Breve bosquejo histórico
del anarquismo en
El Salvador
Por: Wilfredo Salvador
Ortiz Díaz
A los anarquistas
salvadoreños de ayer, de hoy y de
siempre.
Las primeras organizaciones
obreras en EL Salvador, al igual que en el resto de América Latina, tienen sus
orígenes en el anarquismo; impulsado por hombres y mujeres que hicieron suyas
esas ideas llevándolas a la práctica, escribiendo así las primeras páginas de
la historia de los movimientos sociales salvadoreños, una historia larga y
tortuosa, con triunfos y fracasos que aún no termina de escribirse.
A finales del siglo XIX y
principios del siglo XX las ideas anarquistas se encuentran muy propagadas en
América Latina gracias a las emigraciones de
europeos, en especial de España, Italia y Alemania. Éstos llegaron expulsados y
perseguidos por sus actividades políticas. Argentina, Brasil y México fueron
los sus principales destinos en donde siguieron con sus actividades
revolucionarias.
El Salvador no estuvo
ajeno a este tipo de emigraciones y en la segunda mitad del siglo XIX llega a
San Salvador el anarquista francés Anselme Bellegarrigue, quien “en 1850
publicaba en París: L' Anarchie, Journal de l'Ordre”[1].
Éste emigró a Honduras y luego a San Salvador después de haber trabajado como
maestro en el primero. Nettlau,[2] en 1906 constató la existencia de un hijo suyo en el Pimental, Departamento de La Libertad. Aún no se sabe si la llegada de Bellegarrigue pudo haber tenido influencia en las
sociedades artesanales o en el ámbito académico de la época, pero estuvo
involucrado en el derrocamiento del gobierno en Francia.
A principios del
siglo XX el artesanado salvadoreño se encontraba organizado en sociedades de
carácter mutualista formadas por patronos y obreros, sirviendo en el ahorro y
el crédito a sus socios e incentivando los valores morales y cívicos. Pero poco
a poco, los artesanos que integraban estas sociedades fueron influenciados por
nuevas corrientes de pensamiento, así, puede destacarse que en 1908 circula en
San Salvador la revista literaria Ritos “como publicación influida por las
ideas anarquistas”[3].
En 1909 el artesanado
salvadoreño trata de establecer relaciones con otras organizaciones con sus
mismas aspiraciones fuera del territorio salvadoreño, por lo que José Antonio
Vides de “La Sociedad El Porvenir de Obreros de El Salvador” le manda una nota
al anarquista Billo Zeledón solicitándole su intervención para ponerse en
contacto con organizaciones similares en Costa Rica:
“Santa Ana, El
Salvador 23 de septiembre de 1909. Señor Don José María Zeledón, San José. Muy
señor mío:
“Deseando nuestra sociedad
comunicarse con las agrupaciones obreras de ese país hermano, y no teniendo
conocimiento del domicilio o nombre de ellos, me dirijo a usted suplicándole al
mismo tiempo, nos ponga en comunicación para no seguir aislados como hasta
ahora ha acontecido. El 15 del corriente, la Sociedad El Porvenir de Obreros, conmemorando el nacimiento de nuestra derruida patria y del
primer aniversario de su reorganización, cumpliendo con los estatutos que lo
rigen, hizo la transmisión del gobierno de la sede de la sociedad a la nueva
Junta electa el nuevo periodo (…)
“Protestamos solemnemente
protestar por nuestra sociedad y de común acuerdo con las demás organizaciones
obreras de Centroamérica, trabajar por el adelanto y acercamiento en todo
sentido del gremio obrero, lo que tengo a mucha honra manifestarle haciendo
votos porque día a día se estrechen más las relaciones que han de armonizar por
siempre y al amparo de la paz estas instituciones libres.
“He de suscribirme de usted muy
atento y seguro servidor, José Antonio Vides.
“Aprovecha Billo esta misiva
para hacer algunas observaciones sobre la falta de organización obrera en Costa
Rica y del desinterés general de las cosas sociales que existe en el país.
