a la elaboración de encuestas, se ha pretendido secuestrar a la “opinión pública” costarricense hipnotizándola y aterrorizándola por la vía del anuncio de la profecía autocumplida de antemano: de esta manera, desde hace muchos meses, estos presuntos cultivadores de la predicción presuntamente científica sobre los eventos de la vida social y política, que a veces parecen más bien oráculos o adivinadores, han lanzado un discurso, no siempre explícito, que podría ser traducido en términos de que “Nuestro candidato presidencial ya ganó las elecciones, pues las encuestas que nosotros elaboramos, de manera periódica, nos dicen que lleva muchos puntos de ventaja sobre su principal competidor y no habrá fuerza en el universo capaz de modificar tal estado de cosas”.

Todo esto sucede en un país en el que los días domingo, cuando suele el aumentar el número de lectores de la prensa diaria, sólo circulan diarios de una empresa periodística (La Nación y Al Día) y por lo tanto existe un monopolio dominical en la fabricación de la opinión pública, que resulta impropio para una sociedad que se define como democrática.

Estos diarios y las grandes empresas de la televisión llevan cabo un manejo sutil de ese proceso que presenta rasgos autoritarios que son, en resumidas cuentas, una exteriorización del totalitarismo, con ropaje democrático, propio de la era del capitalismo tardío. Son las expresiones de un totalitarismo más peligroso que el de los sangrientos regímenes totalitarios del siglo anterior, quienes siempre estuvieron obligados a utilizar de  manera más abierta las ejecuciones masivas, la tortura y los campos de concentración. La denominación que podríamos dar a las prácticas que llevan a cabo estos amos de la opinión difícilmente podría ser cubierta bajo la denominación de “lavado de cerebro”.

En los últimos días de esta campaña electoral, durante la cual la gran mayoría de la población ha dado muestras de estar harta de la manipulación constante de los grupos oligárquicos en el poder, siempre en su exclusivo beneficio, las empresas encuestadoras han proseguido, de manera frenética aunque zigzagueante, su labor distorsionadora y a la vez orientadora del voto popular para que adquiera, de verdad, la condición de la tan anunciada profecía autocumplida.

Un ejemplo de lo que hemos venido afirmando nos lo da el diario La Nación, en su edición del domingo 29 de enero del 2006, cuando encabeza sus informaciones de la primera página con un titular en el que afirma”RESPALDO A ARIAS DUPLICA EL DE SOLIS” con el que anuncia los resultados de una encuesta llevada a cabo por la empresa UNIMER (2493 encuestados y un margen de error del 2%). Según ese estudio la intención de voto para señor Oscar Arias sería del rango del 49,6%, la del señor Ottón Solís del 25,4% y la  del señor Otto Guevara del 11,8 %. En resumen podemos afirmar que, ese día, el diario más importante de Costa Rica y uno de los de la única empresa mediática que hace circular prensa diaria los días domingo, destacaba que según ese estudio Oscar Arias mantenía una ventaja de 24, 2% sobre Ottón Solís.

Esta publicación había aparecido en momentos en que otra encuesta de Borges y Asociados, dada a conocer a través de la televisión comenzaba a plantear la posibilidad de una segunda vuelta electoral, en el próximo mes de abril, en el caso de ninguno de los candidatos alcanzara el 40% de los votos emitidos en las elecciones que tendrán lugar pasado mañana (domingo 5 de febrero). Además el politólogo Alberto Cortés de la Universidad de Costa Rica había comenzado a hablar ya no de la posibilidad sino de la inminencia de una segunda ronda electoral3.

Por otra parte el ya citado Alberto Cortés hablaba de la necesidad de reivindicar el análisis político sobre el de naturaleza puramente cuantitativa, como única forma de poder captar el sentimiento del hombre de la calle y los deseos de cambios de grandes poblaciones frustradas por  veinte años de neoliberalismo y de políticas de ajuste estructural, reforzadas por la el Consenso de Washington de comienzos de los años noventa.

Cuatro días después, el jueves 2 de febrero de 2006, el diario La Nación abre la primera página de su edición anunciando los resultados de la última encuesta de Unimer con el siguiente título SOLÍS ACORTA LA VENTAJA DE ARIAS e indica que la intención de voto para Oscar Arias es ahora del 42, 6 % , tanto que la de Ottón Solís alcanza el 31,5%. Es decir que en cuatro días o un poco más la presunta ventaja de Oscar Arias sobre el candidato del Partido Acción Ciudadana se redujo del 24, 2% a apenas el 11. 1%. Los encabezados (headlines) que acompañan en la primera página a esta información nos dan a entender una dinámica muy diferente acerca del posible comportamiento electoral de los costarricenses. Por ejemplo, en uno de ellos se dice “Intención de voto Solís ganó 6 puntos y Arias perdió 7”. En otro “Tendencia Indecisos se inclinan por el candidato de Acción Ciudadana” y en el tercero y último se afirma “Por primera vez Encuesta revela leve posibilidad de una segunda ronda electoral”.

