Pasos para organizar una Asamblea Popular
Pasos para organizar una Asamblea Popular
 

ANTAGONISMO EN EL MOVIMIENTO SOCIAL Y LA AGUDIZACIÓN DE LA LUCHA CONTRA EL “TLC”.

Las ingentes tareas del momento y la urgente necesidad de tomar decisiones, que se desprenden de la actual coyuntura, en el contexto de la lucha frente al mal llamado “tratado de libre comercio”, están haciendo aflorar, las colisiones políticas e ideológicas en el movimiento popular. La incidencia de este fenómeno; nada nuevo por cierto, ha propagado una extendida y no resuelta crisis a lo interno de la Coordinadora Nacional contra el “tlc”.

Los esfuerzos recientes destinados a organizar un cónclave nacional del pueblo, con el objeto de precisar las orientaciones de lucha, y definir los lineamientos táctico y estratégicos imperativos, que permitan asumir con la determinación, la claridad y la contundencia que obligan, las acciones y los retos inmediatos que la campaña nacional proclamada para demoler los planes neoliberales y desarticular las clases dominantes que los sustentan, requieren. Significó un momento brillante par resolver o canalizar las fricciones palpables en el seno del movimiento popular, sin embargo, por el contrario ha profundizado las fisuras y agravado la crisis interna de la Coordinadora.

La conformación de una comisión de trabajo, a la cual le fue asignada la misión de esbozar los trazos básicos de un proyecto de propuesta, que delineara el carácter, los objetivos, la metodología y las directrices organizativas del referido evento nacional, constituyó otra página que agrega pimienta y ácido a las heridas y laceran la endeble epidermis de la estructuración unitaria. En reunión plenaria de la coordinadora se aprobó por votación, realizar la que se denominó como, “Asamblea Nacional Popular”_lo que para algunos siguió siendo la “II Cumbre Social”_. A tono y consecuentemente con la indicada resolución, a quienes se nos asignó la tarea de pincelar los rasgos de la actividad de marras, actuamos respondiendo fielmente a naturaleza y a la conceptualización que encarna. Tales factores influyeron, para que desde los flancos, o a partir de otras intenciones, se generara una extraña actitud, que en la práctica fue oscureciendo y diezmando la labor de la Comisión, su desempeño fue torpedeado y subestimado, hasta el desmedro total.

La visión de la Asamblea Nacional Popular se fue desdibujando paulatinamente en todos sus alcances. Se le retiró consecutivamente el respaldo de aquellas representaciones, que siempre quisieron preponderar la noción de una nueva cumbre de los sindicatos y determinadas organizaciones sociales. En el horizonte de la agenda emergió la silueta de otra figura temática, atinente a la caracterización estratégica de la lucha y sobre los probables escenarios resultantes. Coincidimos en que el contenido de los temas promovidos a la palestra de las prioridades, es esencial, y tiene una importancia medular abocarse, a una inmediata penetración en sus ejes neurálgicos. Lo que sucede, es que en el ambiente se percibe cierto tufo malicioso. Una especie de alquimia tendenciosa, se mezcla en una atmósfera enrarecida por sensaciones de deslealtad, en el proceder de algunas agrupaciones o representantes sindicales. Afirmamos lo antes expuesto fundamentándonos en varios hechos coincidentes y que correlacionados, nos ofrecen una situación peculiar, sin duda alguna sospechosa, provocativa y que a nuestro entender no es nada casual.

Primero: Se aprovechó la invitación de la Coordinadora Regional de Occidente, a la correlativa nacional a sesionar en San Ramón, utilizando tal circunstancia para dilatar los avances y enfriar la ruta hacia la Asamblea Nacional Popular. La asistencia de organizaciones nacionales a tal encuentro fue escasa, y en ese sentido algunas dirigencias demostraron haberle restado importancia. Segundo: El siguiente miércoles se suspendió arbitrariamente la reunión de la Coordinadora; cuando existen reglas no escritas que norman sus procedimientos, comprendiéndose que es en el marco de su plenario, donde se define su funcionamiento.