Escribe Billo:
“Mi primera intención fue
contestar a esos obreros que seguramente han visto pasar mi nombre en alas de
algunos versos, que las asociaciones de toda clase y en particular las de
trabajadores son aquí planta exótica y que suelen aparecer como fuegos fatuos
allá de raro en raro para alumbrar fugazmente los senderos de una ambición
extraña a sus más triviales intereses.”[4]
De esta manera, el
movimiento artesanal salvadoreño trataba de establecer relaciones con el resto
de Centroamérica, y es con este mismo fin en 1911 se realiza en San Salvador el
“Primer Congreso Obrero Centroamericano.”[5] Posteriormente, en junio de 1918 se celebra en el pueblo de Armenia, Sonsonate,
el llamado “Congreso Obrero Salvadoreño; al que asisten doscientos delegados en
representación de todas las organizaciones mutualistas y obreras.”[6]Este congreso tendría
como finalidad inmediata la fundación de la Unión Obrera Salvadoreña, comprensiva de todas las organizaciones obrero artesanales de la
época y con miras a la creación de la Unión Obrera Centroamericana”[7]
Estos primeros pasos
en la unificación del movimiento obrero-artesanal local y centroamericano
fueron dados de la mano del terrateniente Arturo Araujo quién financió la
totalidad del Congreso en el que fue declarado “Benefactor de la Federación.”[8]
A partir de este
congreso, el movimiento obrero-artesanal salvadoreño no será el mismo y
empezará a mostrar cambios cualitativos junto a los primeros indicios de
industrialización del país. El movimiento artesanal en “sus formas de
organización, que avanzan de las formas mutualistas a las cooperativistas de
producción y consumo, son eminentemente defensivas y se mueven dentro del marco
ideológico que va desde el socialismo utópico hasta el anarquismo, de acuerdo
al grado de desarrollo del país”.[9]
Ya en 1922 esos
cambios cualitativos se reflejan en “la segunda federación de la Unión Obrera Salvadoreña que estaba con cinco filiales.”[10]Al
respecto, se dice que: “elementos anarcosindicalistas predominaron en la Unión Obrera Salvadoreña, fundada en 1922 y en la Federación Regional de Trabajadores salvadoreños, que la siguió dos años mas tarde.”[11]
Esta organización
tendrá corta vida y se fusionará con la Confederación Obrera de El Salvador (COES) para unir al movimiento obrero en el marco de la Confederación Obrera Centroamericana (COCA), pero la COES es expulsada de ésta última por su
orientación mutualista.
Ese mismo año,
“brigadas de sindicalistas mexicanos comandados por Jesús Flores Magón (hermano
del mítico Ricardo Flores Magón) llegaron a Guatemala y El Salvador formando la Federación Obrera de Guatemala y la Federación Regional de Trabajadores en El Salvador. Con
posterioridad pasaron a Honduras, Nicaragua y Costa Rica, en cada una de las
organizaciones obreras, asi formadas, concurrió a formar la Confederación Obrera Centroamericana (COCA) que radicaría por el término de un año, en
cualquier país designado por los consejos directivos de cada federación.”[12]
Vale la pena recordar
que en México “elementos del Partido Liberal y de otros grupos
anarcosindicalistas formaron parte de la Casa del Obrero Mundial durante la revolución y luego en la CROM.”[13]Esta
última fue la formó la COCA.
La creación de la Federación de Trabajadores Salvadoreños (FRTS) surge gracias a la consolidación de los
primeros sindicatos, por lo que “la creación de la Regional entorno a la COCA nos indica claramente la descomposición del artesanado y el
surgimiento del movimiento obrero como clase en sí, como una clase con una
“situación común, intereses comunes”. El surgimiento de los primeros sindicatos
en 1923-1924 y especialmente de la regional, muestra a nivel ideológico una
descomposición del socialismo utópico y el surgimiento y lucha entre las
corrientes social reformistas, como anarcosindicalistas y comunistas, muchas
veces influenciando el movimiento obrero en forma inclusive simultanea.”[14]
En este sentido, el
sindicalismo es el resultado de la necesidad espontánea que tiene el trabajador
de organizarse. De esta manera surgen las ideas que van a guiar a esta
organización libre las que son derivadas, en su origen, del anarquismo y los
hombres que han logrado hacerlas aceptables eran en su mayor parte anarquistas.
