Discurso de bienvenida
y justificación
del encuentro-asamblea popular
San Ramón
Compañeros y compañeras:
A nombre del Comité
Cívico de Occidente les damos un saludo fraternal a
todos los participantes en este Encuentro, que desde diferentes
puntos geográficos del país y representando
a diversas organizaciones, colectivos y grupos sociales, han
venido hasta aquí. Les agradecemos la presencia en
esta actividad que ha sido co-convocada por un conjunto de
instancias organizativas nacionales y regionales. Creemos
que este encuentro debe mostrar a la sociedad costarricense
en general, la capacidad del movimiento popular de aprender
de sus aciertos y de sus errores. Quienes estamos aquí
presentes hoy, en su mayoría, hemos participado en
las últimas luchas populares destacadas en la historia
reciente de este país: la lucha contra el Combo en
el año 2000, las últimas huelgas magisteriales,
las jornadas de lucha contra riteve de julio del 2002, la
lucha de los arroceros, de los pescadores, de los pobladores
de Talamanca, de los campesinos de Bambuzal, y otras luchas
populares, donde destaca la protesta social de agosto del
año pasado. Estas luchas nos han dejado varias enseñanzas,
todas muy importantes, pero mencionaremos algunas: primero,
que estas luchas no habrían sido posibles sin la participación
decidida y valiente de las bases populares, organizadas o
en forma espontánea, en cada región. Estas luchas
fueron efectivas por la participación del llamado otro
país: Pérez Zeledón, Cartago, San Ramón,
Guápiles, Cañas, Sixaola, entre otras ciudades
medias y pequeñas. Esto quiere decir que los frentes
regionales de lucha jugaron un papel decisivo en el fortalecimiento
y en la eficacia de las acciones de este movimiento popular.
Segundo: estas luchas han significado el rompimiento de las
bases populares con la dirigencia política tradicional
de este país (se ha tratado de un movimiento extenso,
autónomo y representativo del descontento de la Costa
Rica rural y urbana) Estas luchas han mostrado la profundidad
del descontento popular contra las políticas de los
partidos tradicionales y de sus retoños. Estas luchas
mostraron que el sentir de las fuerzas sociales movilizadas
siempre fue el de profundizar y ampliar los objetivos iniciales
de dichas luchas. Tercero: estas luchas han significado el
surgimiento de un movimiento popular de nuevo tipo, sustentado
en la movilización, en la acción directa de
diversos protagonistas: comunidades, barrios urbanos y sectores
sociales como campesinos, estudiantes, trabajadores. Cuarto:
estas fuerzas populares han desarrollado de manera creativa
y autogestionaria, nuevas formas de lucha, más decididas
y combativas. Han enfrentado las inclemencias climáticas
y la agresión policiaca que ha producido heridos y
muertos, y sin embargo, han logrado paralizar este país.
Quinto: a pesar del crecimiento y profundidad de la protesta
social, algunas dirigencias nacionales se han dedicado a negociar
a espaldas de las bases populares. Sin consultas con esas
bases (que son las que han sostenido estos valientes combates)
han levantado y detenido la movilización popular.
Por todas estas enseñanzas,
creemos que debemos convertir esta experiencia en un instrumento
más de lucha, y, para eso, estamos aquí, en
un espíritu de unidad, nunca para dividir ni para debilitar
el movimiento popular, que hoy más que nunca debe manifestarse
en forma unitaria y combativa. Creemos que esta experiencia
reciente se debe transformar en la herramienta para fortalecer
la organización de las bases populares y sus formas
de lucha. Desde diversas instancias organizativas, grupos
y personas, se ha manifestado la inquietud por afianzar este
nuevo movimiento popular, fortaleciendo los frentes regionales
de lucha y mejorando la coordinación entre estos, para
lo cual se ha propuesto la realización de diversas
asambleas populares en diferentes regiones del país.
Estas asambleas del pueblo constituirían el punto de
coordinación de todas las fuerzas sociales a nivel
regional, dispuestas al desarrollo de la movilización
y la protesta social. Creemos que estas asambleas populares
deben ser el resultado de la experiencia de las luchas populares
recientes y, por eso mismo, deben estar basadas en principios
que resultan de dicha experiencia: debemos multiplicar esfuerzos
en el trabajo de base, en las comunidades, en los barrios,
en las fábricas, en las plantaciones, en los colegios,
en las universidades. Debemos fortalecer el papel de las bases
en la toma de decisiones. Debemos crear la unidad en la acción
de las fuerzas populares desde la base. Todo esto bajo un
principio básico: la autogestión, que es la
mejor enseñanza de las luchas recientes, el poder para
las bases. Debemos fomentar la participación y la creatividad
de las bases en la acción directa de la lucha popular.
