14 de setiembre de 2006,
en Cartago
Diversas organizaciones, pertenecientes a la Coordinadora Nacional de Lucha contra el TLC, convocaron a una manifestación en la ciudad de Cartago, el 14 de setiembre, con ocasión de la llegada de la denominada “antorcha de la independencia” y la asistencia, a tal acto del gobernante espurio Óscar Arias. Para esto se convocó a una concentración frente a los tribunales de derecho (mal llamados de justicia) de dicha ciudad, desde las 4 de la tarde. Desde donde se marcharía hacia el palacio municipal. Sin embargo, la Unidad de Inteligencia Policial (que acompaña a Arias en sus desplazamientos), arbitrariamente, horas previas, estableció un cordón policial alrededor de dicha edificación, para que ningún ciudadano cartaginés, y mucho menos, los manifestantes, se pudieran acercar al mismo. Solo lo podrían hacer los niños y las niñas previamente designadas, con sus respectivos maestros y maestras. Esto con el fin exclusivo de evitarle al ilegítimo presidente de este país, el abucheo de la población, que ha sido una constante en sus raras apariciones públicas. Se debe resaltar que en estos “mini estados de sitio”, la unidad policial mencionada, suplanta a la fuerza pública local, como lo hizo en Cartago (lo que provoca incluso el malestar dentro de la policía local). Todo esto en contradicción abierta con las disposiciones constitucionales y legales, que rigen este país, que no sabemos, a estas alturas, si la Sala Constitucional, así como reformó la prohibición de la reelección presidencial, también habrá suspendido las garantías constitucionales, el derecho al libre tránsito y a la libre expresión. Al acercarse los manifestantes a las vallas interpuestas por esta unidad policial represiva, estos fueron hostigados por los elementos represivos allí presentes. La indignación por la colocación de estas vallas, que contravienen desde todo punto de vista, la libertad de tránsito y la libertad de expresión, fue creciendo, no solo entre los manifestantes sino también entre la ciudadanía cartaginesa. Los peatones de dicha ciudad vieron violentado su derecho al libre tránsito, incluso para regresar a sus hogares. Recuérdese que a la hora en que esto ocurría, la mayoría de los y las trabajadoras, terminaban su jornada laboral y se disponían a regresar a sus casas. Ante la protesta e indignación de la gente, la policía arremetió contra aquella, realizando varias detenciones, completa y absolutamente de manera arbitraria, cuestión que queda claro en el hecho de que no solo detuvieron a algunos manifestantes, sino que a simples transeúntes. Por ejemplo, en otro sitio del cerco policial, distinto de donde se presentaron algunos enfrentamientos, se realizó la detención de un joven universitario que apenas venía bajándose del autobús que lo había llevado hasta Cartago y se acercó a la valla policial. Simplemente por su apariencia externa, ropas negras, dicho estudiante, que no conocía la ciudad de Cartago, fue detenido arbitrariamente, acusado falsamente de haber golpeado a una muchacha. Se le requisó, fue filmado por una videocámara manipulada por una policía, llevado a una perrera, intimidado y luego conducido a la comandancia del lugar, donde permaneció detenido por dos horas. Mientras estuvo detenido en la comandancia, pudo escuchar las quejas de otro transeúnte detenido, quién reclamaba por su hija, con la cual había asistido a lo que él creyó iba a ser un desfile de faroles más. Este joven universitario, mientras duró su detención, no tuvo derecho a llamar a algún abogado, ni fue intimidado respecto alguna acusación en su contra, y luego, fue liberado sin explicación alguna, con amenazas veladas de posteriores represalias policiales y judiciales.
Este gobierno ilegítimo, al igual que el de Calderón en México, parece tener pánico de la gente, no soporta ni el menor asomo de protesta. Se siente tan inseguro en su usurpada función, que viola principios constitucionales impunemente y con el silencio cómplice de la Sala Constitucional, la que también usurpó funciones como reformadora de la constitución. Quizá por ello mismo, Arias fue de los primeros gobiernos en felicitar a Calderón como presidente de México, sin considerar los cuestionamientos que hasta la fecha mantiene el Partido de la Revolución Democrática en aquel país. Esta actitud violatoria del orden constitucional, por parte del gobierno espurio de Arias, continúo el día 15 de setiembre en la ciudad capital, donde de nuevo se estableció un “mini estado de sitio”, alrededor del lugar donde se realizaría la actividad oficial de esta fecha. Allí, custodiados por el cerco policial, realizaron su acto, el gobierno ilegítimo, mostrando a Arias y al corrupto alcalde de la ciudad de San José en un secreteo permanente.
San Ramón de Alajuela, setiembre 2006.
Asamblea Popular de Occidente
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