Estos primeros sindicatos aglutinan a zapateros, albañiles, mecánicos,
carpinteros, sastres, barberos, vendedores ambulantes, de oficios varios,
sindicatos de finca y campesinos, etc.
El 21 de septiembre
de 1924 se fundó en San Salvador la FRTS y su cede en el mismo lugar “era el
centro donde nos llegaba la intensa propaganda internacional de aquella época.
Recibíamos materiales de Holanda, Argentina, Francia, Italia, Estados Unidos,
México, etc. En las cuales se reflejaban varias tendencias y posiciones que por
entonces influenciaban al movimiento obrero mundial. Así llegaban nuestro país
las tendencias reformistas, anarco-sindicalistas, anarquistas y comunistas que
se disputaban la hegemonía en el movimiento obrero internacional.”[15]
Sobre lo anterior
cabe mencionar que “la Confederación Obrera Centroamericana (COCA) por la
importancia que significaba en esa época para el movimiento obrero mundial,
quiso ser atraída por la Federación Panamericana del Trabajo de Washington. Sin embargo, el Consejo Superior se inclinó por la Federación Sindical de Ámsterdam, cuyas tendencias eran moderadas. La Tercera Internacional Comunista de Moscú, consideraba las actuaciones moderadas de la
federación sindicalista, como traidoras al movimiento mundial de los
trabajadores y las calificaban de amarilla. No obstante a partir de 1922,
cambió y propuso con insistencia la fusión de ambas organizaciones con el fin
de formar un frente único. De esta fecha en adelante todas aquellas
organizaciones obreras adheridas a la federación sindicalista de Ámsterdam
(FSA) comenzaron a recibir corrientes sindicales extremistas y entre ellos la COCA y en espacial la FRT de El Salvador.”[16]
En la FRTS convergían tres corrientes ideológicas que se disputaban su dirección: los reformistas,
los comunistas y los anarquistas.
Los reformistas
confiaban en un proceso electoral y pacífico para conquistar un estado liberal
y que posterior mente concluyeron su proyecto con el Partido Laborista.
Uno de los máximos
representantes de esta corriente era Alberto Masferrer, quien dicho sea de
paso, no miraba con malos ojos las ideas anarquistas refiriéndose a ellas de
esta manera: “Cuanto menos gobierno necesite un país, mayor será su prosperidad
y ventura; la anarquía, que es una concepción ideal de la vida, de la vida sin
gobierno, no lo es sino porque lleva implícita la perfección, la santidad del
individuo…Necesitamos de gobierno, porque somos malos. Porque somos crueles, perversos,
codiciosos, brutales y tiránicos, necesitamos de que alguien nos vigile, nos
contenga, nos reprima y nos castigue”[17]
Respecto a Masferrer
Alba dice: “la realidad de su país, sin embargo, llevó a Masferrer, ya al final
de su vida, a mostrarse más radical. Tal vez contribuyeron a ello los contactos
que en sus viajes tuvo con socialistas y anarquistas, especialmente en Chile.
Se manifiesta anticapitalista, enemigo del monopolio de la tierra y quiere
tierra libre y también libre sea necesario para trabajarla.”[18]
En segundo lugar se
encontraban los comunistas, inspirados en las conquistas alcanzadas por la
revolución Rusa de 1917. En El Salvador el desarrollo de la propaganda marxista-leninista
hizo mella en algunos obreros quienes vieron en la conformación del Socorro
Rojo Internacional la expresión mundial de lo que denominaban clase obrera.
Esto permitió la formación del elitismo dentro del sindicalismo.
