Crisis
de la representatividad en Costa Rica.
Observatorio cotidiano
¿Abajo,
arriba, al centro?
Desdibujamiento ideológico
y posicionamiento político
(Parte I)
Esperanza Tasies Castro
Núcleo Asambleario de San José –
Asamblea del Pueblo, Costa Rica
Como parte de una iniciativa colectiva que pretende
apoyar procesos autónomos, autogestionarios y
de acción directa frente a la crisis del sistema
capitalista y del estado costarricense, nos permitimos
abrir este espacio de discusión de cara al público,
a fin de ofrecer nuestros puntos de vista ante la crisis
integral que vive el sistema capitalista mundial.
Pareciera ser que conforme avanza esta crisis política,
económica, social y cultural a la que algunos
llaman crisis del proyecto civilizatorio occidental,
la incapacidad de las instancias de intermediación
conocidas como partidos políticos, se evidencia
en todas sus formas y expresiones.
Una de las que más nos ha sorprendido es la
forma en que los partidos políticos, expresan
el desdibujamiento ideológico que padecen, presentándose
a sí mismos a partir de adverbios de lugar. Así,
lejos de expresar su adscripción ideológica
prefieren confundir a sus posibles votantes con frases
elaboradas incluso para otras realidades y otros referentes
políticos, en tanto proyectos que intentan la
construcción de nuevos referentes identitarios
y políticos.
Tal es el caso de las últimas discusiones sostenidas
con “altos personajes” de los partidos de
“oposición” en este país;
mismos que ante un fraude sin precedentes en la historia
reciente de Costa Rica (el Frauderedum) se negaron a
denunciarlo, razones confesas: “no se puede poner
en peligro la democracia costarricense, ni darle la
razón a grupúsculos ultras” que
pretenden “desestabilizar el país.”
Razones no confesas: ¿cómo sería
posible denunciar por fraude al tribunal supremo de
elecciones y luego, con mi cara tan lavada, salir y
pedir votos?
Precisamente en momentos en que suben las tarifas de
la electricidad, del agua, de la telefonía fija
y celular, es decir, en un contexto de encarecimiento
general del costo de la vida, está muy claro,
las alternativas partidarias no ofrecen a la gente espacios
para hacer uso de la creatividad, la autonomía
y la dignidad y, sobre todo, la resistencia permanente
a las difíciles condiciones de vida que nos impondrá
el sistema capitalista. Todo lo contrario: vote y siéntese
a esperar, y esgrimiendo constantemente la típica
frase cantiflezca “si yo fuera diputado este país
cambiaría”… ¡claro que sí!
En estas discusiones se han desarrollado sostenidas
vía correo electrónico pues estos personajes
pocas veces salen públicamente a rebatir sus
controvertidas posturas, excepto en plazas públicas
improvisadas al calor de la justa lucha del pueblo costarricense
por su sobrevivencia y a los que comúnmente hemos
bautizado como tarimazos y que se caracterizan por la
participación y conducción descarada de
alabanceros, más dignos del programa “sábado
gigante” que de un espacio colectivo y reflexivo
para la organización popular y la resistencia,
que por cierto, es cada vez más perentoria.
Debido a esto, hemos tenido que convertirnos en verdaderos
y verdaderas “piratas cibernéticos”,
intentando fundamentalmente dos cosas: por un lado,
que estos grupos no mediaticen la necesaria resistencia,
y por otro que no vacíen de contenido estas respuestas
populares a la crisis de la representatividad. Por ello,
de la forma más cordial pero con firmeza, hace
poco le solicitábamos a uno de estos partidos
que, entre otras cosas y para engrosar su capital electoral
se apropió del nombre de las instancias autónomas
llamadas comités patrióticos, que valorara
el uso de la consigna ¡Sólo el pueblo,
salva al pueblo!. Es decir, que valorara si esta consigna
era pertinente para un partido político.
Con esta organización discutimos en torno a
la pertinencia del uso por parte de un partido político
de está expresión para ofrcerse como adalides
del pueblo, es decir, para que la gente en general delegara
en ellos como representantes del pueblo la defensa de
sus justos intereses, ¡claro, desde una curul!
Ante esto la mencionada organización nos respondió
que “esa consigna era de América Latina
y que no podíamos apropiarla como grupo”.
Entiendo que se referían a la Asamblea del Pueblo
(AP) fundada hace mas de 8 años, al calor de
las primeras manifestaciones visibles de la crisis de
la representatividad y que desde el año 2000
cobija sus banderas de lucha a partir de proponer ¡Sólo
el pueblo, salva al pueblo!, lo cual implica no la delegación
sino la participación directa en asambleas populares
permanentes de toma de decisiones, ejerciendo la autonomía
y la democracia directa para la toma de decisiones.
Suponemos que nuestra gestión para impedir que
se vaciara de contenido la expresión resultó,
ya que nunca más la volvieron a utilizar para
autodefinirse. Empero, aquí el problema viene
siendo que la consigna contextualizada en América
Latina es una respuesta de las organizaciones populares
autónomas que se debe interpretar al calor de
otras consignas como: ¡Que se elijan ellos! en
Chile, o ¡Que se vayan todos! en Argentina, y
que expresan el despertar de nuevas formas de hacer
política.
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