La gran pregunta a formularse, a pocas horas de las elecciones del domingo 5 de febrero es la siguiente ¿Qué es lo que ha ocurrido en tan pocos días y qué permanece todavía oculto para nosotros? o ¿Será que los propietarios del diario más importante que se edita en Llorente de Tibás han decido abandonar el barco en que venían montados, desde hace mucho tiempo, ante la posibilidad cierta de que don Ottón Solís se convierta en el próximo presidente de la República?

II

En las elecciones generales del domingo 5 de febrero de 2006 el pueblo de Costa Rica no elegirá únicamente al presidente de la República y a los 57 diputados de la Asamblea Legislativa que se instalará el próximo 1º de mayo. En esta oportunidad se trata de algo mucho más profundo, pues de acuerdo con la escogencia que se haga se estará decidiendo el destino de la nación costarricense en los órdenes económico, social y político durante las próximas décadas.

Se trata de una acción individual y colectiva que tendrá repercusiones muy profundas y trascenderá, de muchas maneras, al acto electoral en sí mismo. Más de veinte años de políticas neoliberales y de desmantelamiento del estado de bienestar podrían llegar a su culminación si resulta electo presidente, el doctor Oscar Arias Sánchez, quien nunca ha ocultado sus intención de vender o desmantelar las instituciones más queridas y respetadas por las mayorías populares del país.

La posibilidad de rechazar el actual Tratado de Libre Comercio ente Centro América, los Estados Unidos y la República Dominicana (TLC EU CA RD), conocido por sus siglas en inglés como CAFTA (Central America Free Trade Agreement) está estrechamente ligada a los resultados electorales del domingo. Los candidatos presidenciales Oscar Arias Sánchez, Otto Guevara Guth, Antonio Álvarez Desanti y José Manuel Echandi se han pronunciado a favor de este TLC, que de aprobarse tendrá perniciosas consecuencias para la soberanía y la integridad territorial de nuestra patria. Es por ello que será de gran importancia saber si el electorado costarricense será capaz de buscar otras opciones electorales que nos conduzcan a nuevos derroteros de bienestar para la población y que permitan mantener la paz social, alejando así el escenario de confrontación social a que podría conducirnos el candidato de los grandes medios de comunicación y de las empresas transnacionales.

III

Las asechanzas del totalitarismo mediático de este fin e inicio de siglo, como una de los rasgos de la cultura de la postmodernidad constituyen un tema de estudio y de discusión. El papel que cumplieron los grandes medios de la televisión y la prensa venezolana durante el golpe de Estado que derrocó al presidente Hugo Chávez, en el mes de abril de 2002, se vio contrarrestado por la organización popular y los medios de comunicación alternativos, creados por las organizaciones comunales y vecinales que articularon la resistencia contra el zarpazo empresarial-militar que fue abortado en pocos días.

En Bolivia contra todas las encuestas, que apenas le daban unos pocos puntos de diferencia frente a su principal contendor, Evo Morales candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo más del 50% de los votos, en las elecciones del domingo 18 de diciembre del año anterior. Las grandes cadenas de televisión llevaron a cabo una intensa campaña racista en contra de este dirigente campesino cocalero del Valle del Chapare, en Cochabamba. Sin embargo, los resultados electorales demostraron que el control y el secuestro de la opinión por parte de los medios tiene sus límites.

En Costa Rica durante la huelga magisterial del los meses de julio-agosto de 1995 y durante la lucha contra el combo energético del ICE, llevada a cabo durante los meses de marzo y abril de 2000, los medios de comunicación, controlados por la plutocracia y los principales grupos de poder del país, llevaron a cabo violentas y sostenidas campañas contra las reivindicaciones del movimiento popular costarricense. En ambas ocasiones pudo verse la debilidad y los límites del totalitarismo mediático que fue contrarrestado, de muchas maneras por las organizaciones cívicas y populares.

El tema de las manifestaciones totalitarias de la postmodernidad supera, sin embargo, sus manifestaciones más evidentes que son propias de los períodos más álgidos de los conflictos sociales. El televisor como un gigantesco medio de control social instalado en los propios hogares no hace sino recordarnos el universo orwelliano de la novela “1984” con sus telepantallas y sus minutos del odio que se repiten, de manera cotidiana. Su influencia sobre la cultura y las mentalidades es muy sutil y profunda para que pueda ser captada por sus incautas, y a veces felices víctimas.

La gran discusión sobre el tema de la democracia sigue pendiente en un nuevo escenario latinoamericano, en donde ya las grandes mayorías nacionales han dejado de creer en la vieja sinonimia de que basta con tener un buen sistema electoral para contar con una democracia efectiva y hacer sentir sus demandas de participación en una serie de asuntos esenciales para su vida. Si el acto electoral sigue siendo, a lo sumo, un ritual vacío, estaremos ante un escenario dentro del cual resultará imposible democratizar la vida social y política de nuestros países.