Por último se
encontraban los anarquistas, quienes tenían una abierta oposición a cualquier
partido político y al parlamentarismo, por lo que también recibían el nombre de
sindicalismo revolucionario y pretendían la liberación del trabajador a partir
de ellos mismos, valiéndose de la acción directa y de la huelga general como
método de lucha.
En este sentido el
anarcosindicalismo es una rama del anarquismo vinculada al movimiento obrero a
través del sindicalismo, es un método de organización y de lucha de los
trabajadores a través de los sindicatos que tiene como objeto la conquista por
parte de los trabajadores de los medios de producción según los principios
federativos.
A pesar de los
antagonismos ideológicos existentes dentro de la FRTS el trabajo que ésta realizaba permitió la formación de más sindicatos. Con la consigna
“A organizar las ligas campesinas” se lanzó a formar sindicatos al campo a tal
grado que en 1929, funcionaban en ciudades, fincas y cantones del país.
“Las luchas
reivindicativas se encaminaban a conseguir la reforma agraria, erradicación del
latifundio, y las relaciones feudales, particularmente el pago con fichas, la
tienda de raya, los malos tratos.
La actividad
desplegada por la regional, ejerció influencia para que durante el gobierno de
don Pío Romero Bosque, se dictaran las siguientes leyes: Ley de Protección a
los Empleados de Comercio (31 de mayo de 1927), Ley de Registro de Agrupaciones
Obreras y Gerenciales, Decreto de Creación de Junta de Conciliación (ambos el
15 de junio de 1927) y el Reglamento de Horas de Trabajo (13 de junio de 1928).
“La última de las
leyes mencionadas, en su artículo primero hacía una larga enumeración de
labores en las cuales establecía la jornada de ocho horas diarias; lo cual
significó un triunfo de los obreros, pues había sido constantemente la
aspiración a reducir el tiempo de trabajo.”[19]
Dada las relaciones que
llegó a tener la FRTS a nivel internacional con otras organizaciones sindicales
de América Latina, “en 1925 el líder obrero Virgilio Chacón entró en contacto con
el dirigente de la FORA, Julio Díaz quién hacía una gira por Centroamérica
promoviendo la organización anarquista.”[20]
Julio Díaz venía de
México, allí “había recibido noticias sobre el proyecto de creación de una
“Continental de sindicatos anarquistas patrocinada por la AIT. Sin ser favorable, Díaz propuso una reunión previa en la capital panameña para el mes de
noviembre de 1925 en la que se debía de fijar la fecha de congreso constitutivo
a nombre de la CGT de México y la FORA.
“Sin embargo esa
primera reunión nunca se llevó a cabo, pues los representantes de Perú, Chile,
Uruguay, Argentina y México fueron aprehendidos en la ciudad de Balboa por las
autoridades panameñas.”[21]
En 1927 se llevaron a
cabo manifestaciones en apoyo a Sacco y Vanzetti, los dos anarquistas
condenados a muerte en Estados Unidos.[22] Esto permitió que el movimiento obrero salvadoreño se incorporara a las luchas
internacionalistas del movimiento anarquista internacional.
Este acercamiento a
diversas organizaciones anarcosindicalistas permitió la circulación y
distribución de propaganda que servía de aliciente para el movimiento obrero
tan necesitado de fundamentos teóricos. Dada esa necesidad de formación obrera,
se crea en este periodo la “universidad popular” que funcionaba como un ateneo
anexo a diversos centros culturales que existían en San Salvador. (Igual a
Costa Rica)
La “Universidad
Popular” se dedicaba a la educación de los obreros y campesinos que sentían la
necesidad de profundizar en el aspecto ideológico y de la realidad que ellos
afrontaban en ese momento. Las ideas de los clásicos del socialismo como
Kropotkin, Bakunin y Proudhon eran discutidas; también eran muy difundidas las
ideas de José Ingenieros y Ricardo Flores Magón. La discusión de las ideas y la
formación corría a cargo de dirigentes sindicales, académicos y extranjeros
algunas veces.