Este es el objetivo de este encuentro, fortalecer las bases
a través de asambleas populares en todas las regiones,
en todos los sectores. Debemos potenciar la capacidad de las
bases de combinar inteligentemente las diversas formas de
lucha, para la protesta social hoy. Creemos que es alarmante
el estado actual de las luchas populares, donde predomina
el estancamiento, la inercia, la pasividad; lo cual ha posibilitado
que ciertas dirigencias asuman el papel protagónico
que no les corresponde. Las bases populares deben asumir de
forma inmediata las riendas de su propia lucha. Permitir que
esas dirigencias continúen con su actividad, o más
bien inactividad, es dejar las banderas del pueblo en manos
de sus verdugos.
Este es un acto de unidad,
pero de unidad que se construye desde las bases. Unidad que
se sustenta en la crítica franca y directa, en el debate
ideológico y político transparente. No pretendemos
crear más cascarones de unidad, en donde se ocultan
las divergencias políticas, donde está ausente
la crítica y la autocrítica, donde hay unidad
solo en aras de la satisfacción de las vanidades, en
aras de los deseos de figurar. Esos cascarones representan
una unidad sin sustento real, sin bases políticas reales,
que se desmoronan ante cualquier tentación que la clase
política dominante les ofrezca, que se desbandan incluso
ante la simple aparición de una cámara de televisión,
porque es una unidad para la concertación, para detener
la movilización autónoma de las fuerzas populares.
Creemos firmemente en
la necesidad de crear un nuevo liderazgo, un liderazgo verdaderamente
democrático, surgido desde las bases, un liderazgo
que no negocia a espaldas de esas bases. El nuevo dirigente
debe ser el más sacrificado, el que más se entrega
al trabajo de la acción en las calles.
Quisiéramos aclarar
desde un principio el carácter de esta actividad: es
una reunión de trabajo, no es ningún foro, ni
un concurso de oratoria. Aquí solo participamos peones,
no hay jefes ni capataces, y, en ese sentido, todos, sin excepción,
somos bienvenidos. Esta es una reunión política,
sí, pero donde se discutirá la política
del movimiento popular de base, autónomo, plural, autogestionario
y regional. No es una reunión de política electoral.
Creemos firmemente que esta co-convocatoria responde a una
necesidad del movimiento popular de base de darse su propia
organización, que responda a las urgencias de la situación
actual que atraviesa el país. Creemos que esta co-convocatoria
debe significar un paso hacia la consolidación de un
movimiento popular auto-organizado, con un nuevo liderazgo
que responda únicamente a los dictados de las bases,
un liderazgo democrático, removible, transparente,
que rechace la autoridad de firmar pactos a espaldas de esas
bases. Se trata entonces de trabajar en la consolidación
de la unidad para la acción de todas las fuerzas populares,
sin distingos de ningún tipo, sin dirigentes autonombrados,
sin centralismos burocráticos. Venimos a trabajar para
que las luchas futuras no se conviertan en el banquete de
los entreguistas de siempre, para que sea el pueblo quien
tenga la última palabra, en un verdadero y real ejercicio
de la democracia. Solo la consolidación de la unidad
de acción desde las bases es la garantía de
renovación y vigencia del movimiento popular. Bienvenidas
todas las fuerzas sanas y honestas que pretendan colaborar
hombro con hombro, de igual a igual, en esta lucha de hoy,
que es de todos. La lucha contra el alto costo de la vida,
contra los bajos salarios, contra el tratado de libre comercio,
contra riteve, contra el plan fiscal, contra la corrupción
gubernamental, en fin, contra todas las políticas neoliberales,
antipopulares, contra la política expansionista y militarista
de la gran potencia del norte.