Tercero: En la sesión posterior, ante la presentación de los informes sobre los progresos, en la formulación del proyecto de Asamblea Nacional Popular, se experimenta una violenta oposición a la idea planteada, y se desencadenan toda clase de subterfugios para minar el camino de la misma. Se fustigan sus objetivos, metodología y proceso organizativo. Se culmina el intento de boicot con una llamada posposición, que huele a suspensión definitiva. Cuarto: En la última reunión, de repente, observamos la asistencia de una nutrida comitiva de la Comisión Nacional de Enlace (CNE). Esta presencia se torna sorpresiva, pareciera insinuar síntomas de confabulación, ya que la referida organización no ha mostrado un interés sostenido por participar activamente en las actividades desarrolladas por la Coordinadora, más bien, en su conducta se ha nota do un afán medroso por sustituir el papel protagónico, o de interlocución, de la instancia superior.

Lo que se ha estado argumentando, con lo hasta ahora descrito, es la existencia de una diversidad de fuerzas organizadas, las cuales han incursionado en el terreno de la lid ante el neoliberalismo, e impulsadas por diferentes motivaciones combaten el “tlc”. A la vez, nos referimos a una entronizada y honda fricción, gravitando en las posiciones y perspectivas de lucha, de dos bloques nítidamente emplazados, aferrándose a sus cartillas y convicciones. En detalle, cierran filas Organizaciones Estudiantiles, Los Frentes Regionales de Lucha, La convergencia de Izquierda, La Central General de Trabajadores (CGT), Movimientos Campesinos, Agrupaciones Anarquistas y Asamblea del Pueblo. Las nombradas en la Coordinadora como “Fuerzas Marginales”; por un lado. Así como, La Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), La Central Juanito Mora, Sectores de CUSIMA, Algunos Gremios del Magisterio, varias Asociaciones y sindicatos del FIT-ICE, La Comisión Nacional de Enlace (CNE) y El Encuentro Popular; por otro.

Claro está, sería iluso e irresponsable proyectar una fotografía en blanco y negro, de un panorama un tanto intrincado y complejo, como el visualizado en los andares de la Coordinadora. Si nos atenemos a la línea discursiva de las partes actuantes, encontramos a menudo matices, los cuales son indicaciones que dan perfecta cuenta, de puntos y enfoques coincidentes. También en el mensaje aparecen repentinas inflexiones y aristas, desembocando en criterios y planteamientos aparente o abiertamente irreconciliables. El intercambio es por lo general desenfrenado, se cruzan entre uno y otro bloque, traslapándose o contraponiéndose opiniones y enunciados, en reyertas y discusiones, que oscilan en el tono, entre la mesura y la intransigencia. Unas veces más álgidas y agrias, otras con más sensatez y moderación.

El problema de fondo y la preocupación que nos asiste, es que por momentos parece que toda esta dinámica deviene caótica. En nuestra opinión no es suficiente con los mecanismos de conducción, que hasta hoy se aplican. Es necesario imprimirle una tónica de ordenamiento, sistematización y coherencia al rumbo del debate. Escrutar las posibilidades de comprometer un cambio de actitud en el colectivo; es decir de todas las partes en juego, para propiciar un justo aprovechamiento y potenciación de los aportes, las propuestas, los conocimientos y las ideas expuestas. De tal manera, en nuestro entender, cobrará sentido ese profuso derroche de energías y capacidad de elaboración, que los actores y actoras sociales, están poniendo en juego, con el cometido de llevar a nuevos planos y articular un vigoroso movimiento popular.

Es inquietante además, llegar a conclusión de que hace falta una efectiva dosis de sapiencia, madurez política, franqueza, honestidad y valentía para encara el debate ideológico transparente y fraternal. Catapultar las voluntades; más allá de sus intereses particulares, y de esa forma perfilar la salida a los antagonismos existentes, que podrían degenerar en el autoaniquilamiento, o convertirse en el apuntalamiento, para un salto cualitativo, para el desarrollo de la organización, la movilización y el cumplimiento de los objetivos estratégicos del movimiento.