El funcionamiento de
la “Universidad Popular” permitió cimentar las bases ideológicas de los obreros
y campesinos, permitiendo que ellos mismos expusieran sus puntos de vista y
análisis de la situación social y económica en diversos panfletos y folletos.
Esta efervescencia
del movimiento obrero no solo hacía preocupar a las autoridades de gobierno,
sino también a la iglesia católica quién no miraba con buenos ojos la organización
obrera y por ello “el 31 de octubre de 1927, Monseñor Alfonso Belloso y
Sánchez, Administrador Apostólico de la Arquidiósecis y Obispo Auxiliar de San Salvador, publicó la pastoral titulada “El presente
momento social.” Este documento resume la posición de la Iglesia frente a la doctrina socialista:
“El segundo principio
que establece el socialismo es el anarquismo revolucionario. Anarquismo. Todos
los organizadores comunistas habían pretendido construir un Estado con sus
poderes, corporaciones y magistrados. El comunismo anárquico niega el Estado
sin decir a punto fijo lo que ha de sustituirlo. Revolución. El como la
sociedad actual está formada; la familia, el Estado, la Iglesia, estorba e imposibilita el establecimiento del comunismo. Aguardar que por medios
suaves se transforme la sociedad presente pondría en balanzas el buen suceso
del sistema. Por tanto hay que echar mano de la violencia, de la destrucción,
del aniquilamiento para construir el mundo nuevo descuajando el viejo. Más,
puesto que el comunismo perfecto no puede existir mientras los hombres sean
como los actuales y la riqueza se produzca tan limitadamente como ahora,
menester es conservar el Estado, empresario universal que fija toda la vida
económica, pero un estado compuesto por la mayoría proletaria que oprima la
minoría burguesa hasta nivelar toda desigualdad y medir la sociedad con un
resero. Pues confrontad ahora semejantes opiniones con el sagrado Evangelio…
Jesucristo manda dar “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios…Lo
cual sería absurdo si no hubiera autoridad civil sea cual fuere su forma, y una
autoridad religiosa, Ambas integradas por hombres, puesto que ordena pagar los
tributos; el comunismo anárquico edifica la sociedad nueva sin poder alguno que
tenga derecho de mando y ser obedecido.”[23]
Para 1929 las
disputas ideológicas dentro de la FRTS se hacen más patentes y los primeros
núcleos de comunistas dentro de la misma se adhieren a la consigna
revolucionaria mundial en el seno del movimiento obrero (que) “era entonces la
de arrebatar la dirección a los reformistas y los anarquistas.”[24]
“La lucha ideológica,
precisamente por su nivel primitivo, tomaba en ocasiones numerosas los cauces
más violentos y no era nada raro que en las sesiones sindicales se llegara a las
manos y se apoyaran los puntos de vista a puras trompadas. También salían de
ves en cuando a relucir los cuchillos.”[25]
Bajo este clima “se
llevó a cabo el V Congreso de nuestra Federación Regional y los que nos
considerábamos ya comunistas tomamos la dirección regional del organismo. Para
entonces habiendo sido desplegados los reformistas…, la pelea central se
planteó con los anarcosindicalistas. Yo quedé encargado de las finanzas de la Federación con el apoyo de los anarcosindicalistas, pero cuando estos vieron que en el
desempeño de mi cargo yo no me plegaba a sus posiciones y no hacía concesiones
a su línea, como había sido su esperanza cuando me apoyaron tomaron venganza:
acordaron dejar de pagar sus cuotas y comenzaron a desarrollar una campaña de sabotaje
financiero entre la base para debilitar nuestras posibilidades como dirección.”[26]
En 1930 se realizó el
VI Congreso de la FRTS “en un ambiente de polémica y hostigamiento. Todavía
teníamos problemas económicos agudos por la actitud de sabotaje de los
disidentes anarcosindicalistas… En aquellas condiciones, la convocatoria para
el nuevo congreso fue un golpe de audacia por parte nuestra, porque debido a la
insistencia mía, la regional se comprometió a pagar los gastos de concurrencia
y estancia a los delegados de las zonas rurales, que por cierto eran mayoría.