El gran espejo conformado por la infinidad de elementos constitutivos de eso que llamamos la “realidad social” está, hoy más que nunca, roto en mil pedazos ante la emergencia al primer plano de una gran cantidad de actores sociales y de perspectivas que permanecían ocultos o relegados hasta hace muy poco tiempo atrás. Y en lo que se refiere al uso de los métodos cuantitativos en las ciencias sociales urge una discusión que nos lleve mucho allá de los planteamientos y críticas que hacía el sociólogo ruso-estadounidense Pittirim Sorokin cuando, durante los años cincuenta del siglo pasado, criticaba los vicios y achaques de la psicología y la sociología testomaníacas, por cuanto sus cultivadores todo lo reducían a la medición. De ahí a la predicción de los eventos que podrían ocurrir en la vida social hay una gran distancia....

IV

Las contradicciones, las ambigüedades o la reciprocidad de perspectivas presentes en el marco de una perenne dialéctica entre la emergente  postmodernidad y una siempre inconclusa modernidad, de la que aún no estamos seguros si llegó a afincarse de verdad en el subcontinente latinoamericano, terminan por hacer más complejo un escenario contemporáneo que no puede ser entendido –en el caso de que todavía conservemos esa desmesurada pretensión- , sino a condición de abandonar cualquier tipo de reduccionismo o pretensión homogenizadora o simplificadora en el ámbito de la cultura.

Un ejemplo de lo anterior, lo vemos reflejado en las pretensiones “académicas” de que los jóvenes latinoamericanos deben aprender a hablar un inglés sin acento (¿???) para trabajar así como mano de obra barata en empresas de “call center” u otras que las empresas estadounidenses instalan en nuestros países dentro de sus polìticas de deslocalización (outsourcing) del empleo y abaratar así el costo de la mano de obra en el país de origen.

Esas pretensiones de uniformizar y homogenizar el uso del idioma inglés o de cualquier otra lengua moderna chocan con la realidad y la especificidad de muchas naciones como Costa Rica, en donde existe toda una comunidad lingüística afrocaribeña cuya lengua materna es el inglés criollo, con fuertes resonancias británicas. ¿Una lengua es una parte esencial del patrimonio cultural y espiritual de una o muchas comunidades linguísticas o es simplemente una mercancía que puede ser tratada, de manera exclusiva, en los términos de la más estrecha racionalidad instrumental? ¿ Ese inglés sin acento de que nos hablaba por ahí un académico panameño no será entonces una especie de nuevo pidgin o protolengua como las que inventaron los colonialistas ingleses, franceses, holandeses o españoles y portugueses para poder “comunicarse” con los esclavos africanos que habían comprado y que también eran portadores de una gran diversidad lingüística entre sí?

El libro de la escritora estadounidense Paula Palmer, intitulado  “Wa’ apin man”4 publicado en lengua castellana por la Editorial de  la Universidad  de Costa Rica, hace ya más de diez años, constituye en cambio la expresión de un valioso trabajo que los sociólogos y los antropólogos contemporáneos deberían tener como ejemplo, tanto como ejemplo de respeto a la diversidad cultural existente en nuestra región, como por los caminos de construcción y esperanza que nos abre a todos. Además de que expresa la voluntad y la posibilidad de convertirnos en una nación más inclusiva que sepa integrar y enriquecerse así misma a partir de la riqueza de la diversidad cultural.

1  Jacques Testart “Quand l’optimisme n’a rien d’ une valeur positive UNE FOI AVEUGLE DANS LE PROGRÈS SCIENTIFIQUE”  Le Monde diplomatique décembre 2005 pages 26-27.

2   Ernesto Sábato  Hombres y engranajes emecé editores Buenos Aires Argentina 1983.

3  “En términos estadísticos, dos encuestas recientes abrieron la probabilidad estadística de la segunda ronda: la de Demoscopia publicada en Al Día y la de Borges y Asociados. En la primera, si se incluye la población indecisa que piensa votar, Arias tiene 41%. En el caso de la segunda, el mismo candidato aparece con poco más de 43%, lo que implica una reducción de casi 10% en relación con la intención de voto que había obtenido en la encuesta anterior de Borges y Asociados. Además, en esta misma encuesta Otton Solís pasó de 17% a poco más de 26%, un incremento de más del 50% en la intención de voto para ese candidato. De hecho, es la primera encuesta que le da una ventaja de menos de 20% a Arias sobre Solís. Otro dato importante de esa encuesta es el hecho de que el Partido Unidad Social Cristiana incrementó su simpatía partidaria de 9% a 17%, prácticamente el doble. El escenario que se está configurando nos llevará a la segunda ronda” (Alberto Cortés).

4  “Wa’apinman” La historia de la costa talamanqueña de Costa Rica, según sus protagonistas. Segunda edición, Editorial de la Universidad de Costa Rica 1994

 

 

 

 

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