Creemos que aquí
estamos reunidos quienes pensamos en la urgencia de la movilización
popular que detenga ya, los desmanes de la clase política
de este país, que pretende continuar el festín
a costa de nuestro esfuerzo y trabajo. Venimos de nuevo a
decir: Basta. Abocarse a las tareas electorales en estos momentos
es un error, porque significa desviar la atención de
las fuerzas populares, distraer y dispersar la energía
que solo debe estar puesta en la movilización en las
calles. La clase política dominante está en
la peor crisis de su historia, las fuerzas populares deben
asumir su papel protagónico, de ejercicio de la democracia
en las calles, rechazando la mezquina democracia de cada 4
años, que nunca ha solucionado ninguno de los problemas
que afectan a la mayoría de la población de
este país. Creemos que las fuerzas populares no deben
ser puestas al servicio del apuntalamiento de un sistema político
que se derrumba.
Creemos que las clases
populares de este país han estado recibiendo la peor
golpiza de su historia. Desde hace más de veinte años
hemos venido sufriendo: a) el aumento constante del costo
de la vida, sin recibir ningún aumento salarial, apenas
mínimos “reajustes” salariales, menores
a la tasa de inflación (definida por el mismo Estado),
lo que ha provocado el aumento en la pobreza y la miseria:
la peor forma de violencia existente; b) el saqueo por parte
de la clase política dominante de las instituciones
públicas (Banco Anglo, Aviación Civil y demás)
y de los denominados “programas sociales” (Plan
de Emergencias, FODESAF y demás); c) la generalización
de la corrupción burocrática estatal por parte
de empresas privadas (Finlandia, Alcatel y demás) y
de estados extranjeros (Taiwán), corrupción
que ha significado la entrega de buena parte de la riqueza
social (tiburones de la Isla del Coco, telefonía, revisión
técnica, aeropuerto y demás) a cambio de “regalos”;
d) los últimos cuatro gobernantes han asumido el poder
con sus empresas privadas en quiebra y han salido de sus gobiernos
de nuevo con empresas rentables y con las cuentas en el extranjero
al tope (Figueres Olsen, Calderón Fournier, Rodríguez
y demás), la piñata ha sido bestial, basta echar
una mirada a los contratos de electricidad de Figueres y a
los contratos de alcohol en la gasolina de los Arias; e) los
derechos laborales han sido abolidos en la práctica
de las empresas transnacionales (basta darse una vuelta por
las empresas que funcionan en las llamadas Zonas Francas,
o Intel) y ya no rigen en las zonas bananeras (la situación
descrita por Calufa, en Mamita Yunai, hoy es la misma en el
Caribe) ni en las zonas azucareras, cafetaleras, algodoneras,
ni se diga en construcción y en oficios domésticos;
f) los emigrantes nicaragüenses convertidos en “nuestros”
braceros, como los mexicanos en Estados Unidos, no conocen
de derechos, a pesar de que la constitución reza la
igualdad de derechos de todos los seres humanos que vivan
en esta tierra; g) el desempleo, el subempleo, el empleo informal,
la realización de dos jornadas laborales, la emigración
forzosa a Estados Unidos (hipotecando el presente y el futuro
en aras del maldito sueño americano), la prostitución
forzada, el tráfico de drogas como única alternativa,
las denominadas actividades de sobrevivencia, constituyen
la vida cotidiana de gran parte de la población; h)
el aumento de niños y niñas en el sector laboral,
que incluye actividades como la pornografía y la prostitución,
son el pan de cada día, gracias a la transformación
del país en un destino turístico, es decir,
en el paraíso de la prostitución juvenil, los
casinos y las drogas; i) la inaccesibilidad a los servicios
de salud de calidad y a la educación, cada vez más
frecuente; e infinidad de infamias y crímenes, no legislados
por supuesto en el código penal vigente. Este es el
panorama que enfrenta hoy el movimiento popular y que exige
una respuesta inmediata.
Reitero el agradecimiento
a nombre del Comité Cívico de Occidente a todos
los participantes en este encuentro, que ojalá sea
la respuesta a las necesidades de este pueblo. Siempre bajo
el reclamo histórico y revolucionario de Kropotkin:
“¿Dónde están los que han de venir
a servir a las masas, no a utilizarlas para sus propias ambiciones?”.
Hoy... el poder es para las bases.
Muchas gracias.
Jorge Castillo Arias,
San Ramón, 2 de julio de 2005.
Comité Cívico de Occidente.
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