El VI congreso fue un éxito, pero es que para entonces ya había algo nuevo en
el movimiento revolucionario salvadoreño: ya había surgido nuestro partido
comunista.”[27]
Como lo deja entrever
Miguel Mármol, este grupo de “disidentes” era muy numeroso para causar
problemas por el pago de sus cuotas, es de tomar en cuenta que por ese entonces
la FRTS llegó a tener unos 75,000 afiliados, por lo que puede pensarse que al
no encontrar cabida dentro de esta los anarquistas buscaron un nuevo esquema
organizativo.
Este Congreso marca
el fin de la época de oro del anarcosindicalismo en El Salvador. Desde ese
momento el movimiento obrero en El Salvador será llevado de la mano del Partido
Comunista arrojándolo a una lucha partidaria y electoral. Al respecto es de
considerar que “por eso, pero principalmente por el contenido revolucionario
electoral impulsada por el Partido Comunista en 1930, sostenemos que puede
hablarse de un retroceso en la lucha de masas en El Salvador en ese momento,
tal como así ocurrió posteriormente, cuando la lucha se centró, en algunas
ocasiones, principalmente alrededor de los procesos electorales.”[28]
En virtud de lo antes
expuesto se dice que el anarcosindicalismo en El Salvador marca el punto de
partida del sindicalismo y de la evolución ideológica de los movimientos
populistas.
Pero la lucha
anarquista no termina acá, sino que sigue latente y en ese mismo año de 1930 se
funda en San Salvador la primera organización anarquista: El Centro Sindical
Libertario dirigido por Enrique Conde.[29]Desde
su fundación este fue el centro de la actividad anarquista en El Salvador,
aunque tuvo una corta vida permitió a los anarquistas seguir con sus luchas y
propagar sus ideas.
Pero aún fuera de la FRTS las rivalidades ideológicas siguen manifestándose entre los comunistas y anarquistas,
así las luchas del partido deben “ser dirigidas no solo con los explotadores,
sino también contra todos los reformistas, socialfascistas, oportunistas,
traidores, derrotistas, liquidacionistas, pacifistas, y todos los que en alguna
forma den ilusiones pequeño burguesas como los anarquistas, anarcosindicalistas
(Centro Libertario Sindical) y contra todo el régimen actual.”[30]Esto demuestra la
obtusa dirección del partido con respecto a las demás izquierdas.
El año de 1932 marca
el final del Centro Sindical Libertario y uno de los sucesos más luctuoso de la
historia de El Salvador. Alrededor de 10,000 personas fueron asesinadas después
de un alzamiento indígena, que fue aplacado por las balas de la dictadura
militar del General Maximiliano Hernández Martínez.
Este acontecimiento y
la posterior represión dan un duro golpe a todo el movimiento obrero, que a la
par de la población indígena del occidente del país fue el principal blanco de
la represión estatal.
Ese año muchos
obreros, campesinos e indígenas mueren en los paredones, incluyendo a
anarquistas que no habían cesado en su lucha. Sobre estos hechos cuenta Miguel
Mármol: “Empecé a reconocer caras de camaradas del partido, de la juventud, de la Regional todos ellos mostrando huellas de su tortura y los golpes recibidos. Con el primero
que hablé en la atestada celda en que me metieron fue con Gerardo Elías Rivas,
llamado “cafecito”, un líder anarco-sindical, muy puro y sincero, equivocado
políticamente, pero una magnífica persona.[31]”
“Como a eso de las
diez de la noche retumbó un grito en medio del silencio “¡Miguel Mármol al
recinto!”. El compañero cafecito me dijo que no contestara, que de seguro
estaban sacando a la gente para irla a fusilar. Pobrecito cafecito, esa fue la
noche en que murió èl también, solo que en otro paredón.”[32]
Este acontecimiento
trunca el desarrollo de los movimientos sociales y todas las organizaciones de
izquierda pasan a la clandestinidad bajo esta dictadura que durará hasta el
primer quinquenio de los años cuarentas.