Nos desplazamos por el filo de la navaja, ahora es cuando es determinante explorar, reconocer y aceptar con honradez y sin tapujos, los postulados y aspectos irreconciliables, y manejar los tiempos y la conveniencia de ponerlos sobre el tapete. Pero, ante todo debemos tener la sabiduría, para buscar, descubrir y sacar a flote las puntualizaciones, ideas y tesis coincidentes. Ésta, aunque parece una verdad que todo mundo da por sabida, tiene una actualidad, importancia y vigencia, cruciales en los tiempos que corren. No crean que esto es mera retórica, sería un craso error simplificar el análisis hasta ese extremo.

Estamos convencidos que hasta tanto no se expongan de manera cristalina, objetiva y razonable, nuestras diferencias, para directa o indirectamente abocarnos a un intercambio respetuoso, concienzudo y de frente a las masas, no podremos realmente avanzar en un proceso de unidad en la acción. Debemos hacernos eco del sentir de amplios sectores populares que están exigiendo que las organizaciones sociales caminen juntas, deponiendo vanas ambiciones, despojándose de intereses parcelarios, posponiendo conflictos inoportunos y rastreando con sentido común las coincidencias, la única vía efectiva para acercarnos. Solamente con una lógica dirigida a construir una eficiente, realizable y básica plataforma unitaria, a partir de momentos y puntos de encuentro, desde la base, desde abajo, con la participación de los más diversos sectores sociales y frentes regionales, barrios y comunidades, se logrará despejar la grave crisis por la que atraviesa el movimiento popular y que hoy se encuentra sumido en el estancamiento.

Actualmente la Coordinadora Nacional Contra el “tlc”, transita por arenas movedizas; ya que, lejos de catalizar las contraposiciones y la discusión, ha entrado en un estado de inercia y cuidado sino en zona muerta. En realidad no se ha transformado en ese espacio idóneo que el movimiento social demandaba a gritos, para crear las condiciones de reflexión, elaboración, dirección, coordinación, discusión trascendental y toma de decisiones para la acción y la movilización, a todos los niveles. Siempre se esperó que se constituyera en el factor clave para posesionar los cimientos de un proceso de unidad popular, articulada sobre andamios sociales, organizativos, políticos e ideológicos, sólidos y duraderos.

Hasta ahora lo alcanzado por la experiencia de la Coordinadora es mínimo, se concreta en un engarce y coordinación de poco aliento y una relación unitaria frágil, sostenida en buenas voluntades, loables intenciones y un poco de pasión de líderes y organizaciones, que no han cejado en procura de un proyecto unitario estratégico, de largo alcance y que de alguna manera se mantienen en el intento. No obstante, esta instancia sigue dando muestras de debilidad y en su funcionamiento. Se han propagado, siguen prevaleciendo y se arraigan el desequilibrio, los juicios de valor y la fragmentación, lo cual se observa de una reunión a otra, donde los bloques o las corrientes prevalecientes en su seno, tratan de imponer o establecer el dominio, en el curso de la puesta en consideración de las agendas o temas a discutir. Muy por sobre lo que deseáramos, desgraciadamente, en cada ocasión que nos encontramos, lejos de que se vislumbre una solución y una posibilidad que abra una puerta para resolver la situación, las condiciones precipitan la desconfianza, la subjetividad y la inconsistencia, en todo el actuar de la Coordinadora.

No todo está dicho ni mucho menos, una gran cantidad de situaciones, factores y elementos se quedan por analizar, lo importante tal vez, sería que las luces rojas están encendidas. Más cosas se pueden aportar ha este balance, sobre el tema de la Coordinadora Nacional Unitaria Contra el “tlc”, y en torno a la cuestión de la unidad del movimiento popular. Pienso que es urgente llamar a participar en esta reflexión y a extender los planteamientos, para intentar entender de mejor manera los acontecimientos. Así como en la necesidad de peinar el teatro social, para encontrar los senderos que nos viabilicen, propuestas, salidas y soluciones. Como lo hemos afirmado, esta es una tarea de la inteligencia colectiva, porque efectivamente sólo enlazando nuestras capacidades, acervo y experiencia, podremos tomar las decisiones, que los desafíos de la actualidad y la agudización de la lucha contra las políticas neoliberales y la estrategia de dominación imperialista, nos imponen.


Oscar Barrantes Rodríguez
Asamblea del Pueblo
Comité Cívico de Occidente
San Ramón – Costa Rica
Julio – 2006.

 

 

 

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