Pero en la
clandestinidad algunos grupos siguen trabajando, entre ellos los anarquistas.
Dice Miguel Mármol, que sobrevivió a los fusilamientos y se encontraba huyendo
en el oriente del país: “no recibimos nada en concreto del Partido, pero
recibimos la comunicación de un pequeño grupo de anarquistas capitalinos que se
estaban organizando y que ya tenían contactos internacionales, en la cual me
ofreció un viaje de descanso a España”[33]
Entrada la segunda
parte de la década de los años treintas los datos de las actividades
anarquistas se pierden (al menos hasta lo que se ha logrado investigar), pero
no cabe dudad que estas ideas siguieron pululando dentro de nuevas
organizaciones.
Finalizada la dictadura de
Martínez en 1944, las organizaciones obreras renacen y empiezan a reorganizarse
de la mano del Partido Comunista. A medida que pasan los años y nuevos
gobiernos militares alternan el poder la represión vuelve a hacerse latente y los
espacios de expresión son suprimidos y la autodefensa va quedando como la única
alternativa ante la represión.
En esta ocasión será
el movimiento estudiantil el que jugará un papel principal dentro de la lucha
revolucionaria y “al entrar en la década de los años 70’s contaba con varias
agrupaciones que rebasaban los términos del trabajo gremial… Surgió también el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que aglutinaba a trotskistas,
anarquistas y marxistas, en su mayoría apoyadores de la lucha armada.”[34]
A finales de los 70’s
“existían otras organizaciones universitarias de poca relevancia de tendencia
trotskista y anarquista como por ejemplo: Movimiento Revolucionario
Universitario (MRU), Grupo Socialista Internacionalista (GSI), y la Organización Socialista Internacionalista (OSI).”[35]
En efecto, las ideas
anarquistas aún seguían latentes y se mantenían en las luchas populares y se
hacían presentes en los albores de la guerra civil. Es de suponer que al igual
que muchas otras organizaciones revolucionarias de esa época, individualidades
y colectividades anarquistas se incorporaron a la lucha armada en el FMLN. También
es de destacar la presencia de anarquistas extranjeros que participaron en la
lucha armada.
Una vez finalizada la
guerra civil y llegada la década de los noventas las ideas anarquistas van a
hacerse presentes nuevamente, pero ahora bajo un contexto muy diferente a los
anteriores.
Lo que hoy se podría denominar
como el resurgimiento del anarquismo en El Salvador tiene sus inicios en la primera
década del siglo XXI cuando algunos jóvenes que formaban parte de movimientos
contraculturales empiezan a retomar las ideas anarquistas y a criticar a la
sociedad salvadoreña desde esta óptica, alejándose de la izquierda tradicional
salvadoreña amarrada con un partido político y encaminada a un proceso
electoral.
En el 2002 la joven escena
hardcore-punk de San Salador fue la cuna para el Movimiento Anarquista
Salvadoreño (MAS) integrado por punks, skinhead y straight edge, que se
dedicaban a la difusión de las ideas anarquistas a través de panfletos y
fanzines (como Rechazo Social y Depurando el Sistema) dentro de los conciertos;
poco a poco, este grupo fue creciendo y saliendo de los conciertos. Es así que
el primero de mayo del 2003 por primera vez, desde principios de siglo,
anarquistas desfilan por las calles de San Salvador
Con el paso del tiempo el MAS
desaparece y algunos de sus miembros forman el CLA (Célula de Liberación
Animal) dedicándose a promover el buen trato hacia los animales, a la difusión
del anarcoveganismo y la acción directa. Esta agrupación no dura mucho y
desaparece en corto tiempo.
En el año de 2004 algunos
miembros de los extintos MAS y C.L.A. forman el Kolectivo Acción Libertaria
(KAL) siempre integrados por jóvenes pertenecientes a los movimientos
contraculturales que se van a dedicar a la difusión de las ideas anarquistas y
veganistas a través de la palabra escrita, el punk y la acción directa por
medio de su fanzine Arroja la Bomba y la Banda Cívica Maldita, esta última de corta existencia.
A partir de este año nuevas
organizaciones anarquista surgen en la capital salvadoreña. Una de ellas es el
Kolectivo Acción Social Anarquista (KASA) integrado en su mayoría por skinhead
que se dedican a difundir las ideas anarquistas en los conciertos de punk-skin.
En 2005 en la Universidad de El Salvador nace el Circulo Revolucionario Anarquista Salvadoreño (CRAS)
producto de un círculo de estudio dentro de la Universidad de El Salvador y quienes se dedican al estudio de las ideas anarquistas y las
difunden por medio de la palabra escrita en sus boletines.
En diciembre de 2006
nace el Kolectivo Resistencia Libertaria (KRL) integrado siempre por jóvenes
pertenecientes a los movimientos contraculturales que se dedican a la difusión
de las ideas por medio de fanzines y comunicados así como acciones de calle.
A finales del 2007
producto de disputas ideológicas dentro del Bloque Popular Juvenil, hijo del
FMLN, surge Acción Directa (AD), un grupo muy numeroso de jóvenes quienes se
dedican a la propaganda, adhesión de miembros dentro de sus filas y difusión de
las ideas libertarias.
Con el nacimiento de nuevas
colectividades anarquistas es que ya se puede hablar de un verdadero movimiento
anarquista en El Salvador alejado de cualquier influencia de algún partido u
organización.
Desde el 2006 el KAL y el CRAS
deciden estrechar los lazos existentes con las demás organizaciones y deciden
organizar una participación conjunta dentro de la marcha del primero de mayo
del 2007, dicha actividad no alcanza a concretarse y las diferentes
colectividades siguen encontrándose en cada actividad de calle de forma casual
pero, con muy buenas relaciones.
En el año 2008 gracias a las
gestiones de AD, KRL, KAL y CRAS se logra que todas las organizaciones anarquistas
participen de forma coordinada en la marcha del Día del Trabajo. Dicha
coordinación se nombró Coordinadora Anarquista y aglutinaba a KASA, KRL, AD,
KAL, CRAS y Movimiento Universitario Revolucionario de Estudiantes. Mártires
del 32 (MURE 32). Éste último es la única organización estudiantil que desde el
2002 dado su apoyo a todo el movimiento anarquista.
Esta fue una actividad de gran
importancia ya que desde principios de siglo no se había visto una
participación anarquista tan grande en la capital; además la coordinación
unificó los lazos entre los diferentes colectivos, que aunque no se eran
desconocidos, permitió conocer directamente el trabajo que cada uno de ellos
estaba realizando y apoyar ese trabajo.
Después de la marcha los
colectivos decidieron seguir trabajando de esa manera, respetando la autonomía
de cada uno. Es así como inicia el trabajo de la Coordinadora Anarquista con el objetivo de unificar, apoyar el trabajo que cada miembro
realiza bajo una organización horizontal que responde a decisiones
concensuadas por cada uno de sus integrantes. Esta coordinación termina antes
de cumplir un año.
El corto trecho avanzado por el
joven movimiento anarquista salvadoreño lo ha hecho manteniéndose alejado de
cualquier institución partidaria conservando su autonomía. Teniendo claro que
la izquierda la conforman una pluralidad de corrientes de pensamientos y que
negar esto genera un retroceso en la construcción de una sociedad que pueda
luchar por sus derechos, hacerse oír, respetar bajo los principios de justicia
y solidaridad. Algo que no puede lograrse por la vía electoral.
La construcción de nueva izquierda
que no tenga como objetivo la toma del poder y que no utilice los mismos
métodos del pasado, porque todos ellos fracasaron o fueron comprados por el
sistema al cual se quiere destruir, representa el objetivo a alcanzar por los
nuevos anarquistas por lo que habrá que emplear nuevos métodos de lucha, de
crear la alternativa para poder vivir la utopía.
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